“No me interesa ser neutral, tener distancia”
Sébastien Lifshitz, director del documental Adolescentes
Un pequeño pueblo de provincia en el corazón de Francia, dos chicas que dejan atrás la infancia para adentrarse de lleno en la adolescencia, cinco años de rodaje. La vida en familia con sus conflictos y alegrías, la escuela, los novios, el descubrimiento sexual, la independencia, el futuro. Podrá pensarse en Boyhood: Momentos de una vida, la célebre película de Richard Linklater, como una prima hermana que vive en el extranjero, pero Adolescentes, penúltima película del siempre activo realizador francés Sébastien Lifshitz, forma parte del cine de lo real, sin guiones ni actores interpretando roles.
Los logros del film no son escasos y, luego de las poco más de dos horas de proyección, el espectador ha asistido al espectáculo de dos vidas tan simples como extraordinarias, desarrolladas en pantalla como si se tratara de una extensa y detallada novela. Para lograr semejante grado de intimidad con Emma y Annaïs, las jóvenes protagonistas, el realizador y su equipo fueron hallando con el paso del tiempo la manera de retratar los cambios emocionales, los momentos bisagra y los tránsitos mundanos, el corazón de una película luminosa a pesar de sus instancias de amargura. Adolescentes (ver crítica)
El realizador francés habla del proceso de seguir a dos amigas sin obstaculizar su crecimiento natural, y del desafío aún mayor que significó la síntesis de cinco años de experiencias. El film acaba de ganar el prestigioso Prix Louis-Delluc.
forma parte de My French Film Festival y hasta el 15 de febrero puede verse de manera gratuita en el sitio (también está disponible en plataformas como Amazon Prime Video, Qubit y Mubi).
Horas antes del horario pautado para la entrevista, Sébastien Lifshitz recibió la noticia de que Adolescentes había ganado uno de los premios más prestigiosos del cine francés, el Prix Louis-Delluc, entregado por primera vez a un film documental luego de doce años. “Es un premio que han ganado realizadores de la talla de Jean-Luc Godard, Jean Renoir, Robert Bresson, por lo que estoy extremadamente contento”, afirma el cineasta desde París, en comunicación exclusiva con PáginaI12. El director de largometrajes de ficción como Wild Side (2004) y Plein sud (2009) y documentales como Los invisibles (2012) volvió a un tema que le interesa particularmente –el descubrimiento de la identidad durante las primeras dos décadas de vida, en particular la sexual– con Petite Fille, película que participó en la última edición del Festival de Berlín y que tiene como protagonista a Sasha, una niña de ocho años –apenas un poco más joven que las chicas al comienzo de Adolescentes– que logra poner en tensión los conceptos de género y orientación sexual ante propios y ajenos.
“La primera idea que tuve para Adolescentes fue la de seguir a un chico, porque soy hombre y me parecía más sencillo entrar en la intimidad de un varón”, reflexiona Lifshitz ante la primera pregunta, ligada al origen de un proyecto ambicioso, no sólo por su dilatado rodaje. “Pensaba que, en el caso de las chicas, no sería tan fácil acercarse y filmar sus vidas cotidianas. En especial en ese momento de sus vidas, cuando los cuerpos están cambiando tanto. La cuestión de la intimidad en muy compleja e imaginaba que una joven no me permitiría el nivel de cercanía que deseaba para la película”.
Sin embargo, el realizador recuerda que, durante la preparación de la película, “me encontré con directores de diversas escuelas de Brive, el pueblo donde fue filmada, y todos me dijeron más o menos lo mismo: que la idea era genial, pero que probablemente estaba equivocado al elegir a un chico. Que debía reconsiderarlo y sopesar la idea de hacer un casting con chicas, ya que creían que a esa edad, doce o trece años, eran mucho más maduras e independientes que los varones. Así que las audiciones estuvieron abiertas a todos los sexos y fue entonces cuando descubrí que las recomendaciones habían dado en el clavo. Además, de todos los participantes, el