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Arrancó ganando su camino rumbo a Qatar

Lo mejor del equipo de Scaloni se vio en la primera media hora. Lionel Messi, capitán y referente de la nueva camada de jugadores, anotó el gol de penal.

- Por Malva Marani

Van 35 minutos de juego y baja de las gradas el canto invisible y artificial, que hasta ahora venía haciendo ruido ante las tribunas vacías de la Bombonera, y de golpe se correspond­e con la realidad y deja de desafinar: es que se escucha “Olé, olé, olé, Messi, Messi” y, aunque no haya voces reales en la cancha de Boca entonando para felicitar al ídolo, su dinamismo, su fútbol y sus ganas se aplauden igual, a la distancia protocolar que exige la nueva normalidad de la pelota en estos tiempos de pandemia. Es que el astro del Barcelona acaba de presionar al ecuatorian­o Estupiñán hasta arrebatarl­e la pelota, luego de que Ocampos la perdiera intentando jugar por la derecha. Y ahí ocurre el milagro pandémico: cuando el parlante que representa al hincha se sintoniza con él, para celebrar el juego que muestra el mejor jugador del mundo en el inicio de su quinta aventura mundialist­a, quizás la última.

En un partido en el que los libretos previos no se alteraron demasiado cuando la pelota empezó a rodar -Argentina fue el de la iniciativa; Ecuador, a esperar- y en un debut en las Eliminator­ias Sudamerica­nas con apenas una práctica de fútbol para el elenco de Lionel Scaloni (y apenas un mes desde que Gustavo Alfaro se calzó el buzo del Tri), la mirada se entusiasmó siguiendo a Messi.

Si desde las casas argentinas se sueña siempre con lo que pueda mostrar el capitán albicelest­e, ante Ecuador Messi encendió los motivos de esa ilusión. Las dos jugadas más claras del primer tiempo –en un partido en el que Paredes y De Paul no estuvieron finos para conectar con la línea ofensiva– las protagoniz­ó el rosarino y en ambas bajó hacia el campo albicelest­e para inaugurar los ataques. En la primera, a los cinco minutos, conectó con Paredes, quien le devolvió con profundida­d en un avance que terminó en

“La movilida de Messi fue lo mejor del 1 a 0. La actuación de los de Scaloni fue discreta, y fue desmejoran­do en la segunda parte”.

córner. En la segunda, tan sólo cinco minutos después, la figura del Barcelona arrastró consigo a dos jugadores de la banda derecha ecuatorian­a y arrancó una jugada que culminó con la brusca barrida de Estupiñán y el penal sobre Ocampos.

Messi, al igual que ante Brasil y Uruguay, los últimos dos juegos (amistosos) previos al parate de la pandemia, fue quien convirtió el penal que le dio a Scaloni la primera victoria en su debut en Eliminator­ias. Con su gol, además, evitó que su amigo Luis Suárez (que anotó para el 2-1 sobre Chile) se erigiera como el más goleador en la tabla histórica de las clasificac­iones mundialist­as. Ahora, igualan con 22 gritos.

Esa movilidad de Messi fue lo mejor en un 1 a 0 en el que la actuación de los de Scaloni fue discreta, y fue desmejoran­do en la segunda parte, con un equipo todavía más desarticul­ado, y un Ecuador que se animó un poco y no igualó porque no tuvo con qué. Cuando el silbato anunció el final, en las casas argentinas habrá quedado sabor a poco. Y ante esa pobreza escénica que es un estadio sin hinchas, y ese cierre desabrido del once argentino, lo mejor fue Messi, una vez más, que ilusionó con sus ganas y su fútbol en el comienzo de la aventura a Qatar.

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AFP Messi festeja el 1-0 ante Ecuador con De Paul y Paredes.
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AFP Lionel Scaloni le da indicacion­es a Rodrigo De Paul.

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