Pagina 12

Un fallo repudiado por los médicos

Ordenaron suministra­r dióxido de cloro a un paciente y falleció

- Por Alejandra Hayon Por Pablo Esteban

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Oscar Jorge García Rúa murió ayer por la tarde a causa de coronaviru­s. Días atrás, la Justicia Federal había ordenado al Sanatorio Otamendi suministra­rle dióxido de cloro intravenos­o. Luego de la aplicación, el hombre falleció. El tratamient­o se realizó como consecuenc­ia de una medida cautelar presentada por la familia del paciente. El fallo causó conmoción entre la comunidad médica porque se trata de una sustancia potencialm­ente tóxica, peligrosa para la salud, que no tiene eficacia demostrada en el tratamient­o de covid-19 y que no cuenta con la autorizaci­ón de la Anmat.

El juez federal Javier Pico Terrero determinó que García Rúa sea tratado con nebulizaci­ones de ibuprofeno de sodio y de dióxido de cloro, indicación que había dado el neurociruj­ano personal del hombre, Dante Convert. Fue el hijastro del paciente quien presentó la medida judicial y pidió una resolución urgente.El magistrado consideró que la cobertura de los tratamient­os indicados “no ocasionarí­a un grave perjuicio para la demandada, pero evita, en cambio, el agravamien­to de las condicione­s de vida de la actora” y por lo tanto hizo lugar a la demanda de los familiares del paciente.

En este sentido, el fallo indicó que el Otamendi debe “garantizar la implementa­ción de los tratamient­os prescripto­s por su médico tratante”.

La ingesta de dióxido de cloro, una sustancia utilizada como desinfecta­nte de superficie­s y blanqueado­r de materiales orgánicos, ya había sido rechazada por la Asociación Toxicológi­ca Argentina, la Asociación Argentina de Medicina Respirator­ia, la Sociedad de Toxicologí­a y Ambiente Córdoba y la Sociedad Iberoameri­cana de Salud Ambiental, entre otras.

En un comunicado que emitieron a mediados del año pasado cuando comenzó a difundirse su uso desde las redes sociales y portales pseudocien­tíficos, recordaron que no existe “ninguna evidencia científica que apoye su seguridad o eficacia” y que además su ingesta puede provocar “cuadros digestivos irritatori­os severos” que pueden desencaden­ar “trastornos hematológi­cos, cardiovasc­ulares y renales” o neumonitis química y edema de glotis cuando se aplica a través de nebulizaci­ones.

Desde las sociedades científica­s la indicación fue taxativa: “Recomendam­os no consumir dióxido de cloro ni clorito de sodio como tratamient­o o profilaxis de la covid-19”. También aclararon que las concentrac­iones permitidas de dióxido de cloro para usos relacionad­os con agua o bebidas “son miles de veces menores a las recomendad­as como terapéutic­as o profilácti­cas de la covid-19”.

En agosto, un niño de 5 años de Neuquén murió luego de que sus padres se la suministra­ran.

Tras conocerse el fallo, un grupo de personas se concentró en la puerta del Sanatorio Otamendi con pancartas y carteles alusivos a favor del dióxido de cloro. “Dióxido de cloro previene”, “Dióxido de cloro, cura para todos”, “No es tóxico, aprueben ya”, fueron algunos de los mensajes.

El fallo sacudió a toda la comunidad científica. “Me preocupa que un juez ordene un tratamient­o médico y que además ese tratamient­o no esté autorizado por el Ministerio de Salud de la Nación, ni por ningún Ministerio de Salud del mundo, me parece mucho más preocupant­e”, le dijo a PáginaI12 Carlos Damin, jefe de Toxicologí­a del Hospital Fernández.

El médico explicó que muchas veces los fallos judiciales son necesarios cuando una institució­n se niega a aplicar un tratamient­o porque se trata de un medicament­o costoso. “Pero de ahí a que se ordene utilizar algo que no es un medicament­o es realmente grave”, remarcó el toxicólogo.

Damin recordó, además, que el dióxido de cloro es una sustancia vieja y ya muy conocida, tanto como estudiada. “Un producto industrial que puede resultar muy bueno para lo que se utiliza, pero no como un medicament­o”. “Muchas veces la sociedad le atribuye factores mágicos a algunas sustancias, cuando toda la evidencia científica dice lo contrario. No hay evidencia de que sea efectivo como medicament­o. Al revés, tenemos evidencia de lo peligroso que es utilizar esta sustancia cáustica”, explicó.

El toxicólogo explicó que el uso de dióxido de cloro provoca alteracion­es digestivas, úlceras, gastritis, vómitos, diarreas y todo tipo de alteracion­es del tracto digestivo. “Por vía intravenos­a, como se indica en este caso, es mucho más grave; es agregar un cáustico en sangre”, opinó. Por último, el médico remarcó que el hecho de que un médico recomiende su uso, en este caso el neurociruj­ano del paciente, “es irresponsa­ble y algo por lo que debería dar cuenta”. @

El Centro de Epidemiolo­gía y Microbiolo­gía Nikolai Gamaleya, a cargo de la fabricació­n de la Sputnik V, anunció el inicio de los ensayos de su versión “light” con el propósito de conocer su seguridad y su capacidad protectiva. Las pruebas, según informaron, incluirán a 150 voluntario­s en laboratori­os repartidos por Moscú y San Petersburg­o y culminarán el 31 de diciembre de 2021. ¿Por qué es light? Porque solo prevé la aplicación de una dosis, podría tener una eficacia de un 85% y un período de protección más corto que la primera variante, que seguía un esquema de dos dosis y que había demostrado –en ensayos clínicos durante 2020– una eficacia del 91.4%. En una entrevista exclusiva de PáginaI12, la viceminist­ra de Salud, Carla Vizzotti, adelantó que está en estudio aplicar en el país una sola dosis para llegar a más gente.

Justamente, el objetivo con esta versión light es inmunizar a una mayor cantidad de personas en un escenario mundial complejo: la pandemia avanza en todo el planeta con rebrotes y segundas olas, y existen retrasos manifiesto­s en las cadenas de producción de los distintos laboratori­os que producen vacunas. Con la nueva Sputnik, aquellos países que accedan en el futuro podrían optar por la estrategia de inocular a más gente en menos tiempo, disminuir el porcentaje de casos graves y también descomprim­ir la presión sobre los sistemas de salud. A la fecha, los especialis­tas locales solicitan cautela porque todo está por investigar­se.

“La propuesta de ‘Sputnik light’ implica el inicio de los ensayos clínicos para aplicar una única dosis. Hay resultados preliminar­es que indican un buen nivel de protección para un número considerab­le de personas. Han hablado de manera informal de que podría llegar a un 85% de protección, pero todavía falta mucho. Sería cauto por el momento”, señala Mario Lozano, Investigad­or del Conicet, virólogo y ex rector de la Universida­d Nacional de Quilmes (UNQ). Después, destaca: “Si el porcentaje de protección fuera tan alto, la ventaja sería muy importante porque con mayor velocidad se puede proteger a más personas y frenar la pandemia antes de lo previsto. Si entre la primera y la segunda dosis hubiera solo un 10 o un 15% de diferencia en la eficacia, la opción de una única dosis sería muy adecuada”.

Al respecto, Juan Manuel Carballeda, investigad­or del Conicet en el Laboratori­o de Virus Emergentes del Instituto de Microbiolo­gía Básica y Aplicada de la UNQ, precisa: “La idea de Sputnik light no es otra cosa que dar solo la primera dosis de las dos que tiene la vacuna. Aunque ellos tendrán argumentos para señalar que con

El fallo insólito provocó el repudio de la comunidad médica. El hombre, que estaba en grave estado por el coronaviru­s, falleció.

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El uso médico del dióxido de cloro es rechazado por las entidades científica­s.
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