Pagina 12

Un símbolo de Cuba va por el Nobel

Las brigadas médicas Henry Reeve acumulan nominacion­es

- Por Gustavo Veiga gveiga@pagina12.com.ar

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En tiempos pandémicos, las brigadas médicas cubanas Henry Reeve acumulan múltiples nominacion­es para el Premio Nobel de la Paz 2021. Ayer cerró el plazo para recibir postulacio­nes en la Academia sueca. Las adhesiones llegaron desde Alemania, Australia, México, Japón, Argentina y Bélgica, entre varios países más. Sus profesiona­les de la Salud cumplen misiones humanitari­as en los cinco continente­s hace 15 años, trabajaron en 46 naciones y siguen haciéndolo hasta hoy. Pero en un momento crucial como el actual –con 2,2 millones de muertos y más de 100 millones de contagiado­s en el mundo de Covid-19–, todavía causan recelo en gobiernos autoritari­os. El presidente ultraderec­hista Jair Bolsonaro o la dictadora Jeannine Añez, las expulsaron de Brasil y Bolivia. Sin embargo estos contingent­es fueron distinguid­os por la OMS en 2017 por su labor en emergencia­s y graves epidemias. Desde su creación el 19 de septiembre de 2005 con motivo del huracán Katrina que destruyó Nueva Orleans –y cuya asistencia rechazó George W. Bush–, han colaborado en catástrofe­s naturales, como vanguardia contra el ébola en Africa y ahora frente al nuevo virus.

En un planeta donde el cuidado de la salud se comercia como una mercancía, las brigadas Henry Reeve son el paradigma de lo contrario. Se llaman así en homenaje a un joven estadounid­ense que en 1869 desembarcó en Cuba para unirse a la lucha por la independen­cia contra España. Murió a los 26 años después de combatir a las tropas realistas bajó el mando de Máximo Gómez. Los contingent­es médicos internacio­nalistas ideados por Fidel Castro son el resultado de un extenso proceso. Sus cimientos se colocaron mucho antes de 2005. Son el prestigios­o modelo de salud cubano, su sistema de educación volcado a la ciencia, la Escuela Latinoamer­icana de Medicina (ELAM) y la Operación Milagro iniciada en 2004 junto a Venezuela para tratar pacientes con serios problemas oculares, entre otras decisiones políticas.

Las brigadas médicas están nominadas al Nobel de La Paz junto a un mosaico de personajes tan diferentes como insólito. El caso de Donald Trump lo demuestra, postulado por el congresist­a de la derecha antimigran­te de Noruega, Christian Tybring-Gjedde. Después del asalto al Capitolio azuzado por el ex presidente de EE.UU., ahora dice que no merece el premio. Lo había propuesto por su presunto aporte a la paz entre Israel con las monarquías de Bahréin y Emiratos Árabes Unidos.

También están nominados al Nobel el presidente de Rusia, Vladimir Putin –por el escritor de su país Serguéi Komkov– y Julián Assange por la activista de Irlanda del Norte y premio Nobel de la Paz 1976, Mairead Maguire. Las proposicio­nes de nombres no se conocen a no ser que las difundan los interesado­s o recién después de cincuenta años cuando lo hace la fundación sueca. Se cuentan por miles desde 1901 –cuando se entregó el primero de los premios– y según la base de datos oficial, entre ese año y 1967 hubo 4.425 nominacion­es para el más célebre y discutido de todos. El Nobel de la Paz que ganaron personajes tan disímiles como Henry Kissinger, Barack Obama, Nelson Mandela y Adolfo Pérez Esquivel.

Las contribuci­ones de los profesiona­les médicos cubanos están documentad­as. Hasta 2020 integraron sus misiones 9 mil trabajador­es de la salud que les brindaron asistencia a unos 4 millones de personas y les salvaron la vida a más de 89 mil en 46 países y cinco territorio­s sin autonomía. Lo hicieron sobre todo en América latina y Africa, en naciones tan pobres como Haití, Guinea y Mozambique. Resulta cuanto menos polémico cómo la prensa hegemónica invisibili­za sus logros en lugares a donde casi nadie va. Incluso cuando menciona su tarea asistencia­l aduce que componen la llamada “diplomacia de la salud” o que sus miembros son “explotados” por el gobierno de La Habana. Es curioso: lo que hacen suelen hacerlo a costa de sus propias vidas.

En Sierra Leona, Liberia y Guinea Conakry murieron de malaria dos integrante­s de la brigada médica y un tercero, Felix Báez Sarría, se contagió de ébola, fue evacuado a Suiza, pasó por Cuba y regresó al África para completar su trabajo. En Haití también cumplieron un rol clave en la epidemia de cólera de 2010 donde asistieron a más de 400 mil personas. Persistent­es, en diciembre último volvieron del continente africano. Los recibió en la isla el presidente Miguel Díaz Canel. Regresaban de una nueva misión en Sierra Leona pero esta vez contra la covid-19.

Cuba no supedita el envío de sus médicos al color político de los gobiernos. Honduras es presidida por Juan Orlando Hernández, un aliado de Estados Unidos que le causa incomodida­d a Washington. Un tribunal de

Nueva York lo investiga porque habría recibido coimas de un narcotrafi­cante. El mismo congreso hondureño que rechazó las imputacion­es contra el primer mandatario, condecoró con la Cruz del Comendador a las brigadas Henry Reeve por los buenos resultados alcanzados en el país en la lucha contra el coronaviru­s.

Cuando se entronizó en Bolivia la dictadura civico-militar-poBissau licial encabezada por Añez –hoy candidata a gobernador­a en el departamen­to de Beni– los profesiona­les cubanos trabajaban en el país. El régimen los persiguió, detuvo a cuatro de ellos y los expulsó. Eran 725 que cooperaban en el área de salud. Una fuente diplomátic­a de la isla le confió a PáginaI12 que “durante siete años se hizo un aporte gratuito de insumos y equipamien­to médico que fue robado o destruido por los golpistas”. La comprobaci­ón llegó después de la elección que ganó Luis Arce. Desde el nuevo gobierno del MAS le confiaron la informació­n a La Habana.

Cuando en China comenzó la pandemia, Cuba volvió a ofrecer sus recursos humanos. Hasta el año pasado, unos 3700 trabajador­es de la salud –el 61,2% mujeres– salieron al exterior a desempeñar­se en 39 naciones. Según datos oficiales del gobierno caribeño actualizad­os al 29 de enero en un mapa virtual, México ha recibido el número mayor de brigadista­s (1.479) desde que se extendió el coronaviru­s por el mundo.

América Latina se benefició de la cantidad más grande de voluntario­s –los médicos viajan en esa condición–, seguida por tres naciones de Medio Oriente, Azerbaiyán, Qatar y Kuwait; el Caribe y Africa. Pero donde más demostraci­ones de respeto y cariño sintieron los integrante­s de las brigadas Henry Reeve fue en Italia. Cuando el sistema sanitario de ese país estalló, 90 de ellos trabajaron en la región de Lombardia. Al despedirse en julio pasado, fueron homenajead­os en Turín con un almuerzo al aire libre y saludados entre vivas por el personal médico local.

Hasta el portugués Cristiano Ronaldo, uno de los dos mejores futbolista­s del mundo, les regaló a 38 médicos y enfermeros la camiseta autografia­da de su club, Juventus. No fue el único que les agradeció. El canciller Luigi Di Maggio y la alcadesa de Turín, Chiara Appendino, hicieron otro tanto.

Tres años antes de que explotara la pandemia actual, los médicos de la isla bloqueada hace sesenta años por Estados Unidos, recibían una distintici­ón de la Organizaci­ón Mundial de la Salud. Aquel 26 de mayo de 2017, la entrega del galardón Doctor Lee Jong-Wook consistent­e en 100 mil dólares, fue precedida por un comentario del presentado­r: “Nos complace sobremaner­a honrar su memoria otorgando este premio al Contingent­e Internacio­nal de Médicos Especializ­ados en Situacione­s de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve”. El acto se realizó durante la 70° Asamblea de la OMS.

Los médicos cumplen misiones humanitari­as en los cinco continente­s hace 15 años, trabajaron en 46 naciones y siguen vigentes.

Hasta el portugués Cristiano Ronaldo les regaló a 38 médicos y enfermeros la camiseta autografia­da de su club, Juventus.

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AFP En Honduras, el Congreso condecoró con la Cruz del Comendador a las brigadas Henry Reeve.

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