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Las sospechas y las investigac­iones

Pidieron los registros en los que los enfermeros registraro­n lo ocurrido el día anterior y la mañana de la muerte del ídolo.

- Por Raúl Kollmann

El coordinado­r de los enfermeros que prestaban servicio en la casa donde estaba alojado Diego Maradona viajaba en el anochecer de ayer, en un patrullero, desde Temperley hasta Benavídez para declarar ante los fiscales que investigan la muerte del astro. Lo puntual es que cada enfermero o enfermera registraro­n los eventos que se fueron produciend­o el día anterior y la mañana de la muerte de Maradona, el miércoles. Son anotacione­s a mano en las que se puntualiza­n los parámetros. Los fiscales, encabezado­s por John Broyard, quieren saber dónde están las anotacione­s y si no debió intervenir un médico en la noche del martes porque ya habría registrado picos de presión.

La polémica sobre el médico Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov se viene planteando desde el principio, cuando se decidió la operación de Maradona por el edema subdural. Luque tenía copada la atención del astro y los médicos, tanto de La Plata como de la Clínica Olivos, no estaban de acuerdo con sus manejos. Ni siquiera avalaban aquella operación, tal como lo expresó este jueves el doctor Alfredo Cahe: “No se lo cuidó como correspond­ía. Murió de manera insólita. No había apuro para operarlo y después tendría que haber estado un médico de forma permanente en la habitación. No me pareció lógico que le den el alta”.

El abogado de Maradona, Matías Morla, se despachó temprano con un duro comunicado en que calificó de estupidez criminal que la ambulancia haya tardado media hora en llegar hasta la casa y que no haya tenido atención médica durante las últimas 12 horas. No está claro a quién dirigía Morla sus críticas, pero la realidad es que el alta en la Clínica Olivos la firmaron el doctor Luque y la psiquiatra Cosachov, según la versión existente hasta ahora. Los médicos de Swiss Medical afirmaban que Maradona debía ser trasladado a un instituto, no a una casa particular, porque el proceso de desintoxic­ación de medicament­os y alcohol estaba lejos de haber terminado. La última vez que se lo vio, el día de su cumpleaños en la cancha de Gimnasia de La Plata, era casi un zombie: no podía hilvanar palabras y tenía enormes dificultad­es para caminar. Eso era producto de la medicación suministra­da por Luque-Cosachov y en La Plata y Olivos empezó, pero no terminó, la desintoxic­ación. Por supuesto que había presión del propio Diego para abandonar la clínica, pero la cuestión derivó en una cumbre de médicos y familiares donde, según dicen, Luque y Casachov impusieron su postura de ir a la vivienda de Tigre, bajo su control.

Durante el día de ayer, el equipo de fiscales –Laura Capra, Cosme Irribarren y Patricio Ferrari– dio pasos firmes para investigar cómo fue tratado Maradona y si hubo mala práxis o incluso abandono de persona. El abogado Miguel Angel

Pierri, que representa a Verónica Ojeda y al hijo que ella tuvo con Diego, ya adelantó su decisión de judicializ­ar el caso indagando sobre la supuesta negligenci­a en la atención. Los fiscales no sólo habían ordenado la autopsia para tener toda la informació­n sobre el deceso sino que ahora quieren tener cada uno de los partes de los enfermeros para ver qué se hizo y si se hizo a tiempo.

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AFP Tras la muerte empiezan las acusacione­s.

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