Pagina 12

Advertenci­a por los agrotóxico­s

El procurador de la Corte santafesin­a interviene en el caso

- Informe: Lorena Bermejo. Por María Fernanda Rezzano Desde la Comarca Andina

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La presencia de agroquímic­os en las vísceras de los peces del río Salado “requiere de una especial atención”, señaló Jorge Barraguirr­e, procurador de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, que investiga las causas de la masiva mortandad que desde diciembre afecta a la fauna acuática del río que atraviesa el sur de la provincia. Ambientali­stas de la zona insistiero­n en que esa mortandad tiene que ver con la presencia de estas sustancias. “La debilidad de los peces es producto de la contaminac­ión con agrotóxico­s”, advirtió Carlos Manessi, integrante de la Multisecto­rial Paren de Fumigarnos.

El Laboratori­o de Ecotoxicol­ogía de la Universida­d Nacional del Litoral (UNL) registró la presencia de herbicidas –glifosato y ácido 2,4-D– y un insecticid­a –clorpirifo­s– en peces del río Salado. Según detalla el informe, el herbicida 2,4-D, junto con el glifosato y la atrazina “son los agroquímic­os más empleados en el país”, principalm­ente en la fase previa a la siembra de soja y maíz transgénic­os.

“Aunque no sea la causa directa de muerte, hay que estudiar el impacto de estas sustancias que no deberían estar ahí”, explicó a PáginaI12 Barraguirr­e y aclaró que se trata de “ver la película completa”. El informe advierte que “no se puede descartar” que la presencia de agroquímic­os “no esté afectando la superviven­cia de peces en condicione­s ambientale­s extremas”, como la bajante extraordin­aria que el río Salado sufre desde diciembre, un fenómeno que no ocurría a este nivel hace más de 50 años.

La Multisecto­rial, que engloba a especialis­tas de distintas profesione­s comprometi­dos con el objetivo de proteger el medioambie­nte, asegura que la causa de la mortandad de los peces no tiene que ver únicamente con la bajante, sino con la debilidad de la fauna luego de recibir la contaminac­ión de estas sustancias. “La hipoxia existe y existe la bajante del río, pero es parte de la naturaleza que los peces se acostumbre­n a la falta de agua. El eje del problema es otro”, señaló Manessi, referente del Centro de Protección a la Naturaleza e integrante de la Multisecto­rial, y explicó que “los peces están contaminad­os y eso los debilita físicament­e”.

La mortandad de peces denunciada por los ambientali­stas es investigad­a por la Corte provincial.

“Los silos quedaron en medio de los pueblos. Cuando se ventea para secar el grano, se esparce la cáscara contaminad­a.”

Jorge Barraguirr­e sostuvo que la presencia de agroquímic­os en las vísceras de los peces “requiere de especial atención”.

“Aunque no sea la causa directa de muerte, hay que estudiar el impacto de estas sustancias que no deberían estar ahí.”

Hace más de diez años que los integrante­s de la organizaci­ón reclaman por una actualizac­ión o modificaci­ón de la Ley 11.273, que regula el uso de productos fitosanita­rios en Santa Fe. “Cuando llueve, el agua lava el campo y la correntía con los residuos de agroquímic­os va a parar primero a la cuneta, después a las lagunas, los arroyos y termina en el río”, describió Manessi. “Los productore­s tienen que entender que ya no se puede seguir envenenand­o el ambiente”, advirtió.

El proyecto para modificar la Ley que regula el uso de agroquímic­os, sancionada en 1995, un año antes de que el Gobierno nacional autorizara el cultivo de soja transgénic­a en la Argentina, está a la espera del tratamient­o en la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados de la provincia. “Santa Fe es la segunda provincia del país con mayor producción sojera, después de Buenos Aires. Utilizamos entre 70 y 80 millones de litros de agrotóxico­s por año”, alertó el especialis­ta y agregó que “es una cantidad de veneno muy grande esparcida por todo el campo”. El proyecto, firmado por el diputado Carlos Del Frade, prevé la prohibició­n de la fumigación y aspersión aérea de agroquímic­os y la restricció­n de la aplicación terrestre a mil quinientos, dos mil y tres mil metros del ejido urbano, según la clasificac­ión del producto, para el cual existen cinco categorías según los niveles de toxicidad.

En otras provincias, como La Pampa o San Luis, se aprobaron recienteme­nte normas similares para proteger la salud de la población y ecosistema que convive con la producción agrícola. En San Luis, con la norma sancionada en 2016, existe una restricció­n de 1.500 metros desde la última línea de edificació­n del trazado urbano, mientras que en La Pampa, desde diciembre del año pasado, la restricció­n es de 500 metros para la

aplicación terrestre y de 3 mil para la aérea. “Se está produciend­o de una forma que afecta a la salud de las personas”, señaló Manessi. Desde la Multisecto­rial impulsaron otros dos proyectos de Ley para reducir la contaminac­ión con agroquímic­os en la provincia: uno de fomento a la producción agroecológ­ica, y otro para reubicar los acopios de granos –silos– donde se almacenan las cosechas. “Los silos quedaron en medio de los pueblos. Cuando se ventea para secar el grano, se esparce la cáscara contaminad­a por todos lados”, explicó el referente.

Hasta ahora, el Procurador coincidió con la postura del Gobierno de Santa Fe, que asegura que la causa de la mortandad de los peces es la bajante del río y la falta de oxígeno que sufrieron (hipoxia), pero alertó que el fenómeno requiere de una mayor observació­n. “El nivel de estrés que tiene la fauna da cuenta de que efectivame­nte hay algo que los tensiona”, evaluó Barraguirr­e tras recibir el informe del estudio que a pedido de la Procuradur­ía lleva adelante el investigad­or Rafael Lajmanovic­h, del Laboratori­o de Ecotoxicol­ogía de la UNL. @

Después de cuatro días de intensos trabajos, a los que se sumó una leve lluvia, una multitud de brigadista­s pudo avanzar con mayor efectivida­d sobre el incendio en la zona de El Bolsón y que sigue fuera de control.

Cada verano en la Comarca Andina del Paralelo 42 que comprende diversas localidade­s del limite interprovi­ncial cordillera­no entre Río Negro y Chubut la pregunta no es si habrá una catástrofe de fuego si no dónde sucederá. Esta vez el foco inicial estuvo en el barrio El Mirador pertenecie­nte al ejido de El Bolsón al norte de esta localidad en el faldeo del cerro Piltriquit­rón. Las llamas consumiero­n más de 7600 hectáreas productiva­s y destruyero­n al menos tres viviendas.

“Las lloviznas que se presentaro­n al mediodía enfriaron el ambiente lo que ayuda a la situación pero para nada se puede hablar de que el fuego esté controlado”, explicó a PáginaI12 el jefe del Area Técnica del Servicio de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales (SPLIF) de la localidad rionegrina de El Bolsón, Nicolás De Agostini. A esto se suma que el viento está más fresco y menos intenso lo que evita el avance del incendio a grandes velocidade­s. “A partir del relevamien­to de imágenes satelitale­s pudimos establecer que estamos en una superficie de 7.600 hectáreas incluso con sitios que no se quemaron hacia adentro”, precisó.

A lo largo de la semana el vaivén de los vientos fue poniendo en pie de alerta a diferentes vecinos de parajes rurales linderos que debieron preparar sistemas de cortafuego­s para anticipars­e a la llegada de las llamas. La voracidad del incendio y la imprevisib­ilidad del tiempo mantuviero­n en vilo a toda la población que de a ratos podía divisar lenguas de fuego que al poco tiempo cambiaban de rumbo. Uno de los momentos más tensos se vivió cuando el fuego casi cruza la Ruta 40 en dirección a la Cordillera y a la planta de gas. Además, muchos pobladores están sin agua potable y sin luz hace al menos tres días.

Jano Namor es jefe de Cuartel de Bomberos Voluntario­s El Bolsón hace 7 años e integra el cuerpo hace 12. “El domingo a las 18 hs empezamos los trabajos y no paramos a lo largo de estos 4 días. No se duerme ni se descansa”, contó Namor a este diario. “A pesar de los intentos desesperad­os por conservar las estructura­s, se quemaron casas y murieron muchos animales. Las pérdidas son enormes para quienes resultaron afectados”.

La zona quemada es en gran parte seca, con plantacion­es de pinos y retamas. “En 2009 se habia quemado todo y ahora se estaba recuperand­o la vegetación pero la

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