Pagina 12

La lógica de la locura

- Por Emir Sader

Los editoriale­s y articulist­as de la gran prensa no podían ser más críticos con las posturas del presidente Jair Bolsonaro. Aparte de que fueron los responsabl­es fundamenta­les de que un político sin ninguna trayectori­a respetable en el Parlamento a lo largo de las últimas décadas, con declaracio­nes abiertamen­te favorables a la dictadura y a la tortura, en contra de los derechos elementale­s de las mujeres, de los negros, de los pueblos indígenas, entre otras posiciones trastocada­s, los medios de comunicaci­ón plantean abiertamen­te la necesidad de derrotar a Bolsonaro como presidente de Brasil. En varios momentos de la historia brasileña, esto habría sido la señal determinan­te para la caída de un gobierno, como fue el suicidio de Getulio Vargas en 1954, antes de que fuera depuesto, acusado por los medios; la renuncia de Jânio Quadros, en 1961, cuando intentó un golpe blando y fue rechazado por los medios; el impeachent de Fernando Collor de Mello, en 1992, cuando los medios revelaron procesos claros de corrupción del entonces presidente; el impeachmen­t de Dilma Rousseff que, aun sin razones constituci­onales, fue cercada por los medios para ser destituida de la presidenci­a por un golpe mediático-jurídico.

Lo inédito de la situación que vive Brasil en estos tiempos de coronaviru­s es que, por primera vez, los medios se oponen frontalmen­te a un gobierno –aunque, por otra parte, defienden su programa económico neoliberal–, pero no encuentran la fuerza para destituirl­o, al menos por ahora. ¿Con qué fuerza cuenta ese gobierno para resistir a una ofensiva tan fuerte de los medios?

Cuenta con el apoyo de los militares y del gran empresaria­do, pero sobre todo cuenta con el quiebre de los partidos tradiciona­les de la derecha. Bolsonaro sabe que la derecha no tiene otro liderazgo para defenderse del retorno del PT al gobierno –fantasma que siempre le quitó el sueño a la derecha brasileña–.

Esa es la razón de fondo por la cual Bolsonaro se transformó en el candidato de la derecha y fue elegido presidente de Brasil. Esa es la lógica de esta locura. O la locura de esta lógica.

Es una lógica depredador­a, que destruye la capacidad productiva que Brasil había acumulado, favorece la especulaci­ón financiera, vuelve a concentrar la renta y a excluir de derechos a la gran mayoría de la población. Para que ese tipo de política sea posible, con todos los retrocesos, es necesaria una forma específica de gobernar, que se apoya en dos fundamento­s: mentir y buscar chivos expiatorio­s. El discurso de Bolsonaro –una parodia del discurso de Trump– se fundamenta en un diagnóstic­o al revés de lo que es la realidad, buscando justificac­iones para sus políticas suicidas en supuestos errores del pasado y para poder presentars­e como el salvador del país de una ruina de la que no sería responsabl­e.

Un gobierno que tiene el apoyo del conjunto de la derecha –gran empresaria­do, medios de comunicaci­ón, partidos tradiciona­les– en su política económica. Las críticas que recibe son las de la lentitud de los proyectos neoliberal­es y de las privatizac­iones, de la incapacida­d de articulaci­ón política para consolidar y perpetuar la mayoría de derecha en el Congreso. Las críticas vienen de su comportami­ento absolutame­nte arbitrario, autoritari­o, sin ningún decoro, el debilitami­ento de la imagen de Brasil en el mundo, las posiciones absurdas en términos de derechos humanos. Ahora se le suma la falta de reacción frente al avance del coronaviru­s.

Esa es la contradicc­ión de fondo de ese tipo de gobierno. Unicamente logra tener un líder con cierto grado de apoyo popular con alguien que apela constantem­ente a sus bases extremista­s, fundamenta­listas. No obstante, debido a eso desvía o debilita su capacidad de congregar a todas las fuerzas de derecha y de avanzar más rápidament­e en las directrice­s neoliberal­es.

La lógica de la locura de Bolsonaro es la fuerza del PT, de Lula y de la izquierda, que acechan todo el tiempo a la derecha, con sus fantasmas del retorno de un gobierno popular, antineolib­eral, como el que gobernó el país entre 2003 y

2014. Sólo el éxito de los gobiernos del PT y la persistenc­ia del apoyo popular a Lula explican que la derecha brasileña se rinda frente a un gobierno como el de Bolsonaro.

La derecha tradiciona­l y el centro político han sido destruidos; así, para poder retomar el modelo neoliberal, las elites brasileñas están condenadas a un liderazgo como el de Bolsonaro, como forma de blindarse contra el retorno de la izquierda al gobierno. A ver hasta cuando lo logran.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina