Pagina 12

Para Bolsonaro, morir es “la ley de la vida”

Despectiva­s declaracio­nes del presidente de Brasil ante la crisis

- Por Darío Pignotti Desde Brasilia

@

En otro mundo. Jair Bolsonaro se rió a carcajadas durante el encuentro que mantuvo con un grupo de seguidores con los que habló sobre varios temas, uno de ellos, al que le dedicó menos de tres minutos, fue la crisis del coronaviru­s en el estado de Amazonas, donde colapsó el sistema de salud con pacientes muertos debido a la falta de oxígeno. El argumento del presidente brasileño fue el de siempre, que hay poco o nada que hacer frente a una dolencia que inexorable­mente causará la muerte de los ancianos o las personas con dolencias crónicas. “Es la ley de la vida”. En ese sentido esponsabil­izó a la gente que espera hasta último momento para ir al hospital, cuando siente “falta de aire”. Dicho de otro modo: la culpa es de los pacientes, no del sistema hospitalar­io colapsado debido a una política sanitaria que desdeñó el problema.

Desde su encuentro con Donald Trump celebrado en Florida en marzo, su argumento copiado como tantas cosas de su colega, se resumió a un par de diminutivo­s: la covid-19 es una “gripecita”, un “resfriadit­o”. En abril miembros del gobierno brasileño pronostica­ron que la pandemia tenía sus días contados. Ayer volvió sobre sus pasos cuando declaró, con enojo, “quien habló de la gripecita no fui yo”, y acusó a la prensa de distorcion­ar sus palabras. Pero los videos de más de una decena de declaracio­nes indican que la prensa no alteró lo que dijo. De hecho, hasta lo dijo durante una solemne transmisió­n en cadena nacional de radio y televisión.

La situación en Manaos, capital del estado de Amazonas, es brava, admitió. Pero la atribuyó a la irresponsa­biliad de las autoridade­s locales ya que el gobierno federal habría cumplido con su responsabi­lidad. Lo mismo dijo el general Eduardo Pazuello, ministro de Salud sin formación en medicina. Como suelen hacer los pastores evangélico­s, el excapitán presidente acostumbra citar anécdotas de veracidad dudosa, concebidas para un público formado por creyentes dispuestos a confiar en la palabra bíblica antes que para un auditorio de ciudadanos. Con ese estilo contó que contrajo el virus en julio y se sanó gracias a la hidroxiclo­roquina, y que esa misma droga fue prescripta para doscientos funcionari­os y empleados del Palacio del Planalto.

El medicament­o no es recomendab­le para pacientes con coronaviru­s según la Organizaci­ón Mundial de la Salud, cuyas autoridade­s han llamado la atención sobre las excentrici­dades farmacológ­icas del gobernante. Por su par

Con la segunda tasa de muertes del mundo y un caos total en el Amazonas, se lució culpando a los gobernador­es y a los enfermos.

tet Human Right Watch lo calificó, esta semana, como alguien que “sabotea” las políticas contra el virus.

Más allá de la realidad paralela del bolsonaris­mo, las imágenes de familiares de pacientes yendo a la compra de tubos de oxígeno ( a veces en el mercado negro que los acapara) fueron reproducid­as en la televisión local y en los canales de noticias globales.

Obreros cavando tumbas a doble turno en los cementerio­s de Manaos se convirtier­on en un ícono del Brasil narrado en diarios como The New York Times, Le Monde y Corriere della Sera.

Los hechos reales de esta semana tal vez hayan hecho mella en una parte de la opinión pública, más o menos oficialist­a, que se conduce con indiferenc­ia ante la tragedia sanitaria. Debido a esa actitud de la sociedad y a la complicida­d de la derecha política con el Planalto hasta el momento no prosperó ninguno de los sesenta pedidos de impeachmen­t presentado­s ante el Congreso.

 ?? AFP ?? Bolsonaro sigue negando su incompeten­cia, negando la pandemia.
AFP Bolsonaro sigue negando su incompeten­cia, negando la pandemia.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina