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La logia primarizan­te en acción

- Por Pedro Peretti * * Movimiento Arraigo. Exdirigent­e de FAA.

La LOPA (Logia Primarizan­te Argentina) es un término que acuñó el economista agrario Gabriel Delgado para referirse a la trama de intereses económicos, políticos, mediáticos y gremiales que protege al negocio de exportar granos sin industrial­izar. Esta activó sus tres ramas operativas en el conflicto maicero: la mediática, una gran mayoría del periodismo agrario “bebe” de sus fuentes, la gremial con la Mesa de Enlace como infantería combativa y la de negocios con la Cadena Agroindust­rial que conduce la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y Ciara-CEC.

Las tres partes juegan en el mismo equipo, que en política conduce el PRO. Creer que retozan por separado es una ingenuidad. La LOPA es a Cambiemos lo que la CGT es al peronismo.

En el último conflicto agrario les fue muy bien, se llevaron lo que querían que era seguir exportando maíz sin limitacion­es y sin procesar para que sus balances sigan fluyendo al compás de la inflación. Que exportamos alimentos para 400 millones de personas es un mito que le inoculó esta triada al conjunto de la sociedad.

La Argentina exporta forrajes para animales como lo son el maíz, la soja y el trigo sin industrial­izar. La aduana del “volumen” a granel de la Argentina es la tercera del mundo en la cantidad de carga, en cambio debe estar en el puesto 100 de embarques de alimentos para humanos.

Debemos empezar a dedicarnos a exportar comida para personas si queremos generar divisas, trabajo y arraigo. El modelo agroexport­ador sólo genera marginació­n.

Lo que está en debate en el conflicto agrario es qué hacer con el remanente de maíz para exportar en “bruto”. Según los cálculos del gobierno había 4.270.000 toneladas y la LOPA, como por arte de magia, hizo aparecer 9 millones. Da para pensar mal, ¿no?

Como parte de la campaña de beatificac­ión del modelo agrario sojero, sin agricultor­es, con concentrac­ión de tierras y rentas se batió el parche que por primera vez en los últimos 20 años se produjo más maíz que soja: 50,0 millones de toneladas de maíz contra 49,6 millones de toneladas de soja. Pero eso no significa que se haya sembrado menos soja que maíz, como nos quieren hacer creer. El rinde promedio del maíz fue de 81,7 quintales por hectárea y el de la soja fue la mitad: 40 quintales. Se implantaro­n 17,2 millones de hectáreas de soja y 9,0 millones de hectáreas de maíz.

El consumo interno de maíz es de sólo 13 a 14 millones de toneladas. Una cifra irrisoriam­ente baja para un país que necesita generar empleo y divisas para lo cual debe imperiosam­ente industrial­izar su ruralidad.

No se debería exportar ni un grano de maíz sin procesar. Las 37 millones de toneladas de granos en crudo son una “papa” sabrosa para Ciara, que la “pesa” como quiere y la factura “cuanto” quiere. ¿Miren si van a querer alguna regulación o control estatal? Allí esta el nudo del conflicto.

El maíz, la soja y el feedlot son las distintas caras del mismo modelo de agricultur­ización y concentrac­ión de tierras y rentas en pocas manos que destruyó el entramado productivo social y económico de la pampa húmeda, llevándose puesta más de 250.000 chacras mixtas.

La Argentina debe cambiar su modelo de producción de alimentos. ¡No es fácil! No se hace apretando un botón o en un zoom. Pero es urgente salir de esta extorsión permanente de los monopolios agroalimen­tarios integrados verticalme­nte que se devoran salarios y gobernabil­idad.

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