Buscando el ancla
El año arranca con una dinámica de precios más elevada que el promedio registrado en 2020. Como dimensión positiva, se observa que los precios transitaron una trayectoria a la desaceleración desde 2019 (bajó del 52,9 por ciento anual en diciembre de 2019 al 34 por ciento en diciembre de 2020). Sin embargo, diciembre registró un aumento mensual de precios al consumidor mayor que el promedio del resto del año. Y aunque aún no se conoce el número oficial para enero, diversos indicadores permiten estimar que difícilmente sea menor que diciembre, como resultado de mayores aumentos en carnes, frutas y verduras y naftas.
Todo ello marca algunas señales para prestar atención respecto a la velocidad de la trayectoria a la desaceleración de la inflación planteada para este año. Y no tanto por una preocupación por la inflación en sí misma, como plantearía una mirada ortodoxa, sino como contra-tendencia a la recuperación del salario real que apuntale la recuperación 2021.
La visión monetarista de la inflación aporta poco a la comprensión del proceso argentino. Tomemos como ejemplo lo sucedido en 2020: mientras durante ese año la emisión y el déficit más que se duplicaron, los precios se desaceleraron de manera sostenida.
La ecuación de la inflación en argentina se explica por múltiples causas, aunque el dólar es un componente central. En este sentido, además de la devaluación, la reciente suba en los precios internacionales de los alimentos, cuellos de botella sectoriales de actividades que vienen liderando el rebote y cierta recomposición de tasa de ganancia, dan cuenta del mayor dinamismo de los precios de los últimos meses.
El Gobierno pospuso aumentos de tarifas de servicios públicos, se prorrogó el programa de precios máximos y se tomaron medidas específicas en distintos rubros de la canasta básica como maíz y carnes para moderar los aumentos.
Hacia adelante, la cuestión gira en torno a qué variable podría funcionar como ancla en el sendero de desaceleración de la inflación 2021.
Hay que reconocer que los casos exitosos de desinflación lo hicieron de manera paulatina para evitar grandes desajustes en la estructura productiva y la distribución. Sobre todo, si consideramos el contexto actual tan delicado. Tras dos años de recesión más pandemia, el zapato aprieta por todos lados.
Desde la visión ortodoxa, el primer candidato para ancla antiinflacionaria es el salario. Moderar la suba de salarios implicaría un menor costo para el empresario, que permitiría no tener que aumentar precios. Sin embargo, el salario también es poder de compra, si no se recupera el salario y el consumo, la economía no volverá a crecer.
El segundo candidato es la política monetaria y fiscal. Es decir, administrar la demanda agregada mediante tasa de interés y menor monetización del déficit. Esta fue la estrategia utilizada en 2017 por el gobierno anterior con la implementación de las metas de inflación. Sin embargo, terminó bastante mal. Mientras que para el
2018 la meta de inflación era de 15 por ciento, la inflación terminó siendo del 47 por ciento.
La tercera opción pasa por los costos de producción, especialmente tarifas y dólar. Por ello, la tranquilidad cambiaria resulta una condición fundamental para bajar la nominalidad en 2021.
La cuarta ancla es la del acuerdo, la moderación de la puja distributiva mediante el establecimiento de acuerdos entre trabajadores, empresarios y el Estado, que promuevan una menor nominalidad. A modo de ejemplo, el salario real puede aumentar en 2021 con una inflación del 40 por ciento o con una inflación del 60 por ciento. Pero, una inflación del 60 por ciento tiene consecuencias sobre precios relativos, tipo de cambio real en mediano plazo, etc., que hacen que se prefiera la inflación del 40 por ciento.
El ámbito natural para estos temas podría ser el recientemente lanzado Consejo Económico y Social. En especial, de cara a las paritarias que se inician. Es una tarea ardua pero necesaria. Allí deben buscarse los espacios que permitan la necesaria recomposición del poder de compra de los trabajadores, a la vez que consoliden una menor inflación 2021.