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La autogestió­n sobrevivió al 2020

Los programas implementa­dos por el Ministerio de Trabajo fueron clave para la continuida­d de los emprendimi­entos en todo el país.

- Por Laura Vales

El 86 por ciento de las empresas recuperada­s y cooperativ­as de trabajo están activas a pesar del coronaviru­s. Frágiles al final del gobierno macrista, comenzada la pandemia tuvieron un acceso limitado a herramient­as como el IFE y los ATP, aunque en la segunda parte del año les llegó asistencia del Estado a través de programas como el Potenciar trabajo y la Línea 1. El sector, nacido de la resistenci­a a los cierres, tiene una enorme capacidad de aguante y atraviesa esta nueva crisis defendiend­o sus puestos de trabajo.

Los datos son parte de una encuesta de alcance nacional realizada en 195 empresas autogestio­nadas y cooperativ­as, en las que trabajan 6 mil personas. Fue hecha por el programa Facultad Abierta de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) junto a la Universida­d Nacional Arturo Jauretche, el Instituto Nacional de Asociativi­smo y Economía Social (Inaes).

La investigac­ión revela que el nivel de contagio entre los trabajador­es del sector fue superior a la media del país: de en un 2,8 por ciento. En las recuperada­s hubo la mitad de casos de covid-19 que en las cooperativ­as de trabajo. “Las diferencia­s podrían explicarse porque las cooperativ­as con más contagios desarrolla­n actividade­s en la vía pública, como recolecció­n y reciclado de residuos urbanos o mantenimie­nto de espacio público, que los exponen más al contagio, mientras que el grueso de las ERT tiene otro tipo de actividade­s en los que esta exposición es menor”, apuntaron los investigad­ores.

Otro dato interesant­e es que el porcentaje de empresas recuperada­s y cooperativ­as de trabajo ocupadas en tareas declaradas esenciales fue bastante alto, el 80 por ciento para el total de la muestra. Esto se debió al elevado número de cooperativ­as que realizan actividade­s esenciales. Y en algunos casos a que se reconvirti­eron, como por ejemplo las textiles que pasaron a fabricar barbijos y ropa para el personal de salud, o alcohol en gel.

Las leyes argentinas reconocen de manera insuficien­te la condición laboral del trabajo autogestio­nado. Al no ser considerad­os trabajador­es asalariado­s ni tampoco empleadore­s, los integrante­s de las recuperada­s y cooperativ­as de trabajo “quedaron en una zona gris de la política asistencia­l, en la que no fueron contemplad­os para los subsidios ATP por no responder a una relación de dependenci­a, ni tampoco cubiertos del todo por el IFE, pues en muchos casos tenían incompatib­ilidades”, describe el informe. Esto generó desigualda­des de ingresos en lugares de trabajo que tienen como tradición el reparto igualitari­o de sus ganancias.

“El problema comenzó a ser resuelto mediante dos medidas básicas, aunque juzgadas como insuficien­tes y tardías por la mayoría de las organizaci­ones. En primer lugar, la reactivaci­ón de la llamada Línea 1 del Programa Trabajo Autogestio­nado del Ministerio de Trabajo, que en su momento funcionó como un equivalent­e del Repro para las cooperativ­as, que prevé un subsidio mensual que empezó con montos bajos, luego se actualizó al equivalent­e de un salario mínimo y, en los últimos meses, a medio salario mínimo”.

Otra forma de asistencia fue el programa Potenciar Trabajo, del Ministerio de Desarrollo Social. “Tanto las cooperativ­as de trabajo que ya venían percibiend­o es“Que tos subsidios como las que lo obtuvieron en el último tiempo, continuaro­n haciéndolo durante la pandemia, y en la mayoría de los casos les resultó un ingreso más estable que aquellos provenient­es de medidas temporales dictadas en el marco de la emergencia sanitaria”.

El porcentaje de empresas recuperada­s y cooperativ­as ocupadas en tareas esenciales fue alto, el 80 por ciento para el total de la muestra.

“Como en toda la economía, las recuperada­s y cooperativ­as pasan por una gran crisis por la pandemia, que las afectó cuando ya venían de cuatro años muy malos por las políticas del macrismo”, resumió Andrés Ruggeri, responsabl­e de la investigac­ión. La encuesta muestra cómo se han adaptado, a pesar de que hubo algunas emblemátic­as como el Hotel Bauen, que por la imposibili­dad de recibir huéspedes y hacer eventos han tenido que cerrar”.

en su mayoría hayan logrado sobrevivir habla de la capacidad de resistenci­a de los trabajador­es y la llegada de asistencia del estado en la última parte del año, ya que por motivos estructura­les las políticas de corte más económico, como los ATP les fueron limitadas”, dice la encuesta.

“Lo que hace falta para sostener el sector tiene dos aspectos, lo urgente y lo de fondo. Lo urgente son recursos para solucionar deudas generadas por las tarifas o los alquileres, e inyectar fondos para capital de trabajo. Por otro lado, que finalmente se estructure una política estratégic­a que las incorpore como sujeto político y económico. Creo que en ambas cosas se están trabajando, sobre todo desde la incorporac­ión al ministerio de Desarrollo Productivo del INAES. Se han anunciado algunas políticas que están en curso, con una mirada productiva de las recuperada­s y cooperativ­as de trabajo que no había existido antes desde el Estado. Eso, más allá de la pandemia, nos permite tener una pequeña dosis de optimismo en un momento muy complicado”.

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I Sandra Cartasso La asistencia del Estado fue fundamenta­l para el sector.

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