China apura su vacuna
Sinovac anunció que su vacuna CoronaVac podría ser aplicada de manera masiva a principios de 2021
clínicas. El mes pasado comenzó con la fase 3 en 1600 voluntarios de Indonesia y el 21 de julio cerró un acuerdo para hacerlo con 9 mil personas de 12 centros en siete estados de Brasil (ya recibieron sus dosis 5600), cuyos exámenes son coordinados por el Instituto Butantan de San Pablo. Según indica el pacto con el país vecino, el gobierno de Jair Bolsonaro se asegurará, de tener éxito, un total de 62 millones de dosis: 46 antes de diciembre y las 16 restantes durante el primer trimestre de 2021. Además, desde Butantan se encargarán de la transferencia tecnológica, es decir, del llenado y el empaquetado de la fórmula, y podrían distribuirla a buena parte de los países sudamericanos.
Además de las pruebas en Turquía y Bangladesh, hace unos días, Sinovac firmó un acuerdo con la Pontificia Universidad Católica de Chile para iniciar sus pruebas allí. Será con 3 mil postulantes, podría comenzar en los próximos días y eso habilitaría al gobierno de Sebastián Piñera a contar con las dosis suficientes una vez que se compruebe el éxito del fármaco. Los resultados preliminares habían conseguido despertar anticuerpos neutralizantes en el 90% de las personas que, además, no experimentaron efectos secundarios de gravedad. Del examen participaron 743 voluntarios sanos (entre 18 y 59 años), de los cuales 143 se incorporaron en la Fase I y los otros 600 en la II.
Según las declaraciones de los voceros de Sinovac Biotech, pronto estarán en condiciones de fabricar 300 millones de dosis al año. De hecho, la sustancia activa –como sucede en la mayoría de los casos– ya comenzó a ser fabricada desde hace unas semanas. ¿Y eso por qué? Porque las compañías realizan la producción “a riesgo”: por la excepcionalidad de una pandemia, no podrían esperar a culminar todos los ensayos y recién en ese momento comenzar a escalar el producto. Se demoraría muchísimo más tiempo en llegar a la población mundial.
En este marco, Argentina ha establecido relaciones con Pfizer (EE.UU.) y BioNTech (Alemania) que prueban su vacuna en el Hospital Militar, con Sinopharm (China) que hace lo propio en estudios coordinados desde la Fundación Huésped, mientras que producirá la de AstraZeneca (Reino Unido) a partir de noviembre. Con Sinovac aún no se ha establecido un diálogo pero podría haberlo en poco tiempo. Desde aquí, lo interpreta Lozano: “Nuestro país podría ser un candidato a asociarse con Sinovac porque existe una gran circulación viral y por el reconocimiento que tiene el sistema de salud doméstico a nivel mundial. Para obtener resultados rápidos debe ser probada en territorios con muchos contagios, porque es la única manera de saber que protege contra la enfermedad. Como no es ético vacunar y después infectar intencionalmente, la gente que recibe sus dosis debe pertenecer a naciones que todavía están expuesta al coronavirus”. No obstante, Carballeda duda de esta propuesta y suma un matiz adicional al análisis: “Por lo que estuve indagando, Argentina no aplicará ninguna vacuna que no haya finalizado su fase III de ensayos, tal y como hacen China o Rusia por ejemplo. Realmente no sé si estará lista para principios de 2021”. Y remata: “Este virus nos ha enseñado que cada vez que hacemos predicciones tenemos problemas y debemos retractarnos, así que más vale ser cautos”.
“Argentina no aplicará ninguna vacuna que no haya finalizado su fase III de ensayos, tal y como hacen China o Rusia por ejemplo”.