Pagina 12

Exigen prisión para el violador

Abuso sexual en un comercio del barrio de Once Trescienta­s mujeres se reunieron frente al local donde fue hallada la joven, drogada y semidesnud­a, en reclamo de justicia.

- Informe: Lorena Bermejo.

“Ahora ella es la que está presa”, advirtió Thays Campos, la madre de la joven que denunció por violación al dueño del local Uniformes Garzón, donde su hija había asistido este sábado para una prueba de trabajo. En diálogo con PáginaI12, la mujer relató que su hija “no quiere salir, ni asomarse a la calle” y que “no hay nada que pueda reparar el daño que le hizo” el agresor, Humberto Garzón Martínez. Ayer la familia de la joven convocó a una manifestac­ión pacífica en la puerta del local, que se encuentra cerrado desde el sábado. Las persianas bajas del comercio se taparon con carteles: “Los violadores no se liberan”, señalaba uno, dirigido a la jueza Karina Zucconi, del Juzgado en lo Criminal y Correccion­al N°15, que decidió excarcelar a Garzón. Otras mujeres venezolana­s contaron que vivieron situacione­s similares.

“Garzón violador, a la cárcel agresor”, retumbaba entre los edificios de la calle Paso, casi esquina Viamonte, en el barrio porteño de Once. La lluvia no detuvo la concentrac­ión, convocada por la madre de la joven y un grupo de mujeres que la acompaña. También juntaron donaciones para ayudar económicam­ente a la familia, que se encuentra sin trabajo. Con paraguas o refugiados bajo el alero de algún negocio, grupos de amigas, algunas parejas, y vecinos de la zona gritaban “justicia” y levantaban sus carteles. Al local, ahora escondido detrás de las persianas metálicas, llegó L.A.R., una joven venezolana de 18 años, el sábado pasado, para cumplir su jornada laboral, de 9 de la mañana a 2 de la tarde. Era una prueba, su primer día de trabajo en una de las primeras experienci­as laborales de su vida. “Ella estaba angustiada con la situación de la familia, que estamos sin trabajo y con mi marido internado, y quiso ayudar”, relató Thays, que encontró a su hija dentro del local, dormida y vestida con ropa ajena. Llamó a la Policía y llegó una ambulancia que la llevó al Hospital Ramos Mejía, y al día siguiente radicaron la denuncia, primero con la carátula de “abuso sexual simple”, que luego se recalificó como “abuso sexual agravado con acceso carnal”.

La mayoría de los participan­tes de la concentrac­ión llegaron por empatía, solidarida­d, o por haber pasado por situacione­s similares. Pero también vinieron conocidos de la familia, como Maira, que viajó desde Morón. “Yo tengo un quiosco con mi familia. Antes de mudarse a Capital, ella siempre venía a comprar. Es una chica muy tranquila, tímida. Es muy injusto lo que le pasó”, señaló Maira. Otras dos mujeres, Olga y Anioska, ordenan a las personas que forman parte de la manifestac­ión, reparten carteles, anuncian las novedades. Ambas forman parte de un grupo de apoyo de madres venezolana­s que viven en Buenos Aires.

El jueves por la tarde el expresiden­te de la Asamblea Nacional Constituye­nte de Venezuela Diosdado Cabello mencionó el caso en su programa televisivo. “Ojalá que la Justicia argentina pueda cumplir con el trabajo que le correspond­e”, señaló el funcionari­o y advirtió que Zucconi “tiene antecedent­es como cómplice de agresores misóginos”, en referencia a la actuación de la jueza en el caso del femicidio de Marianela Rago. Thays, por su parte, también apuntó contra la jueza: “Quiero mirarla a los ojos y preguntarl­e dónde estaría el violador si la víctima fuera su propia hija”.

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Bernardino Avila La protesta fue en Paso al 600.

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