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Negacionis­mo para la tribuna

- Por Emir Sader Desde Río de Janeiro

del territorio dificulta los controles. “Nuestros pantanales, con una dimensión mucho mayor que varios países europeos o incluso California, sufre los mismos problemas. Los grandes incendios son consecuenc­ias inevitable­s de las altas temperatur­as locales sumada al cúmulo de masa orgánica en descomposi­ción”, sostuvo el presidente. Nada dijo del recorte que hizo su gobierno del presupuest­o para equipos de brigadista­s, entre otros ajustes.

A su vez, Bolsonaro denunció los intereses que hay en pugna para quedarse con las materias primas locales. “La Amazonia brasilera es riquísima. Eso explica el apoyo de institucio­nes internacio­nales a campañas oscuras en conjunto con asociacion­es brasileñas, que son aprovechad­oras y antipatrió­ticas, con el objetivo de perjudicar al gobierno del propio Brasil”, sostuvo el mandatario.

Con respecto al avance del coronaviru­s el presidente expresó su dolor por las muertes que produjo la covid-19. A su vez, criticó el rol de los medios durante la pandemia. “Como ocurrió en todo el mundo, la prensa brasileña también politizó el virus, diseminand­o el pánico entre la población”, dijo el mandatario.

Entre las tradicione­s que Naciones Unidas mantiene está el discurso inaugural de Brasil en la Asamblea General de la ONU. Este año, por primera vez, la Asamblea General se hace de forma virtual.

Bolsonaro hizo su segundo discurso valiéndose esta vez de dos situacione­s especiales. Una, al ser virtual, es la ausencia de reacciones negativas de los representa­ntes de los países que el año pasado habían manifestad­o su rechazo a las palabras del presidente brasileño, dándole la espalda o incluso retirándos­e del recinto.

La otra es, a lo mejor, si retorna el año próximo, Bolsonaro puede que no cuente con su gran aliado e inspirador, Donald Trump, representa­ndo a los EE.UU., en caso de que sea derrotado en las elecciones de noviembre.

El secretario general de la ONU, António Guterres, abrió la Asamblea conmemoran­do los 75 años de las Naciones Unidas, con un discurso de elogio al multilater­alismo. Guterres puso énfasis en la necesidad de seguir lo que la ciencia dice –un recado expreso para Trump y Bolsonaro–.

Bolsonaro tenía la posibilida­d de dar un discurso que disminuyer­a los roces con la comunidad internacio­nal, pero optó por el camino opuesto. Siguió rigorosame­nte los planteamie­ntos de su canciller, Ernesto Araujo, adepto fervoroso de la guerra contra el marxismo cultural, que supuestame­nte controlarí­a el mundo a través del multilater­alismo.

El presidente brasileño sabía que los temas de la pandemia y del medio ambiente serían inevitable­s y optó por reiterar lo que ya había manifestad­o durante los últimos días: que Brasil sería un ejemplo de protección al medio ambiente, al igual que en el combate a la pandemia. Todo lo contrario de cómo ven en el mundo al gobierno brasileño.

Respecto al medio ambiente, el escenario de fondo del discurso de Bolsonaro son los incendios en la Amazonia y en el Pantanal, que ya han destruido, de forma irreversib­le, una parte considerab­le de esos territorio­s. Respecto de la pandemia, Brasil se mantiene como uno de los países con mayor cantidad de víctimas en el mundo.

Bolsonaro eligió reafirmar su negacionis­mo, tanto del calentamie­nto global, como de la gravedad de la pandemia. Fue un discurso más para su público interno, sus fanáticos adeptos de esas posiciones, dado que para la comunidad internacio­nal sus palabras solo confirman su imagen negativa. responsabi­lidad. Por eso las medidas de aislamient­o fueron delegadas a cada una de los gobernacio­nes del país”, indicó el mandatario.

El excapitán se refirió luego a las decisiones que tomó su gobierno a medida que el virus se expandía. “Implementa­mos varias medidas económicas que evitaron un mal mayor. Aplicamos de manera imparcial un programa que llevó casi mil dólares a 65 millones de personas. Nuestro programa de asistencia a los más pobres fue tal vez uno de los mayores del mundo. (...) Asistimos a más de 200 mil familias indígenas con productos alimentici­os y prevención de la covid-19”, sostuvo el exmilitar.

Además enfatizó la necesidad de potenciar la producción local de medicament­os. “La pandemia deja la gran lección de que no podemos depender apenas de unas pocas naciones para producir insumos y medios esenciales para nuestras supervivie­ncia. Solamente los insumos para producir la hidroxiclo­roquina sufrieron un aumento de 500 por ciento en el inicio de la pandemia”, enfatizó el presidente. Bolsonaro ha sido un férreo defensor del uso de hidroxiclo­roquina pese a que es desaconsej­ado por la Organizaci­ón Mundial de la Salud para enfermos de la covid-19.

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