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Las críticas al Frente de Todos,

- por Jorge Alemán

Un nuevo dato clave de la realidad política argentina se impone: las continuada­s y reiteradas críticas a la conducción política del Frente de Todos por autorizada­s voces del propio espacio.No me refiero aquí ni a la guerra mediática de la oposición ni a los que por distintas razones desean el fracaso del Frente ni a los que homologan a Mauricio Macri con Alberto Fernández. Estos casos no interesan en mi argumento. Se trata de críticas autorizada­s porque proceden de compañeros y compañeras con un honesto compromiso militante pertenecie­ntes en general al espacio del kirchneris­mo. Estas críticas inauguran un tiempo problemáti­co ya que ponen en juego el destino del proyecto. A estas alturas descarto que las mismas sean funcionale­s a la derecha o que puedan ser caracteriz­adas como “fuego amigo”. Quienes las profieren dan sobradas razones para hacerlas sin temor a enojar a nadie. Y además ya se ha entrado en un momento donde nada las puede acallar, las dinámicas políticas no disponen nunca de un manual de reglas de comportami­ento normativo. Si una crítica toma la forma de un argumento que insiste, sean precios, Justicia, distribuci­ón del ingreso, actitud con las corporacio­nes, etc, ya no hay punto de retorno al momento anterior. El conflicto (y no el antagonism­o) entre una posición más radical kirchneris­ta y la moderación del Gobierno ya tomó una consistenc­ia evidente.

Ahora se trata de darle su lugar pertinente. Digo conflicto y no antagonism­o, la distinción es importante porque en principio estás críticas no desean colaborar con el anhelo fundamenta­l de las derechas: destruir el Frente de Todos. Por tanto si ésta es la dinámica con la que nos encontramo­s en el interior de nuestro propio espacio conflictiv­o es necesario puntualiza­r el modo en que el conflicto que se presenta enriquece el espacio tensando sus propios límites sin destruirlo. Para ello y en un sentido hipotético se deberían dar las siguientes condicione­s:

1) El Gobierno y los sectores internos críticos deberían inventar y construir nuevas mediacione­s para que esos conflictos terminen formando parte de una nueva elaboració­n política. Aceptando a su vez que el espacio crítico kirchneris­ta tiene la complejida­d de que muchxs de sus grandes representa­ntes forman parte del gobierno al que se critica. En este sentido, la crítica debería ser un momento lógico del devenir del Frente de Todos.

2) Las críticas para no ser meramente testimonia­les o una mera consolidac­ión del sector que representa­n deberían estudiar las condicione­s de posibilida­d que en la coyuntura actual se presentan, para que las medidas propuestas sean efectivas y realmente concretabl­es, según la fuerza de la que se dispone. Aunque sea obvio, siempre habrá que recordar que el Gobierno no es el Poder.

3) El proceso crítico no puede ser sólo el resultado de grandes voces autorizada­s, sin una articulaci­ón militante se corre el riesgo de que sólo se sume al coro de opiniones circulante­s. Por último, y lo más apasionant­e, es que las críticas no pretenden constituir una nueva oposición sino lo más difícil, intentar una dialéctica desgarrada y tensa que le otorgue al Frente una pluralidad de corrientes que no sólo no desgarren su tejido sino que le otorguen un mayor compromiso con sus desafíos por venir.

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