Las olas y el viento entre contagios y restricciones
Balance de la primera quincena de la temporada en la costa atántica
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La temporada inédita que vive Mar del Plata en tiempos de pandemia tiene sabor a poco. Es cierto que ningún empresario soñaba con recibir un salvavidas del cielo en el verano pero tampoco imaginaba esto: una primera quincena con un clima inestable, con una ocupación magra que ronda el 30% tanto para hoteles, balnearios y alquileres, y con teatros que reúnen un volumen de espectadores que apenas significa un 6% de lo que fue la exitosa performance del 2020.
Diciembre, y sobre todo la explosión turística de aquel fin de semana extralargo, había ilusionado a la ciudad con la posibilidad de vivir un enero “atípico pero aceptable”. Esa esperanza, sin embargo, se esfumó con la incertidumbre y los contagios de coronavirus que empezaron a crecer a un ritmo que obligó la imposición de nuevas restricciones
Clima inestable, con una ocupación magra que ronda el 30 por ciento para hoteles, balnearios y alquileres, y teatros que venden el 6 por ciento de lo que fue la exitosa performance del 2020.
para tratar de frenar la escalada de casos y evitar, ante todo, la otra postal que nadie quiere ver: la del desborde sanitario.
Si bien en el gobierno de Guillermo Montenegro prefieren reservarse los datos de las visitas en la primera mitad del mes, la caída que hoy muestra la actividad excede a cualquier estadística oficial y es palpable en la realidad de las calles. La foto de una Rambla desolada –por citar uno de los tantos escenarios tradicionales que ofrece “La Feliz”– durante el mediodía caluroso y soleado que vistió el último miércoles es un buen ejemplo para
“Esto rinde para lo que veníamos acostumbrados en los últimos diez meses, pero día a día tenemos que ver qué es lo que va a pasar.”
ilustrar el escaso movimiento de veraneantes que se acusa por esta fecha.
Los guardavidas son los que tienen el primer termómetro de la actividad en las playas y reconocen que se trata de un verano
“muy flojo” en cantidad de turistas aunque también advierten por “desbordes” en las zonas más populares, como las playas del centro, Playa Grande y Alfar. “Mucha gente no hay en Mar del Plata pero cuando es fin de semana, está lindo y se junta nuestro millón de habitantes con los turistas, las playas sí se ven saturadas”, afirma Luciano Grimaldi, de la Unión de Guardavidas Agremiados (UGA).
“Varese y Playa Grande fueron las que más se tuvieron que cerrar por el sistema de playas completas. Algunas veces los turistas y vecinos lo tomaron en forma correcta y en otras hubo conflictos pero en líneas generales se comprendió la medida”, dice el dirigente, quien también reclama mayores controles del Municipio para la zona sur: “Las playas céntricas son más fáciles de controlar pero en ese sector no se ve mucha cantidad de agentes de control. En playa Serena, por ejemplo, vemos un consumo excesivo de alcohol y nosotros no podemos hacer nada contra eso”.
En el Gobierno nacional insisten en que es “buena” la primera quincena de enero al considerar las particularidades de la pandemia y destacan que, hasta la fecha, Mar del Plata es el segundo destino más elegido por los veraneantes, siendo solamente superado por el Partido de la Costa. “Obviamente que los números de ocupación no son los del verano récord del 2020 pero estamos muy conformes con estos primeros ingresos que llegan a un sector que estuvo a facturación cero durante más de un semestre”, aseguran desde el Ministerio de Turismo y Deportes.
Los gastronómicos, que ya se anticiparon junto a otros sectores en el pedido de continuidad del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), no comparten el balance oficial y algunos acusan una caída en la facturación del
En la primera quincena, la lluvia y el viento dijeron presente en más oportunidades de las deseadas y fueron otro condicionante.
60%, tal como advierte María del Carmen Suárez, responsable del restaurante Minipez y el tenedor libre El Centollón. “Estamos muy por debajo de lo que preveíamos. Ya pensábamos que iba a ser una temporada floja