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La película que se volvió culto

Denise Urfeig y Mariano Frigerio hablan de Carroceros

- Por Oscar Ranzani CINE

“Pinti nos dijo que, cuando la estaban haciendo, no terminaban de saber si iba a resultar ese humor, ese grotesco de Doria.”

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El fanatismo en su mejor versión es el eje de Carroceros, el documental de los fanáticos de Esperando la carroza –la mítica película de culto argentina–, que se estrenará mañana por Cine.ar. Mariano Frigerio, codirector junto a Denise Urfeig, es “carrocero”. Así se llaman los fanáticos de la película de Alejandro Doria estrenada con poco éxito en 1985. Pero no está solo: son miles y se agrupan en foros de Internet, donde repiten sus diálogos de memoria y coordinan visitas a Versalles, barrio donde se rodó el film.

En el documental juega un rol clave la casa de la familia Musicardi, donde transcurre­n la mayoría de las escenas. Muy pocos logran entrar: las dueñas quitaron el timbre y no abren la puerta a nadie. El objetivo de Frigerio (que lleva el hilo de las entrevista­s) es cumplir el sueño de todo “carrocero”. Con testimonio­s de productore­s y protagonis­tas de una de las películas nacionales más recordadas de la historia, como Antonio Gasalla, Betiana Blum, Luis Brandoni, Enrique Pinti y Mónica Villa, entre otros, Carroceros es un homenaje a Esperando la carroza y un documental sobre el fanatismo y la identifica­ción.

Esperando la carroza fue dirigida por Doria e interpreta­da por China Zorrilla, Luis Brandoni, Antonio Gasalla, Mónica Villa, Betiana Blum, Julio De Grazia y Juan Manuel Tenuta, entre otros. Está inspirada en una obra de teatro escrita por Jacobo Langsner, quien también participó de la adaptación cinematogr­áfica. Fue estrenada en el Atlas Lavalle, el 6 de mayo de 1985, frente a 1800 espectador­es. En 1972 Doria había hecho una versión para TV que se transmitió por Canal 9. Trece años después, decidió llevarla al cine pero en tono grotesco. Al momento de su estreno, la crítica la tildó de “sobreactua­da, crispada, gritada” y no tuvo demasiado éxito. Pero con el correr de los años, se fue convirtien­do en un clásico del cine nacional.

Denise Urfeig estudió Periodismo y Sociología. En 1997 ingresó a GP Produccion­es donde inició su carrera como productora y guionista. En 2001 entró en Cuatro Cabezas, donde realizó tareas de producción, dirección y guión durante 15 años. Desde 2015 trabaja como freelance en proyectos en Argentina y Brasil. Mariano Frigerio estudió Ciencias de la Comunicaci­ón en la UBA y Realizació­n en Cine y Video en el Cievyc. Trabajó en TV 15 años y produjo formatos documental­es para Discovery Channel, National Geographic e History Channel. Actualment­e, trabaja en Disney produciend­o campañas de lanzamient­o de sus nuevos formatos.

“Con Denise somos amigos hace muchos años. Yo soy fanático de la película y vivo en Vila Luro. Una vez leí una nota que la casa donde se había filmado Esperando la carroza quedaba muy cerca de mi barrio, en Versalles”, recuerda Frigerio. “Con Denise se nos ocurrió hacer un corto alrededor de la casa. Y cuando empezamos a ir para investigar, había mucha gente que se acercaba, sobre todo los fines de semana, y se sacaban fode tos”. Los directores se metieron en el mundo de los fanáticos. Comenzaron a buscar en las redes. Encontraro­n el grupo de Facebook “Asociación de Enfermitos de Diálogos de Esperando la carroza”, que en aquel momento tenía 14 mil seguidores. “Nos quedamos alucinados”, confiesa Frigerio. La gente comentaba la realidad con frases de la película y se enteraron que suelen hacer “encuentros carroceros” dos veces por año, en los que festejan el inicio de ese grupo y el estreno de la película. Hacen tours por las locaciones y hacen las comidas que se nombran en Esperando la carroza.

Esperando

–¿Por consideran la mejor película

la carroza

de la historia?

–Es

qué

una cuestión totalmente subjetiva. Para mí, lo es. Soy fanático desde muy chico. Cuando me fui a vivir a España me la llevé para tenerla y mostrársel­a a mis amigos de allá. Obviamente, el debate es abierto de cuál es la mejor o no. Pero sí nos parece que es la única que tiene fanáticos y seguidores.

–¿Creés que en su momento, como dicen algunos actores, no se entendió?

–Tuvimos la oportunida­d de entrevista­r a todos los actores: a Gasalla, Pinti, Brandoni… Y Pinti nos dijo que, cuando la estaban haciendo, no terminaban de saber si realmente iba a resultar ese humor, ese grotesco de Doria. El director les pedía que estuvieran todos en una misma baldosa. Y cuando se estrenó y tuvo malas críticas... Pero Doria y Jacobo Langsner (el guionista) sabían el tipo de humor que estaban haciendo. Tenía un efecto.

–¿Tiene un estilo que no caducó? de humor

–Para nada. De hecho, hay una incorrecci­ón política que tiene la película que está muy puesto en auge. Sobre todo, los “carroceros” que conocimos no es gente que la sigue porque la vio en el cine y le quedó el recuerdo. Muchos de ellos son pibes de menos de 30 años y la vieron en plataforma­s, en YouTube. Y lo que más copa es ese tipo de humor, esa cosa sin tanto protocolo. El personaje de China Zorrilla dice atrocidade­s toda la película, pero se entiende en el contexto de quién es ese personaje y por qué lo está diciendo. El humor, lejos de haber caducado, está mejor que antes.

–¿Cómo surgió la idea de hacer un casting y que forme parte del documental?

–Cuando empezamos a encontrarn­os con los carroceros de Facebook, comentábam­os a amigos y nos decían: “Yo conozco a tal que es recontra carrocero pero no está en ningún grupo”. Dijimos: “Vamos a buscar ‘carroceros’ por fuera de esos grupos”. Y nos sorprendim­os mucho porque la verdad que los que estuvieron en esa convocator­ia no eran de la Asociación. Y fue muy sorpresivo que haya llegado a tanta gente y tan “carrocera”. Sabían toda la película como los fanáticos de este club de fans.

–¿Fue un rodaje divertido, como destila el documental?

–Sí, fue muy emotivo porque todo fue muy de a poco. Nos pusimos en contacto con Diana Frey, productora de Esperando..., que alucinó cuando le contábamos y nos dio el ok para hacerla. Todo fue creciendo. Fue muy lindo hacerlo. Y después tuvimos el subsidio del Incaa y el rodaje fue muy divertido. Yo soy bastante “carrocero” y Denise no. A ella le copaba más registrar el mundo del fanatismo y a mí el de Esperando la carroza, pero hicimos muy buen complement­o.

Lo que empezó como curiosidad terminó en un film que retrata a los espectador­es que hicieron de

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“El humor no caducó: hay una incorrecci­ón política que tiene la película que está muy puesto en auge.”
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Doria estrenó el film en 1985, con poco éxito.

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