Se terminan todos los mitos
Caen las críticas infundadas
“Durante meses hubo una crítica muy feroz contra esta vacuna, una crítica que no debió haber existido. No es obligatorio publicar en revistas, es un concepto errado; lo importante, insisto, es que el ente regulador reciba la información. Lo bueno de que haya sido publicado allí es que los ensayos clínicos de la vacuna y las conclusiones a las que abordaron fueron analizadas por revisores de muchísima calidad y trayectoria. Chequean si la información es rigurosa, si está bien planteada, si llega a los resultados que anuncia”, explica la investigadora del Conicet Daniela Hozbor.
La publicación de los resultados de los ensayos en fase III contribuye a desarmar el escepticismo generalizado con que la comunidad científica occidental se enfocaba en el producto ruso. La noticia es central porque su publicación implica que la tecnología y las pruebas presentadas por el Centro han sido revisadas por pares. Con ello, se otorga validez a un trabajo que hasta la fecha había sido blanco de constantes discursos de desprestigio por parte de los medios hegemónicos que desacreditaban el trabajo realizado por el gigante euroasiático. Lo que se buscaba desde la oposición era menoscabar la calidad de la vacuna con la que se estaban inmunizando los argentinos y argentinas, a partir del acuerdo sellado meses atrás por el gobierno de Alberto Fernández.
Los discursos que buscaban horadar la Sputnik V insistían en que Rusia “no tenía experiencia ni trayectoria científica”; “que solo buscaba hacer un uso político de la pandemia”; “que su trabajo no era serio”; “que estaba floja de papeles”; “que ni el propio presidente Putin quería inocularse”. Sin ir tan lejos, la semana pasada, Jaime Duran Barba tildó a la Sputnik V de “vacuna trucha”. La publicación en The Lancet viene a desmitificar algunas de estas afirmaciones.