Todas vuelven a clase, pero cada una con su modalidad
En general, el esquema elegido por los gobernadores es bastante similar. En todas se aplica el protocolo para evitar contagios. Si se disparan los casos, la presencialidad se suspende.
Pese a la enorme alharaca alrededor de la vuelta de la presencialidad, en las vísperas del inicio de clases habrá que ver las verdaderas diferencias entre las distintas provincias para saber cómo se aplicará el protocolo en cada una. Cabe destacar que la mayoría de los distritos siguen las recomendaciones del ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta. En Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos está decidido que la mitad de un curso concurrirá una semana y la otra mitad a la semana siguiente. Es decir que alternarán entre la escuela y el hogar. En la Provincia de Buenos Aires, aunque se están dando los últimos toques al plan, la mitad del curso iría lunes y martes; el miércoles se hace una higienización del colegio, en tanto que jueves y viernes concurriría la otra mitad del curso. Finalmente, en CABA, habrá un esquema para los colegios que tienen doble jornada, donde la mitad de un curso iría a la mañana y la otra a la tarde. En las escuelas porteñas de educación simple la mitad del curso estaría en un aula y, se supone, que la otra mitad en una sala, biblioteca, comedor o patio para aprender allí. En todos los casos la jornada presencial será de cuatro horas y habrá una reducción casi a cero del uso de la enseñanza remota, porque el maestro que está con la mitad de los alumnos en forma presencial, no está para atender a la otra mitad que está en la casa.
Las modalidades surgen de los diálogos con ministros de las provincias que tienen ciudades grandes y colegios con muchos alumnos. En los distritos más rurales o de ciudades más pequeñas, no hay motivos para cambios sustanciales porque hay pocos casos de covid19 y menos alumnos. Salvo excepciones, en esas escuelas se retornará casi a la normalidad, con las precauciones que todos conocen: toma de temperatura a la entrada, distanciamiento, barbijo, alcohol en gel y otras medidas.
La ministra de Salud de Santa Fe, Sonia Martorano, explicó en Radio 10 que la decisión en las grandes ciudades, Rosario-Santa Fe, por ejemplo, es dividir los cursos en dos. La mitad irá una semana y la otra la semana siguiente. La idea es que cuando el chico vaya a la escuela, no sólo reciba la instrucción de esa semana, sino también las tareas y objetivos para la semana siguiente, en la que estará en su casa. Eso es justamente por las dificultades para que un mismo maestro atienda a los que van al colegio y a los que están en su casa. De todas maneras, se está viendo como asistir de alguna manera a los chicos para que puedan cumplir con los objetivos.
El modelo es similar al que explicó Martín Müller, titular del Consejo General de Educación
de Entre Ríos, puesto equivalente al de ministro de Educación. Mitad del curso una semana en la escuela, la otra mitad en casa y a la semana siguiente se invierten los roles. En esa provincia el cuadro de situación es igual: el problema son las ciudades, no los distritos rurales. En éstos últimos las cosas volverían a una virtual normalidad porque son pocos alumnos, el distanciamiento es más posible, y en esos conglomerados la cantidad de casos es menor. Aún así, las decisiones se toman escuela por escuela.
Casi calcada es la decisión que se tomó en Córdoba, según explicó Walter Grahovac, ministro de Educación de ese distrito: mitad del curso una semana, la otra mitad del curso a la semana siguiente. Grahovac explicó que se reduce mucho la utilización del zoom, porque el docente estará ocupado con los alumnos que están en la escuela. Por supuesto que habrá ayudas, pero no las clases como hasta ahora.
En tanto, en Mendoza la decisión todavía no está tomada. Recién se verá en la próxima semana, pero en principio trascendió que será como en Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos: alternancia en la presencialidad. Estos distritos piensan que las clases cinco días seguidos no sólo permiten afianzar más a los alumnos sino que permiten detectar mejor si existe algún contagio. Como se sabe, el virus tarda algo en manifestarse, por lo que cinco días seguidos de clase facilitan la detección.
En la Provincia de Buenos Aires tampoco se terminó de definir totalmente, pero el jefe de Gabinete Carlos Bianco y el ministro de Salud, Daniel Gollan, contaron que se baraja el esquema de que la mitad del curso vaya lunes y martes, el miércoles se hará una limpieza a fondo de cada escuela, y jueves y viernes concurriría la otra mitad del curso. Todo se está trabajando, incluso en conversación con los docentes. Según explicaron las autoridades, se está avanzando mucho en poner en condiciones los baños y la infraestructura, pero además el esquema pensado es sólo inicial, significa que podría evolucionarse a más días en caso de que mejore la situación epidemiológica.
Finalmente, en CABA está la decisión de “todos los días, todos los chicos”. En lo concreto esto significa que, en los colegios de doble escolaridad, que son el 60 por ciento en el distrito porteño, la mitad del curso iría por la mañana y la mitad del curso por la tarde. En los colegios de jornada simple, dicen que analizaron cada edificio y dividirán también los cursos en dos: la mitad en el aula y la otra mitad en ámbitos alternativos, como bibliotecas, comedores, patios, gimnasios, comedores. Todo está siendo evaluado por los gremios y habrá que ver la instrumentación.
La fecha de inicio programada en casi todos los distritos es el 1º de marzo. En CABA es el próximo 17 de febrero, pero en rigor será solo para los más chicos, luego el 24 se incorporan los grados superiores de la primaria y el 1º de marzo la secundaria.
En todo el país, con algunas diferencias, hubo picos de contagio entre agosto y octubre, en tanto que a principios de enero, por las reuniones de navidad y año nuevo, se produjo un grave ascenso de contagios casi al nivel del invierno. Desde el 10 enero hasta la actualidad los casos vienen bajando, pero a ritmo muy lento y se está lejos de tener números bajos. Con este panorama, es difícil no pronosticar un rebrote de magnitud con la llegada del frío. Por eso hay una especie de carrera contra el tiempo con la vacunación: tener la mayora cantidad de personas inmunizadas antes que llegue el invierno.
Frente a ese cuadro, en CABA se lanzan a una presencialidad muy intensa, argumentando que el mayor peligro es la deserción escolar. Con los chicos en casa, diagnostican, algunos dejan el colegio y otros se deprimen. Desde ya que habrá un ascenso en los contagios, pero se considera –es también opinión de la Organización Mundial de la Salud– que el costo socialeducativo es mayor que el costo epidemiológico. En todo caso, sostienen en el gobierno porteño, si hay un crecimiento peligroso de casos, habrá que tomar medidas como en Alemania, el Reino Unido y Portugal, que interrumpieron el ciclo, pero por dos semanas o un mes. Es decir, frenar por un período breve en caso de peligro. En la mayoría de los distrito, en cambio, consideran que se requiere muchísima precaución porque los números actuales son demasiado altos para el verano y podrían trepar los contagios rápidamente moviendo tanta gente: chicos, maestros, no docentes, padres. Desde esa óptica, el virus se volvería más incontrolable en cuestión de semanas y tendría repercusión en la ocupación de camas de los hospitales. Su razonamiento es que hay que limitar los movimientos, que traen contagios indefectiblemente, hasta que esté extendida la vacunación, a más tardar a mitad de año.
El desdoblamiento de cursos se plantea en las ciudades. En las áreas rurales, el regreso al aula será casi como antes de la pandemia.
La vuelta de la presencialidad será diferente en cada distrito. En Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos la mitad de los alumnos irá una semana y el resto, la siguiente. En Buenos Aires, estudian que una mitad concurra lunes y martes y la otra jueves y viernes. En CABA, en la mayoría de las escuelas, una mitad irá por la mañana y otra por la tarde