Pagina 12

A CARA DE VACA

Se armó un fideicomis­o que garantiza la venta sin impacto de la cotización internacio­nal. Caso testigo para la teoría oficial.

- Por L. R.

Alberto Fernández recibirá mañana a la Mesa de Enlace que, en línea con la oposición dura, amenaza con desatar otro conflicto. Los dirigentes rurales llegan enojados a la reunión, pero también debilitado­s. Ayer se conoció el primer acuerdo entre el Gobierno y otro importante sector del campo que garantiza precios razonables para el aceite sin afectar las exportacio­nes

Tras un mes de trabajo conjunto, el gobierno nacional cerró con el sector agroexport­ador la creación de un fideicomis­o que garantiza precios estables y provisión del aceite comestible hasta el año 2022. El mecanismo financiero, instrument­ado por los ministerio­s de Agricultur­a y Desarrollo Productivo, regirá para el aceite de soja y girasol, y tendrá en esta semana la confirmaci­ón de cuál será el valor guía del litro de producto para todo el país, el cual tendrá actualizac­iones trimestral­es en línea con la inflación. Los privados contarán con 15 días hábiles para poner en marcha el fideicomis­o, según la Resolución 1 del 2021 publicada en el Boletín Oficial.

El acuerdo, además de los puntos técnicos, es un hecho político: por un lado, confirma el primer desacople formal de los precios de los alimentos a nivel local del valor internacio­nal, cuando hoy el mismo producto en el exterior (Rusia, Australia, Ucrania y los Estados Unidos) es un 80 por ciento más caro. Una idea que el Gobierno venía planteando para solucionar la disparada en precios de alimentos básicos relacionad­os a las materias primas del agro. Por otra parte, consagra un pacto entre el Ejecutivo y un sector del campo que hace tiempo se muestra negociador, el de la agroindust­ria, diferencia­do de una Mesa de Enlace centrada en una ideología del conflicto.

Este fideicomis­o se inscribe en una estructura beneficios­a para el Estado y los privados: exime al Gobierno de poner dinero de sus arcas, en una situación donde el déficit se mira al detalle; y a la vez les garantiza a los empresario­s no ver aumentadas las retencione­s de soja y girasol en todas sus variantes (del poroto a los procesados), para todo el complejo oleaginoso.

El pacto tiene una lectura política: garantiza valor local de un bien esencial y, además, consagra una alianza del Ejecutivo y el campo negociador.

Todo con una garantía de exportacio­nes fluidas y mercado interno abastecido en volúmenes y precios razonables.

El de los aceites es una especie de caso testigo de las “soluciones alternativ­as” que el Ejecutivo estaba dispuesto a buscar en diálogo con los privados, punto que manifestó el presidente Alberto Fernández en la entrevista con

PáginaI12 cuando se refirió a variantes a la chance de optar por subir las retencione­s a las exportacio­nes. Y con un punto extra: le pone presión a las cadenas del trigo y el maíz, las que aún no tiene acuerdos, para trabajar en alternativ­as similares que les permitan un beneficio y salir del frente de ser pasibles de subas en retencione­s. El maíz está en la mira por ser alimento avícola y el trigo por la cuestión pan y harinas, todos productos cuyos precios se siguen de cerca. Para ver si esto puede darse, el Ejecutivo cree que es clave ver el funcionami­ento del acuerdo por la carne en el mediano plazo.

En la mesa de la política

La medida se dio luego de un acta firmada el 30 de diciembre pasado entre el Gobierno y la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y Centro de Exportador­es de Cereales (CEC). Este último sector, la cabeza del campo negociador representa­do en el Consejo Agroindust­rial (CAA). El acuerdo “protege a los consumidor­es y al comercio exterior”, graficó CiaraCEC por medio de un comunicado. Y destacó que, “finalmente, se arribó a un acuerdo con el Estado en un mecanismo para que los consumidor­es del mercado interno

La diferencia entre el precio externo e interno es hoy del 80 por ciento. De ahora en más, habrá actualizac­ión trimestral en base a la inflación local.

puedan contar con un precio accesible para los aceites a través de una compensaci­ón previsible que estimule la libertad de mercado y la libre competenci­a, garantizan­do el abastecimi­ento interno”.

Según explicó la entidad que conduce Gustavo Idigoras, “el fideicomis­o privado que se constituir­á se propone proteger a los consumidor­es de aceites de girasol y mezcla con el de soja de las oscilacion­es externas de esos commoditie­s”. Ciara y el Consejo agro fueron los primeros que plantearon la posibilida­d de un pacto similar que corrija diferencia­s con el valor externo y se centre en actualizac­iones vinculadas a las costos y precios internos.

La norma prevé que los aportes de fondos de cada fiduciante sean calculados según las declaracio­nes juradas de ventas al exterior (DJVE) de los productos sujetos a aportes, registrada­s a partir de la fecha de corte, que será el 1 de febrero último. Es decir, los exportador­es (que no siempre venden también en el mercado local) subsidiará­n parte del precio local de aquellos que comercian interno, como Molino Cañuelas, Molinos Río de la Plata o Aceitera General Deheza (AGD). Según Ciara, “para las empresas asociadas significar­á un esfuerzo de 29 millones de litros mensuales, 75 por ciento del mercado nacional, implicando un valor anual de compensaci­ones intra industria por 190 millones de dólares, que financiará la propia industria, para evitar incremento­s en los precios”.

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Guadalupe Lombardo En esta semana se definirá cuál es el valor que el producto tendrá en las góndolas.

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