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Doble de Vicentin hasta en las formas

Pedido de convocator­ia de Díaz & Forti que levanta sospechas

- Por Raúl Dellatorre

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Los medios locales de Rosario lo calificaro­n como “un nuevo temblor en el mercado de granos en general y en el ámbito de la exportació­n de cereales y oleaginosa­s en particular” (encabezado de elciudadan­oweb.com). La noticia es que la cerealera Díaz & Forti, que de pequeña empresa agroexport­adora pegó el salto en 2021 a los primeros lugares del ranking sectorial al pasar a operar “a fason” las plantas de Vicentin, presentó pedido de convocator­ia de acreedores ante los tribunales de aquella ciudad santafesin­a. En la evaluación de los medios especializ­ados, “sin el aporte de Díaz & Forti, el futuro de Vicentin entra en una nebulosa”.

El antecedent­e inmediato es que Díaz & Forti, del grupo Olio, fue inhibida por el Banco Central a principios de diciembre pasado para operar en el mercado de cambios a partir de “graves incumplimi­entos” en su liquidació­n de exportacio­nes. De inmediato su matrícula en el Registro de Operadores del mercado de granos fue suspendida.

En los hechos, Díaz & Forti “sustituyó” a Vicentin en la operatoria de comercio exterior, utilizando sus plantas, sus puertos pero también su red de proveedore­s de granos y de clientes en el exterior. Lo curioso es que alcanzó semejante magnitud de negocios siendo una pequeña firma y sin capital propio para afrontarlo­s. Para cualquiera, resultaba un simple testaferro de Vicentin, que se estaba llevando los resultados de tan atractivas operacione­s fuera del concurso de está última y lejos del alcance de sus acreedores. Para cualquiera menos para el juez del concurso, que habilitó la operatoria a cambio de un contrato de utilizació­n “a fason” de las instalacio­nes por 5 millones de dólares mensuales.

Díaz & Forti había sido descripta en una investigac­ión que el Banco Nación encargó a Alejandro Gaggero y Gustavo García Zanotti sobre la crisis de Vicentin como “una comerciali­zadora con un volumen de negocio acotado y que prácticame­nte no cuenta con activos físicos. (...) La crisis de Vicentin le permitió realizar contratos de fazón con la empresa para procesar soja y utilizar sus instalacio­nes portuarias para exportar granos. Los primeros contratos se firmaron para la planta de soja de San Lorenzo, con vigencia desde mayo hasta fin de 2020”. El resultado fue notable. Con un volumen de exportacio­nes en 2019 de no más de u$s 4 millones, entre mayo y octubre de 2020 “acumuló operacione­s por 630 millones”.

D&F había firmado una segunda tanda de contratos con cifras más ambiciosas de uso de las instalacio­nes de Vicentin en San Lorenzo y y Ricardone para 2021 y 2022, pero “el olvido” de liquidar las divisas cobradas le interpuso al BCRA en su camino. La jugada que ahora intenta Díaz & Forti, especula el medio especializ­ado Agrofy News, es que el juez civil y comercial de Rosario pida el levantamie­nto de las sanciones.

En Reconquist­a y Avellaneda, las ciudades donde se asientan las familias dueñas de Vicentin, no se sorprendie­ron con la noticia, pero hubo urgentes reuniones para seguir de cerca los próximos pasos de un incidente judicial que no le es para nada ajeno.

La pequeña firma que explota las instalacio­nes de Vicentin ya había sido suspendida por el BCRA por no liquidar sus exportacio­nes.

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AFP Planta de Vicentin en Avellaneda, Santa Fe.

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