La organización del colectivo indígena
Como colectivo, los pueblos indígenas de Río Negro, Neuquén y Chubut comienzan a tener visibilidad en los ’60, y llegan a los ‘90 con reivindicaciones y posicionamientos políticos sostenidos, sin ser partidistas, señalan los especialistas. Los niveles más altos de desarrollo como organización se dan en Río Negro y Neuquén. En Río Negro con la Coordinadora del Parlamento Mapuche Tehuelche en los ’90, que retoma la potencia organizativa de su antecesor, el Consejo Asesor Indígena, la organización que surge con la apertura democrática.
En Neuquén en los ‘80 nace la Confederación Mapuche. Ya se habían dado los primeros reconocimientos institucionales en los ‘60, cuando Felipe Sapag inicia un diálogo con representantes de las comunidades, “los loncos”, que se suman al esquema político del Movimiento Popular Neuquino. El obispo Jaime De Nevares apuntala la tarea de tender puentes y generar organización, hasta que en 1994 el Estado les reconoce preexistencia y la propiedad comunitaria de la tierra. El proceso se inicia con la apertura democrática, con la innovadora propuesta del CAI, que estructura al colectivo. Acopian y venden lana de ovejas, cooperativamente. Mucho tuvo que ver allí monseñor Miguel Hesayne, obispo de Viedma. Es él quien consigue, para salvar la debacle de la gran nevada de 1994, el dinero para un plan de recupero: “Una oveja para mi hermano”, se llamaba. Lo financiaba “una organización católica alemana”, recuerdan los memoriosos. Eso consolidó la presencia del CAI en los ’90 y fue el umbral para una nueva conciencia sobre la condición indígena en la zona.