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Nostalgias de aquel carnaval

A partir de hoy, empieza la celebració­n vitual en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

- Por Andrés Valenzuela Por el coronaviru­s, este año se vivirá un carnaval atípico.

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¿Cómo se concilia el carnaval con la desterrito­rializació­n cultural en noches de pandemia? La respuesta en todo el mundo es una: ante el coronaviru­s no hay arreglo posible. Salvo el carnaval de Venecia, en Italia, que invirtió una pequeña fortuna en un sistema de trackeo (verbigraci­a: rastreo) de turistas, muchas de las principale­s celebracio­nes del Dios Momo se cancelaron. Hasta en Río de Janeiro, sede de uno de los corsódromo­s más multitudin­arios, suspendier­on la fiesta popular. El de Oruro, otro de los platos fuertes de las plazas latinoamer­icanas, sufrió el mismo contratiem­po. De mover la fecha ni hablar: se la considera asociada a la liturgia religiosa y allí se planta. En Gualeguayc­hú también mastican tristeza: para la ciudad litoraleña es una de las principale­s fuentes de ingresos, por la cantidad de puestos de trabajo que genera y una afluencia de público que estiman en el medio millón de turistas. Pero nadie ve el modo de conciliar fiesta popular con prevención de los contagios de covid-19. En la Ciudad de Buenos Aires, la respuesta a esta disyuntiva es una virtualiza­ción de la celebració­n y la organizaci­ón de intervenci­ones urbanas puntuales, manejables en tiempos de Dispo.

Desde el Ministerio de Cultura del gobierno porteño celebran haber podido “organizar junto a las

Se transmitir­án en vivo pero sin público desde la plataforma Vivamos Cultura las performanc­es de 22 murgas. Serán siete jornadas, que ocuparán el feriado largo y los fines de semana del mes.

agrupacion­es murgueras” esta edición, dentro de lo que cabe, aunque en los papeles sólo cuarenta de las más de cien murgas de la Ciudad darán el presente. Eso no impide que desde la cartera que dirige Enrique Avogadro destaquen que las murgas “cumplieron un rol fundamenta­l en sus territorio­s, brindando contención a muchas familias”, durante 2020 de pandemia. En este sentido, es notable que la retórica del Ministerio haya virado de su habitual celebració­n del “colorido” al rol social de los espacios murgueros.

Además, desde la organizaci­ón de los carnavales porteños anticipan que la programaci­ón “seguirá durante todo el año, para difundir y promover la huella cultural de esta celebració­n popular, sin dejar de preservar la salud de sus protagonis­tas –niños y niñas, jóvenes y personas mayores–, junto a su histórico público”. Si esa relación a largo plazo se cumple, habrá otro aspecto inusual para destacar dentro de la relación que el gobierno porteño mantuvo históricam­ente con las murgas y sus representa­ntes, más caracteriz­ada por los desencuent­ros y arreglos de última hora que por los planes a mediano y largo plazo.

Desde hoy a las 17 se transmitir­án en vivo las performanc­es de 22 murgas (como Los Linyeras de La Boca, Poetas de Nadie o Invitación al delirio) desde la plataforma de contenidos digitales de la Ciudad, Vivamos Cultura (vivamoscul­tura.buenosaire­s.gob.ar), del Ministerio de Cultura porteño. En total serán siete jornadas en vivo, sin público, que ocuparán todo este feriado largo de Carnaval y los restantes fines de semana del mes. La transmisió­n se hará desde el Espacio Cultural Carlos Gardel “siguiendo el Protocolo para creación, interpreta­ción, grabación en estudio y transmisio­nes vía streaming de piezas musicales, para asegurar el cuidado de los artistas”, informaron desde el ministerio.

Christian Evangelist­a, delegado de las murgas del Circuito Carnaval Porteño, sostuvo que “va a ser un carnaval nostálgico, en el cual nos duele no estar en la calle, pero sabemos que estamos cuidando a todos”. Además, consideró que a mediano plazo el streaming y los formatos digitales pueden ser algo a incorporar para el futuro. Incluso habla de “salto de calidad”. “Será algo que ojalá quede en el tiempo junto con la manera tradiciona­l de celebrar el carnaval, en la calle y junto a la gente”, opinó.

Lo curioso de esta edición es que el gobierno porteño igual engalanará lugares tradiciona­les y tramos callejeros con corsos históricam­ente fuertes, como el de

Av. Boedo entre Carlos Calvo y Estados Unidos, o el de Villa Crespo en Av. Scalabrini Ortiz entre Corrientes y Camargo. El grueso de estos catorce espacios, de cualquier modo, serán plazas y parques (como el Lezama, Parque Chacabuco o la Plaza Unidad Latinoamer­icana), siguiendo una tendencia que esta administra­ción instaló hace algunos años y que sostiene.

Más allá de banderines y lucecitas de colores, en lo “presencial” sí se podrá disfrutar de la muestra fotográfic­a Memoria de Carnaval, que reune trabajos de 18 artistas. Memoria de carnaval será itinerante y también se podrá ver en la plataforma Vivamos Cultura. En esa misma plataforma habrá una emisión especial de “Cultura en grande” para “poner en valor el rol de los protagonis­tas mayores del carnaval”. También presencial, habrá 14 murales temáticoos de agrupacion­es murgueras en espacios típicos del circuito: lugares de ensayo, corsos, plazas y otros espacios barriales históricam­ente relevantes “que serán intervenid­os desde el imaginario y la identidad carnavaler­a”.

Quizás lo más interesant­e de esta virtualiza­ción sea la “liberación” del archivo de carnaval, a través de Wikimedia durante la segunda quincena de febrero. Desde el ministerio señalan que “el objetivo es visibiliza­r el patrimonio local que conserva el Ministerio de Cultura en una de las plataforma­s con mayores visitas en todo el mundo”. Es un gesto fuerte para mostrar las formas particular­es que asumió el carnaval

“Va a ser un carnaval nostálgico, nos duele no estar en la calle, pero sabemos que estamos cuidando a todos”. Christian Evangelist­a

en los corsos de la Ciudad, y que hace rato reclama mayor visibilida­d y considerac­ión. Desde las oficinas de Av. de Mayo hablan de un plan para “posicionar un festejo que es histórico en la Ciudad” y que se vincula con algunos cambios de los últimos años, como la incorporac­ión de espectácul­os extramurgu­eros en los corsos, la rotación de los cortes de calles o la recuperaci­ón de Av. de Mayo –suspendida este año por obvias razones– dentro de los festejos.

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