Pagina 12

Los supremos y su juego político y judicial

El detalle de las causas que tiene la Corte y que puede usar como herramient­a de presión al poder político

- Por Irina Hauser

El fin de año encontró a los jueces y la jueza de la Corte Suprema en una unión extraña y efímera después de la carta en la que Cristina Fernández de Kirchner los responsabi­lizó del proceso de lawfare y de dictar fallos extorsivos. La desconfian­za habitual es lo que define la relación entre ellos. Pero también los halló sintonizad­os en un dato auspicioso tratándose de un tribunal que va a contramano de la ampliación de derechos: hay ánimo en los despachos cortesanos de avalar la Ley de Interrupci­ón Voluntaria del Embarazo (IVE). No es que se desviven por escribir una sentencia fundada que genere jurisprude­ncia, con votos individual­es como ocurrió en otros tiempos del tribunal, previo a la era macrista. Pero según consultas que pudo hacer PáginaI12, ningún supremo se plantea por ahora poner obstáculos con sus decisiones a la aplicación de la nueva norma que legaliza y despenaliz­a el aborto, aunque esperan presiones residuales de la Iglesia católica y sectores conservado­res. ¿Implica esto un gesto amigable hacia el Gobierno? Para nada. El tribunal juega su juego a varias puntas, con preocupaci­ón por su mala imagen. Por eso no sorprende que haya secretario­s/as haciendo listas y análisis de los recursos pendientes de resolver presentado­s por la vicepresid­enta CFK y otros exfunciona­rios, así como el que atañe a Milagros Sala y su condena a 13 años, y decenas de causas de lesa humanidad.

Rodolfo Barra, exsupremo, exministro menemista y ferviente expositor antiaborto en los debates legislativ­os llamó por teléfono a sus conocidos en el alto tribunal luego de la votación en el Senado para tantear el panorama.

–Perdimos –le dijo a uno de sus interlocut­ores, a la espera de una respuesta empática.

–Perdimos, pero acá ganamos –respondió el hombre de la Corte.

La judicializ­ación de la ley fue harto anunciada por diputados/as y senadores/as provida y empezó su recorrido en Salta, con un planteo de la exsenadora María Cristina Fiore Viñuales que apuntaba a suspender la vigencia de ley, y que fue rechazado por el juez Julio Bavio. Aun así, en la Corte se preparan para la llegada de algún caso.

De los actuales supremos, tres firmaron el llamado fallo FAL en 2012, que confirmó la constituci­onalidad del aborto por las causales que ya preveía el Código Penal desde 1921 como no punibles. Elena Highton de Nolasco, Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda firmaron aquella sentencia, que tuvo como gran impulsora a la fallecida Carmen Argibay, y que desarrolló extensos fundamento­s que fueron determinan­tes para que se empezaran a aplicar protocolos. De los dos jueces que postuló Mauricio Macri, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrant­z, el primero expuso en la audiencia pública preiva a su designació­n una posición que podía leerse en contra del aborto, con críticas jurídicas al fallo FAL, pero siempre con una salvedad que suele usar en otros casos: una eventual modificaci­ón a la ley, decía, podía cambiar el escenario.

Un razonamien­to compartido en la Corte es que la ley fue muy debatida y refleja la evolución de un debate social. Las posturas en contra más difundidas no son jurídicas sino religiosas, filosófica­s y sociales. Nadie parece advertir inconstitu­cionalidad flagrante. No habría motivos para evitar su aplicación, es una frase repetida. Pero los supremos no se desviven por escribir grandes votos. Podrían apenas firmar un rechazo.

Vacaciones supremas

Los Supremos cerraron el año entre los estertores de la carta de CFK, que tenía un párrafo crítico para cada uno, y un informe duro de la Comisión Bicameral de inteligenc­ia que volvió sobre la conformaci­ón irregular de la oficina de escuchas dentrode la Corte Suprema, en los tiempos en que Lorenzetti la presidía, y las filtracion­es de conversaci­ones de la vicepresid­enta con el exjefe de la Agencia Federal de Inteligenc­ia, Oscar Parrilli, usadas con fines políticos.

El Gobierno no tiene diálogo aceitado con el máximo tribunal, pero había logrado cierto ida y vuelta con Lorenzetti en pleno temblor por el caso de los jueces trasladado­s Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli, que por impulso de Rosenkrant­z la Corte trató en un per saltum.

El supremo trataba de llevarles tranquilid­ad por el resultado del fallo que saldría. Pero la sentencia dio en parte la razón a las objeciones a esa forma de designació­n a dedo de jueces/as que aplicó el macrismo, y dijo que no son definitiva­s, pero permitió que e trío BBC siguieran en sus cargos.

Poco después, la confirmaci­ón de la condena a Amado Boudou y la posibilida­d de su regreso a la cárcel en una sentencia basada en la fórmula 280 del Código Procesal Civil y Comercial para evitar fundamenta­r la decisión, elevaron el malestar en el kirchneris­mo. En una oficina del tribunal hacen gala de su poderío con la anécdota de que había un borrador mucho más nocivo contra el exvicepres­idente, que podía cerrarle puertas en tribunales internacio­nales, pero quedó en la nada. La Corte ni siquiera revisó la calificaci­ón en el caso Ciccone, donde se le atribuye cohecho, harto difícil de probar.

Aún no se sabe que efecto tendrá el informe de la bicameral sobre la oficina de escuchas, hoy llamada Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado (Dajudeco), con denuncias sobre su primer titular el camarista Martín Irurzun, pero que apuntan a su principal armador, Lorenzetti. Este fue sorprendid­o de veraneo en Cariló por un periodista de Noticias que lo reconoció pese a los anteojos negros, la gorrita y el barbijo que llevaba puestos. Cuando el cronista le preguntó cómo imaginaba el año y la relación con el Gobierno, respondió: “Como todos los años desde que soy miembro de la Corte, o sea 16 años. Siempre es difícil”.

Durante 2020 Lorenzetti hizo algunos intentos para adelantar la elección de presidente de la Corte, cargo del cual él fue desplazado en un golpe palaciego el 11 de septiembre de 2018 y que aspira a recuperar. Pero para sacar a su sucesor, Rosenkrant­z, necesita tres apoyos. Su último intento, que habría sido en diciembre, falló. Ambos se detestan.

Rosenkrant­z fue visto este mes una panadería de la zona de Villa La Angostura. Llevaba barbijo y máscara plástica. Cuando se los corrió apenas para hacer su pedido lucía una tupida barba. El supremo suele vacacionar en el country Cumelén, donde tiene casa la familia de su esposa, Agustina Cavanagh, y hay propiedade­s de Máxima Zorraguiet­a, Enrique Pescarmona, Ignacio Blaquier, así como Luis y Nicolás Caputo. Mauricio Macri

El máximo tribunal no pondrá obstáculos a la ley de aborto, pero como arma de presión tienen las causas que engloban como de “corrupción” o de lesa humanidad.

también elige ese barrio privado para sus escapadas en familia.

Maqueda se fue a descansar a su provincia, Córdoba, Rosatti en Santa Fe. A Elena Highton de Nolasco se la ve seguido por el Museo Evita, a una cuadra de su casa.

Las escuchas

El informe parlamenta­rio sobre las escuchas desnudó una situación paradójica: la mayoría de cortesanos maldicen porque esa dependenci­a siga hoy en la estructura del tribunal, donde llegó por un DNU de Macri; también rezongan en el oficialism­o político, pero nadie hizo nada para sacarla de ahí. La Dajudeco responsabi­lizó por las filtracion­es a la prensa a la Agencia Federal de Inteligenc­ia (AFI), más la bicameral apunta a todo el mundo. Rosatti es el único supremo que públicamen­te dijo que las escuchas deberían estar en otro lado y controlada­s por el Congreso.

Así como se podría derogar el DNU que mandó las pinchadura­s a la Corte o rechazarlo por la vía parlamenta­ria, la Corte tampoco dijo nada y siguió el pacto de Lorenzetti. Podía haber rechazado el DNU de Macri por acordada porque para sacar las escuchas a la Procuració­n hacía falta una ley y porque, aun con ley, pinchar teléfonos no es atribución cortesana. En otra época hubo acordadas para declarar leyes inaplicabl­es para sí, algunas con polémica como la del impuesto a las ganancias. A favor de la teoría de que la Dajudeco unió a Comodoro Py y la Corte, no sólo está el hecho de que multiplicó facultades para meterse en las causas, sino que pasó a estar integrada por parientes, amigos y conocidos de jueces y fiscales de los tribunales de Retiro, además de la relevancia de Irurzun que plasmó la doctrina para las prisiones preventiva­s.

Factores de presión

Ciertos jueces de la Corte se dieron por ofendidos por no haber sido consultado­s para la reforma judicial ni convocados por el consejo asesor designado por Alberto Fernández, que además analizó al alto tribunal. El Gobierno desistió porque coincidió con el pico de tensión por los trasladado­s BBC. Ahora Fernández les encomendó a dos miembros del consejo la sugerencia de proyectos de ley: la creación de un tribunal intermedio es tema favorito, la regulación del artículo 280 es otro. En el máximo tribunal no abren la boca al respecto con la excusa de que les podría tocar revisar esas normas.

Hay dos grupos de fallos pendientes que son la gran arma de presión de los supremos: el que engloban como “casos de corrupción” y las causas de lesa humanidad. En el primero cuenta la revisión de la condena a Milagro Sala a 13 años en la causa conocida como “pibes villeros” –donde se pidió todo el expediente–, la absolución de Carlos Menem en la causa sobre la venta ilegal de armas y todas las causa que atañen al kirchneris­mo, y en esencia a CFK. De ella hay siete recursos en la Corte. También hay de otros acusados, volvería el planteo sobre la prisión domiciliar­ia de Boudou, y la condena a Julio De Vido por el accidente de

Once. Del macrismo no hay casos aún. La cautelar de Horacio Rodríguez Larreta por la coparticip­ación está en el freezer.

Los casos que simbolizan el máximo retroceso supremo son los de lesa humanidad y todo indica que ese rumbo se profundiza­rá. Los supremos hacen gala de que resolvería­n en el primer semestre la mayoría de las causas, muchos de domiciliar­ias, otros que compromete­n a civiles. Lo hacen cuando ya quedó en evidencia que ejercen “demoras injustific­adas”, como denunció el Centro de Estudios Legales y Sociales. Fue cuando la Corte, después de seis años de tener la causa sobre la Masacre de Trelew, sólo revocó una resolución de Casación y le devolvió el expediente sin resolver el fondo. En la línea regresiva, otro fallo reciente benefició a dos civiles condenados por prestar una chacra en Tandil para que funcione un centro clandestin­o donde fue llevado, entre otros, el abogado laboralist­a Carlos Alberto Moreno en 1977. El tema podría ser, como anticipó la periodista Luciana Bertoia en este diario, la antesala de una resolución pendiente en la causa por responsabi­lidad empresaria­l en el terrorismo de Estado contra Carlos Blaquier.

Ningún supremo se plantea por ahora poner obstáculos con sus decisiones a la aplicación de la ley que legaliza y despenaliz­a el aborto.

Hay dos grupos de fallos pendientes que son la gran arma de presión de los supremos: los de “corrupción” y las causas de lesa humanidad.

 ??  ??
 ?? Bernardino Avila ?? Los integrante­s de la Corte Suprema tienen un amplio listado de causas por resolver.
Bernardino Avila Los integrante­s de la Corte Suprema tienen un amplio listado de causas por resolver.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina