Una Justicia lenta y que preocupa
Los senadores escucharon el reclamo de los organismos
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Dirigentes de los organismos de derechos humanos se reunieron con los senadores del Frente de Todos para expresarles su preocupación por la dilación en la resolución de las causas por delitos de lesa humanidad y por la demora de la Corte Suprema en la revisión de las condenas y confirmación de las sentencias.
En ese marco, los representantes de las distintas organizaciones que participaron de la reunión señalaron su “preocupación porque a un año del cambio de gobierno, el Poder Judicial no haya resuelto la situación de los y las presas políticas, víctimas de lo que se conoce como lawfare o guerra judicial, la que es encabezada por los actuales miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y ejecutada por jueces y fiscales, que de continuar en sus funciones deterioran la calidad institucional de la República”.
Si bien la reunión fue privada, desde el bloque que encabeza el formoseño José Mayans afirmaron que los organismos reclamaron por la situación de los exfuncionarios del gobierno de Cristina Fernández a los que consideraron “presos políticos” y por el particular funcionamiento de la Justicia de la provincia de Jujuy.
De la reunión que se llevó a cabo de manera virtual participaron Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Abuelas de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por razones Políticas, H.I.J.O.S Capital, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos Nacional, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Matanza, Asociación Buena Memoria, Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte, Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz, Fundación Memoria Histórica y Social de la Argentina, Liga Argentina por los Derechos Humanos y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos enero de 1976 en Río Gallegos, como relata la periodista Sandra Russo en su libro La Presidenta. Al regreso, los cuatro se fueron a vivir a una pensión en La Plata, desde donde se separaron la madrugada del 24 de marzo de 1976. Gladis y Chiche estaban decididos a volverse a Las Flores.
En medio de los preparativos para regresar a Las Flores, se enteraron que el mismo 24 de marzo habían detenido al padre de “Chiche”, Carlos Orlando Labolita, un histórico militante de la Ctera local. Volvieron, pese a que Kirchner les insistió en que no lo hicieran. El 25 de abril de ese año se llevaron a Chiche cuando había ido a visitar a su madre. La familia volvió a verlo en la madrugada del 30 de abril, cuando lo arrastraron hasta la casa descalzo y con signos de haber sido ferozmente torturado. El operativo transcurrió ante la mirada atenta de un oficial rubio, que muy tempranamente la madre de Chiche, Rosa Banegas de Labolita, reconoció como Duret, porque también había participado del secuestro de su marido. Para entonces, Duret era el jefe de inteligencia (S2) del Grupo de Artillería Blindada con asiento en Azul.