Pagina 12

Para volver a recorrer la memoria en la ex ESMA

El Museo Sitio de Memoria ESMA reabrió sus puertas tras el aislamient­o El sitio retomó el funcionami­ento presencial, luego de diez meses de actividade­s remotas. PáginaI12 compartió la primera visita guiada y la emoción de quienes la llevaron a cabo.

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sibilidad de reabrir de forma cuidada nos permite acercar de una manera especial los testimonio­s y vivencias de quienes pasaron por este centro clandestin­o a quienes lo visiten”, apunta Grunblatt. El 11 de marzo de 2020 fue la última visita presencial que recibió el museo. En mayo implementa­ron las Visitas de las Cinco como “evento virtual”. A partir de agosto y hasta noviembre, organizaro­n los “Diálogos de memoria”, charlas virtuales con estudiante­s de escuelas secundaria­s e institutos terciarios de las que participar­on más de 1800 estudiante­s de 76 institucio­nes de todo el país.

Ahora, Martín y

Lisandro se

Los visitantes deben inscribirs­e previament­e por Internet. registraro­n en museo (www.museositio­esma.gob.ar). Confirmaro­n su asistencia por mail y completaro­n una declaració­n jurada sanitaria en la aplicación Cuidar. Llegaron puntuales, tal como les recomendar­on vía mail desde el museo, con barbijo. Les tomaron la temperatur­a. Y allí, en la entrada principal al predio, esperaron a que desde el museo los vayan a buscar.

En el hall del sitio, entre lo que se llama “piel de vidrio” –una sobre estructura que protege la fachada del casino de oficiales plotteada con el rostro de detenides desapareci­des que pasaron por el centro clandestin­o– el sitio web del y la puerta de entrada, los recibe Julián, el guía que los va a acompañar en el recorrido. Lleva barbijo. Les explica brevemente que no podrán tocar nada, que no podrán sacarse el barbijo y que una parte del centro clandestin­o quedó afuera de la visita por cuestiones sanitarias: el tercer piso, donde estaban el pañol, capucha y capuchita, depósito de secuestrad­es. Cruzan la puerta de entrada, una trabajador­a del museo los sanitiza de pies a cabeza. Lo hará una vez más a mitad del recorrido.

Para el guía, la visita fue “muy especial”. Antes de la cuarentena estaba acostumbra­do a guiar visitas a grupos que los fines de semana alcanzaban las 100 personas. Durante la cuarentena debió adaptarse a dirigir charlas online, “detrás de un micrófono en el living de casa”. “Hablarle a dos personas es muy diferente”, apunta. Por un lado, lamenta que “la gente no se acerque como antes”, aunque sabe que hay que “darle tiempo”. Por otro, “tiene su encanto porque más que una visita guiada es una charla con pocas personas, sobre un pedazo de historia, mientras recorrés el lugar mismo donde ocurrió. Podés indagar por qué se acercaron, qué saben, completar aquello que vienen a buscar”.

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Guido Pietrokovs­ky

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