La victoria llegó recién al final de la noche
El equipo cumplió una actuación regular, y cuando parecía que no podía ante el débil conjunto colombiano, apareció Salvio para darle otro festejo al plantel.
Boca salió al campo de juego con la misma actitud que imprimió en su anterior presentación en Asunción: presión, pero esta vez más a partir de la mitad de campo, y mucha movilidad y velocidad una vez que recuperó la pelota. Ante dicha evidencia, tras unos primeros instantes de incomodidad, el local se ordenó para no ofrecer tantos espacios, y empezó a moverla con la pasividad.
Tevez, inquieto y sin posición fija, fue un problema sin solución en los primeros instantes. El delantero forzó un tiro libre en el borde del área y a los 10 minutos, con un remate lejano, provocó la estirada del arquero Mosquera Marmolejo.
Pero Boca, como en el sprint final de la Superliga que terminó arrebatándole a River, se siente más peligroso con campo por correr. Como cuando Tevez quedó pie a mano, su definición fue obstruida por la barrida de un defensor, y el rebote le quedó a Salvio, quien hizo temblar el arco con su remate.
El esfuerzo le cobró la primera víctima a Boca: Gonzalo Maroni. El enlace, volcado a la izquierda y con la misión de inyectarle ida y vuelta a su manejo, intentó llegar al área con la pelota, perdió con su marcador y en la caída mostró gestos de un tirón en la cara posterior del muslo izquierdo. Somoza lo reemplazó por el juvenil Obando, más acostumbrado a recorrer el carril completo.
El juego se fue desinflando en la medida que se acercó el descanso. El local no aceleró jamás el control de la pelota, y Boca no volvió a encontrar espacios para sus jugadores más rápidos. Boca intentó profundizar en el segundo tiempo, pero la falta de precisión en algunos jugadores se lo impedía, hasta que faltando dos minutos apareció Salvio para marcar la única diferencia del encuentro.