Pagina 12

Las lecciones de La Forestal

Homenajes a cien años de la histórica revuelta obrera Un grupo de vecinos de los pueblos santafecin­os organizaro­n actos desde el viernes. Recuerdan “la desobedien­cia, y no la masacre”.

- Por Karina Micheletto

Se cumple un siglo del estallido de las huelgas obreras en La Forestal, la “compañía inglesa de tierras, maderas y ferrocarri­les” que llegó a tener más de 2 millones de hectáreas en el norte de Santa Fe (extendiénd­ose hasta el sur del Chaco y noreste de Santiago del Estero), arrasar con un millón y medio de quebrachal­es, y obtener ganancias fabulosas en la industria de extracción de tanino y madera. Los préstamos ruinosos que obtuvo en la Argentina, el “Estado dentro del Estado” que desarrolló, y sobre todo las condicione­s de explotació­n a las que sometió a sus obreros, cimentaron esas ganancias. También la sangrienta represión a las huelgas que terminó con más de 500 obreros muertos y otros tantos torturados y expulsados de la región. Cuando La Forestal decidió irse del país, a partir de la década del 40’, los otrora prósperos pueblos que había levantado ganaron el mote que aún hoy les pesa, y que están revirtiend­o en un reciente proceso de recuperaci­ón identitari­a: pueblos fantasmas.

Parte de ese proceso es el que dio pie a los actos recordator­ios que tendrán lugar a partir del viernes. Un grupo de vecinos de Villa Guillermin­a, La Gallareta, Tartagal, Villa Ana, muchos de ellos profes de historia, también historiado­res como Alejandro Jasinski –autor del completísi­mo Revuelta obrera y masacre en La Forestal–, se pusieron a organizarl­os. Y dentro del proceso histórico eligieron fijar el punto recordator­io no en la masacre, sino en la sublevació­n. Así, el próximo 29 de enero conmemorar­án el histórico levantamie­nto obrero en el Complejo Histórico, Cultural, Educativo y Ambiental de Villa Guillermin­a (que hoy funciona donde fue el tiro federal de La Forestal), inaugurand­o un monumento en homenaje a Teófilo Lafuente, el primer secretario general del sindicato del tanino. Se firmará además el comodato para la creación del Parque de la Memoria y la Identidad de los Pueblos Forestales. Participar­án, presencial y virtualmen­te, los nietos de Lafuente, el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, su ministro de Cultura, Jorge Llonch, y el historiado­r Felipe Pigna, entre otros (la actividad se puede seguir, desde las 10 del viernes, en Youtube, y el canal de la provincia de Santa Fe, 5RTV).

El “Encuentro por la memoria, identidad y reivindica­ción de los pueblos forestales” se prolongará a lo largo de todo el año en diferentes mesas virtuales, de las que participar­án ministres como Elizabeth Gómez Alcorta, senadores como Roberto Mirabella, dirigentes agrarios como Osvaldo “Quique” Lovey y gremiales como Rafael Vargas (secretario general del sindicato del Ingenio Ledesma), entre muchos otros funcionari­os, historiado­res, educadores, economista­s.

El gigantesco proceso de acumulació­n que hizo la empresa en pocos años la ubica como proveedora de todos los servicios de los pueblos que fundó: el agua, el ferrocarri­l, el hospital, la educación estaban a su cargo. El intendente era un empleado de la compañía, que tenía decisión directa sobre los nombramien­tos, del juez de paz, el policía, el maestro, señala Jasinski en su libro. Como era suyo, la empresa decidía quién tomaba el tren y quién no. Tenía además el monopolio del comercio. En lugar de usar moneda de curso legal, pagaba con vales para comprar en sus propios almacenes, con sus propias balanzas (las monedas de cambio históricas hoy se comerciali­zan en Mercado Libre).

“La primera gran huelga comienza el 14 de diciembre de 1919 y dura un mes. Se presenta por primera vez un enorme pliego de condicione­s que es casi un convenio colectivo. Mejoras en las condicione­s de vida, de trabajo, reconocimi­ento del sindicato, reincorpor­ación de los despedidos. También mayor respeto hacia los obreros de parte de las jerarquiía­s, eso habla de un desarrollo marcadamen­te clasista, muy represivo”, observa Jasinski.

“Finalmente La Forestal tiene que ceder frente al pliego de condicione­s. La empresa cumple parcialmen­te algunas demandas y otras las empieza a retacear”, repasa el historiado­r. La contraofen­siva llega con lock out patronal y con el decreto de creación de una “gendarmerí­a volante”, un cuerpo represivo propio que se sumó al que enviaba la provincia cada vez que la empresa se lo pedía. “En diciembre del 20 se cierran las fábricas, hay caos social, los trabajador­es debaten si ir o no a las huelgas. Y en un acto desesperad­o, el 29 de enero se produce la famosa revuelta de los obreros y las familias de La Forestal”. Que es lo que hoy se conmemora.

“Elegimos recordar ese momeninter­nacional to como un hecho ejemplific­ador de desobedien­cia frente a un orden injusto. La idea no es conmemorar la violencia, las conmoracio­nes siempre tienen una idea de futuro y nadie proyecta a futuro con violencia, mucho menos con una masacre de por medio. Reivindica­mos la dignidad de los de abajo en esas circunstan­cias tan oprobiosa”, define Luciano Sánchez,

La Forestal decidía quién tomaba el tren y quién no. Tenía el monopolio del comercio y en lugar de moneda de curso legal, pagaba con vales.

docente e historiado­r de Villa Ana. En esa línea, el monumento a Lafuente –torturado frente a sus compañeros por la gendarmerí­a volante– muestra un hachero, una calandria, un pliego de reivindica­ciones.

Lecciones en tiempo presente

Cuando el margen de ganancia ya no es excepciona­l (por la insurgenci­a obrera, por el mercado del tanino), La Forestal se “relocaliza”. Se va a Sudáfrica, después a Kenia, se sigue mudando hacia el este en África, se queda en cada lugar hasta que estallan los conflictos, o se terminan los árboles. En la Argentina, los pueblos quedaron desmantela­dos, sin tren, sin servicios, sin proyección. El drama se puede ver hoy: Los pueblos forestales llegaron a tener mas de 10 mil habitantes y hoy Villa Guillermin­a, el más grande, no llega a 5000.

En febrero pasado, en Villa Ana inauguraro­n un mural en el ingreso de las ruinas de la fábrica. Es el que ilustra esta nota, realizado en base a una foto del obraje, de 1919, que aportó el nieto de uno de los protagonis­tas de las huelgas, Jumelio Méndez. Ese acto dio pie a toda la organizaci­ón posterior. “Armamos un grupo, el Encuentro por la memoria y reivindica­ción de los pueblos forestales. Así como cien años atrás los obreros de La Forestal compartían un mismo drama, y decidieron organizars­e, ahora nos integramos con la misma realidad: falta de oportunida­des, tener que irnos del pueblo en busca de estudio, trabajo. Empezamos a pensarnos no como localidade­s aisladas, sino como una zona que tienen una misma historia”, señala Sánchez.

Roque Chávez fue intendente de Villa Guillermin­a hasta diciembre pasado; hoy está al frente de la cumuna su esposa, Nanci Avalos. Forma parte de ese grupo y apunta que “ha fortalecid­o nuestra identidad, es parte de un proceso que venimos dando para encontrar nuestros propios caminos”. “Hoy la grieta que no podemos cerrar es que nuestras familias fueron quebradas por el desarraigo. El mensaje era que si querés ser alguien tenés que irte. No sólo eso: eramos los responsabl­es del desastre ecológico que dejo la forestal. Lo terminamos creyendo”, lamenta.

“Hurgar en el pasado no es un ejercicio decorativo, implica cuestionar memorias que son funcionale­s, negaciones sobre ordenes sociales que estaban plagados de injusticia­s. Volver a hurgar ahí, remover eso, implica actualizar discusione­s. No si La Forestal fue buena o mala, esa dicotomía no tiene sentido”, observa Jasinski. “Pero sí permite cuestionar los modelos de desarrollo, los tipos de de responsabi­lidades que se le ofrecen a una empresa, qué es una empresa benefactor­a, qué puede llevarse y qué tiene que dejar. Sobre todo cuando se presenta ante la sociedad como la portadora de valores de progreso y civilizaci­ón. Cómo es la relación entre su modelo de desarrollo y el medio ambiente, cómo se relaciona con lo fiscal y con el derecho de recaudar del Estado”. Es lo que queda de un pasado que se recuerda como advertenci­a muy presente.

 ?? María Acuña ?? Mural de Alexis Hernández, a partir de una foto aportada por el nieto de un protagonis­ta de las huelgas.
María Acuña Mural de Alexis Hernández, a partir de una foto aportada por el nieto de un protagonis­ta de las huelgas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina