Aventuras a la vieja usanza
Togo, con Willem Dafoe y Julianne Nicholson, en la plataforma Disney+ Las películas de Disney con actores y animales de carne y hueso forman parte de una tradición que el director Ericson Core enaltece.
Estados Unidos, 2019.
Dirección: Ericson Core.
Guion: Tom Flynn.
Duración: 113 minutos.
Intérpretes: Willem Dafoe, Julianne Nicholson, Christopher Heyerdahl, Richard Dormer, Adrien Dorval.
Estreno: disponible en Disney+. @
A pesar de sus fondos digitales de última generación, el corazón de Togo es rabiosamente old school. Las películas marca Disney con actores y animales de carne y hueso forman parte de una extensa tradición que atraviesa las décadas, y el de Ericson Core es el último ejemplar de una raza muchas veces digna y orgullosa, otras tantas demasiado empalagosa. Esta reconstrucción de una historia real ocurrida en 1925 forma parte de ese primer linaje: un largometraje pensado para toda la familia que no infantiliza peligros ni dolores, pero tampoco golpea debajo de la cintura. Willem Dafoe encarna a Leonhard Seppala, un inmigrante noruego en Alaska –criador de perros de trineo, hombre tan parco y duro como justo y honesto, na haciendo de Togo un botón de muestra irresistible del clasicismo bien entendido. El protagonista se monta sobre su trineo con el husky siberiano Togo liderando el equipo de perros, aunque esa precisa calibración de conocimientos y técnicas humano-caninas no siempre se dio de manera tan perfecta. La película dispara el primero de una serie de extensos flashbacks. Diez años antes, el pichicho en cuestión era un cachorro demasiado pequeño para pensar siquiera en un futuro rol como animal de tiro, y la desobediencia a las órdenes del amo y sus cualidades revoltosas lo hacían candidato al sacrificio, ya sea este literal o bajo la forma de un regalo a algún vecino en busca de mascota. Sólo la esposa de Seppala, interpretada por la versátil Julianne Nicholson (ha particien grandes producciones de Hollywood y en fims independientes argentinos), confía en que debajo de esa pelambre y ojos inquietos se esconden características excepcionales.
Entre el pasado y el presente, alternando además el peligroso viaje con la situación sanitaria cada vez más angustiante en el pueblo de Nome, Togo va construyendo un relato que, a fin de cuentas, no tiene otro destino que el de destacar el profundo vínculo que puede establecerse entre un ser humano y un animal. Claro que no faltan secuencias llenas de adrenalina, como la carrera pendiente abajo hacia un abismo que parece inexorable o el cruce de un mar helado que cruje como un monstruo con cada metro ganado. Willem Dafoe, esa institución, no necesita hacer mucho para que su personaje parezca creíble y entrañable –a pesar de sus zonas hoscas y tercas–, y su rostro curtido es ideal para conjugar ese prodigio tan sobrehumano como factible. Lejos de cualquier ñoñez, la historia de Seppala y su perro Togo es tan noble como el protagonista perruno, siempre dispuesto a ponerse al frente del tiro aunque las fuerzas parezcan a punto de agotarse.
Willem Dafoe no necesita hacer mucho para que su personaje parezca creíble y entrañable, a pesar de sus zonas hoscas y tercas.