Plataformas justicieras
Hoy censuran a un líder violento y antidemocrático lo cual construye cierto aval social y una propensión a simpatizar con la medida. Pero mañana pueden hacerlo con líderes democráticos y pacíficos. La acción a medir es la de censurar.
La libertad de expresión es la posibilidad de decir, escribir, leer y publicar todo lo que quieras. Toda clase de ideas, opiniones y puntos de vista deben ser posibles de expresarse en público. La libertad de expresión es uno de los puntos básicos de los derechos humanos.
Se pueden tener las más calificadas aprensiones sobre Donald Trump. Y muy probablemente las peores consideraciones sobre su gobierno y su personalidad sean correctas. Es más, no estaría mal como enseñanza histórica para el futuro, que le inicien Juicio Político en virtud de la Enmienda 25 de su Constitución Nacional y lo remuevan del cargo. Algunos destacados miembros de la vida política, militar y social de Estados Unidos creen, aunque solo falten 11 días para que deje su cargo, que es muy peligroso que todavía posea el poder sobre el uso del arsenal nuclear estadounidense y que todavía pueda causar mucho daño a las instituciones formales del país.
Allá ellos, los dirigentes de ese país y su forma de resolver los conflictos derivados de la pugna política. En este caso fuertemente encuadrados en actitudes violentas, antidemocráticas, cuasi golpistas y mesiánicas de su propio presidente.
Todo esto lo colocamos en un lugar del análisis, pero en otro observamos con cierto escozor y consideramos también como peligroso que empresas privadas, como las grandes plataformas digitales Twitter y Facebook, se autoadjudiquen calidades judiciales y bloqueen las cuentas de Trump, impidiendo el acceso del presidente a sus redes, y por ende privando a millones de norteamericanos de conocer, mediante esos importantes y masivos instrumentos, lo que piensa su principal referente.
No es cierto, como algunos afirman, que a Trump lo dejaron sin voz. Esto aplica a las redes, pero Trump puede hablar, escribir y grabar audios para miles de periódicos, canales de TV, radios, revistas, blogs e incluso otros formatos audiovisuales (en caso que no lo censuren) como You Tube y Whatsapp. Pero lo cierto es que, en los espacios de distribución de información más importantes del mundo, y donde el mismo
Trump construyó su vinculación directa con el electorado de su país, ha sido censurado.
Es lógico preguntarse ante esto si lo que están haciendo Face y Guasap los coloca ante su definitivo rol de medios de comunicación de nuevo tipo y los aleja del pretendido sentido neutro de meros intermediarios de contenidos. Acá, en este caso, parecen opinar sobre lo que postea Trump, es claro que se meten con los contenidos y es visible que eligen censurar. O sea que consideran a una opinión (tal vez crispante, bestial, violenta) pero opinión al fin, como un delito. Pero no son jueces para hacerlo y sientan un precedente extraordinariamente amenazador en el campo de las libertades públicas y los derechos humanos.
Si lo que Trump dice es opinión, es inviolable su derecho a expresarlo y si lo que dice es un delito, será la justicia, y no una empresa privada, la que debe decidir. Así de simple.
Se puede argumentar que la censura a Trump en las redes no viola la libertad de expresión sino que castiga el acto de impulsar acciones violentas o el aliento a generar violencia concreta y eso ya no está protegido por el derecho a la libertad de expresión. Agregamos esto como para entender otra mirada sobre el tema.
La Corte Suprema norteamericana hace una sutil pero necesaria distinción en lo que llama “fighting words” (palabras de pelea) y sostiene el criterio que la libertad de expresión puede limitarse ante la incitación al odio y no en la mera manifestación de ideas u opiniones odiosas.
Pero la mayoría de los especialistas acuerda que la libertad de expresión no tiene límites: “Toda persona tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión,” dice el artículo 19 de la Declaración universal de Derechos Humanos.
Existe cierta jurisprudencia constituciona en EE.UU., que es tomada por cortes europeas e incluso ha sido fijada por el Tribunal Europeo de DD.HH. que se dio en llamar “el libre mercado de las ideas” siendo este espacio la garantía “imprescindible” para que pueda haber un debate amplio y completo.
En un fallo del Tribunal europeo conocido como Sentencia 235/2007 “Caso Librería Europa” la corte falló que “nuestro ordenamiento constitucional no permite tipificar como delito la mera transmisión de ideas, ni siquiera en los casos en que se trate de ideas execrables por resultar contrarias a la dignidad humana”.
Puede haber interpretaciones diversas sobre lo que significa la libertad de expresión, pero nadie pone en duda que es uno de los derechos humanos más preciados. Por eso es preocupante que tamaña dimensión legal sea manejada por empresas privadas ya que eso es riesgoso para los pactos democráticos de las sociedades. Más allá de Trump.
* Diputado nacional MC - Río Negro. Presiden-te de la Comisión de Comunicaciones e Informática 2003/2007. Coordinador general del Sistema Argentino de Televisión Digital 2009/2015. @
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que el proceso de juicio político que se debate en el Congreso es “absolutamente ridículo”. Lejos de ensayar una autocrítica y a días de dejar el poder, el magnate republicano dijo que su discurso previo al asalto al Capitolio fue “totalmente apropiado” y graficó su situación actual como “la mayor caza de brujas de la historia”. Un día antes de la violenta jornada, una oficina del FBI de Virginia había emitido una advertencia interna señalando que manifestantes extremistas se estaban preparando para una “guerra”. La revelación del Washington Post es una muestra más de los graves errores que se cometieron a la hora de prevenir la revuelta que dejó un saldo de cinco muertos y decenas de detenidos.
Trump viajó el martes a Texas en su primera salida desde el ataque al Congreso, reiterando su voluntad de permanecer en la Casa Blanca hasta el fin de su mandato y pese a la presión de los congresistas demócratas que exigen su salida inmediata. Visitó el muro fronterizo con México, emblema de su política antimigratoria. El lunes por la tarde se reunió con el vicepresidente Mike Pence, quien rechazaría el pedido de los demócratas para destituirlo invocando la 25ª Enmienda de la Constitución. En el Congreso se votará este miércoles el impeachment bajo el cargo de “incitación a la insurrección” que podría convertir a Trump en el primer presidente de Estados Unidos en ser acusado dos veces en un juicio político.
“Esta es realmente la continuación de la mayor caza de brujas de la historia. Es ridículo, es absolutamente ridículo. Este impeachment está causando una ira inmensa”, dijo el presidente estadounidense desde los jardines de la Casa Blanca y antes de subirse al avión que lo depositaría en el estado de Texas. “No quiero violencia”, agregó en su primera declaración a la prensa desde la revuelta del seis de enero. También denunció el “error catastrófico” de redes sociales como Twitter y Facebook que suspendieron su cuenta acusándolo de incitar a la violencia.
Trump viajó a Alamo, Texas, para “marcar la finalización de más de 400 millas (640 kilómetros) de muro fronterizo”, algo que considera una “promesa cumplida”. Sin embargo, en los papeles se está muy lejos del “gran muro” prometido por Trump en la campaña electoral de 2016. Del total finalizado, solo unos 20 kilómetros fueron construidos en zonas en las que antes no existía ninguna barrera física. El resto corresponde a mejoras o refuerzos de barreras ya existentes. Además México nunca pagó por el muro, tal como había prometido Trump.
Durante su fugaz visita a territorio texano, el mandatario saliente pronosticó una “calamidad absoluta” para la seguridad y la salud pública del país si Joe Biden revierte sus políticas migratorias y no sigue construyendo el polémico muro con México. También aseguró que “es el momento de que nuestra nación se recupere y el momento de la paz y la calma” y lamentó que “una turba irrumpió en el Capitolio y destrozó los pasillos del gobierno” porque “creemos en la legalidad, no en la violencia ni los disturbios”.
Con el respaldo de una gran cantidad de congresistas demócratas y el posible apoyo de algunos republicanos, se espera que la acusación contra Trump se apruebe fácilmente el miércoles. El exitoso empresario podría convertirse en el primer presidente estadounidense que es sometido a dos juicios políticos en el Congreso.
“Es la mayor caza de brujas de la historia. Es absolutamente ridículo. Este impeachment está causando una ira inmensa.”
Trump ya fue sometido a un impeachment cuando la Cámara de Representantes lo acusó en diciembre de 2019 de presionar al mandatario ucraniano para que investigara por presunta corrupción a Joe Biden, actual presidente electo y quien entonces aparecía como su principal rival político. Trump fue finalmente absuelto por el Senado de mayoría republicana.
Tras una eventual nueva acusación de la Cámara Baja, queda la duda sobre el rumbo y el desenlace del juicio que luego tendría que celebrarse en el Senado. Los demócratas tomarán el control de la Cámara Alta el 20 de enero, pero necesitarán el apoyo de muchos republicanos para lograr la mayoría de dos tercios necesaria para condenar al presidente. Decididos a no perder el tiempo, los demócratas buscaban aprobar el martes una resolución pidiendo al vicepresidente Mike Pence que destituya al presidente de su cargo.
Mientras no lo saquen del poder, la “complicidad” de los republicanos con Trump “pondrá en peligro a Estados Unidos”, advirtió la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Acusando al inquilino de la Casa Blanca de haber “incitado a una