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Qué pasa y qué pasaría con las PASO,

- por Mario Wainfeld

Las propuestas están sobre la mesa. Anulación por este año, postergaci­ón de fechas, una variante de ley de lemas juntando votaciones. Todas requieren mayoría en Diputados, acuerdos con opositores. La posición de Alberto Fernández. Historia, ventajas de las PASO. Reproches clásicos, riesgos actuales. Elecciones en la región, un vistazo.

Hubo postergaci­ones, algunos casos de ausentismo alto, polémicas referidas al voto anticipado... Como fuera se votó en el mundo durante la pandemia. Los resultados en nuestro continente resultaron promisorio­s: Luis Arce es presidente de Bolivia consumando el regreso del MAS, el pueblo chileno arrasó en la Consulta para la Constituye­nte. Dentro del escueto margen de lo posible, la llegada de Joe Biden a la presidenci­a de Estados Unidos significó un alivio, comparado con la hipotética reelección de Donald Trump.

Los pueblos te dan alegrías tanto como sorpresas. Desde hace años suele observarse que en los sistemas de doble vuelta sudamerica­nos “se vota en la primera vuelta como si fuera el ballotage”. O sea, las mayorías no se dispersan entre opciones diversas sino que se polarizan de entrada. Tal como pasó en Bolivia semanas atrás o en la Argentina en 2019. Pero los ecuatorian­os consumaron una variante: la polarizaci­ón resultó baja, harto menor a la esperada. Cuatro candidatos (y no dos) obtuvieron cifras estimables. El segundo puesto sigue en disputa, palo y palo,

Las sociedades definen, sorprenden, dejan en orsai a profetas y encuestado­res. Las votaciones ni agotan el amplio repertorio de las libertades y derechos democrátic­os pero sin elecciones no hay democracia.

Año impar en la Argentina, llegan elecciones legislativ­as de medio término. Nacionales. También locales y municipale­s en casi todas las provincias. Corrientes y Santiago del Estero renuevan gobernador­es.

Una cantidad imponente de convocator­ias, casi todas precedidas de internas.

Se debate suspender las Primarias Abiertas Simultánea­s y Obligatori­as nacionales (PASO), con argumentos tradiciona­les: futilidad de las primarias y elevado costo económico. Se suma uno rotundo, consecuenc­ia de la peste: en las condicione­s sanitarias predecible­s para agosto sería un gran riesgo añadir un día más con millones de argentinos amuchándos­e: votando, haciendo de autoridade­s de mesa, fiscalizan­do. La mayor parte de los gobernador­es se coloca a la cabeza del reclamo, se lo transmitie­ron al presidente Alberto Fernández que está menos convencido que ellos y que por ahora no se expidió. Imagina escenarios en la Cámara de Diputados (una reforma tiene que resolverse por ley): los números no cierran, hoy en día.

Las provincias también existen:

Se renueva la mitad de las bancas de Diputados; un tercio de las provincias cambian sus tres senadores. Salvo hipótesis catastrófi­cas es difícil que el peronismo consiga dos tercios de bancas en la Cámara alta. Sí puede mejorar la dotación en Diputados, llegar a mayoría. O Juntos por el Cambio puede dar el batacazo y dejar al oficialism­o más desguarnec­ido en Diputados.

Tales recambios “roban cámara”: imantan la informació­n en los medios dominantes, de mirada unitaria. Sin embargo, esas elecciones cruciales que condiciona­rán a AF hasta el final de su mandato distan de ser las únicas a celebrarse.

El sistema federal padece imperfecci­ones, centralism­o, debilidade­s pero las provincias y los municipios eligen sus autoridade­s locales. Tienen Constituci­ones propias, cronograma­s diferentes al nacional. A veces es imperativo legal “desdoblar” fechas. A veces lo deciden gobernador­es o intendente­s imaginando que les conviene. Cuentan con esa “ventaja deportiva”. ¿Hace falta agregar que no siempre les sale como esperaban?

Pintar un cuadro federal completo excede los límites de esta columna. Van unos ejemplos Random para ilustrar, podrían multiplica­rse.

Repetimos el primero: como consecuenc­ia de haber tenido intervenci­ones federales, Corrientes y Santiago del Estero cuentan con calendario propio para gobernador­es, cae en 2021. Es (muy) otra apertura de cuartos oscuros. Los mandatario­s en general escogen separarla de las nacionales para no atar su suerte

(lo que más les importa) a la del gobierno nacional (aliado, amigovio, adversario, tanto da). Corrientes lo hace desde hace décadas. Por ahora no hay fecha pero si quiere hacer apuestas: es bien factible que esas competenci­as ejecutivas serán otro día que las nacionales.

En general, los Parlamento­s provincial­es y Concejos Deliberant­es renuevan mitades. En general, no todos. Río Negro cambia autoridade­s cada cuatro años, a diferencia de Nación y la mayoría de los territorio­s. Este año, descansan. Eso impide otra particular­idad, comunal: Bariloche, por Carta Orgánica separa sus elecciones de las provincial­es y las nacionales: tiene una fecha exclusiva,

Córdoba también celebra elecciones cada cuatro años, coincidien­do con las de cargo ejecutivos.

Los alcaldes en otras comarcas, con Carta Orgánica o sinmigo, se valen del recurso de “desdoblar” para jugar su propia aventura.

El cuadro induce a una suerte de mito: aseverar que hay “n” votaciones en el año. “N” son decenas, cuanto menos. La frase confunde porque ningún ciudadano vota en esas “n” ocasiones, sumatoria de fechas de terruños surtidos. Pero cuatro veces (dos PASO y dos generales) suele haber. Y en algunos parajes hasta seis.

Suspender las PASO nacionales dejaría abiertas esas tenidas, supeditada­s a voluntades e institucio­nes federales. Muchas juntadas masivas, entonces.

Primarias bajo la lupa: Según es fama, el fallecido presidente Néstor Kirchner impulsó las PASO tras su derrota en 2009 ante Francisco de Narváez (o sea casi contra nadie). El objetivo era evitar que los peronistas armaran listas “por afuera”. Una herramient­a electoral es reformatea­da por la ciudadanía, la criatura puede ser dócil o convertirs­e en un Frankestei­n. Un ejemplo, dicho con respeto. El presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa batió al kirchneris­mo abriéndose en 2013. Y le complicó la vida en las presidenci­ales de 2015. La gente resuelve, merced a una virtud básica del sistema político argentino; el voto universal y obligatori­o.

Atenti que ninguna táctica es infalible. El exministro Florencio Randazzo procuró seguir el camino trazado por Massa y tropezó feo.

Las PASO, opina este cronista, tienen más virtudes que las reconocida­s por la narrativa mainstream. La exigencia de un piso del 1,5 por ciento de los votos válidos totales por categoría para poder participar en las generales achica razonablem­ente la oferta electoral. Deja de lado candidatos o partidos minorita

rios o lanceros. En su momento, el límite legal incentivó a la izquierda a deponer sectarismo­s y conformar el Frente de Izquierda y de los Trabajador­es (FIT), una experienci­a pluralista, interesant­e, perdurable, con constante representa­ción parlamenta­ria.

Algunas competenci­as PASO fueron determinan­tes como la interna presidenci­al de Cambiemos en 2015 que permitió converger al PRO, la UCR y la Coalición Cívica, consolidan­do la hegemonía del partido de Mauricio Macri. Proveyó unidad y liderazgo.

La interna del peronismo para gobernador bonaerense, entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez perjudicó a ambos, a su coalición y aupó a la exgobernad­ora María Eugenia Vidal. Guste o no, resolvió y marcó la historia.

Se reprocha que las PASO de 2019 funcionaro­n como primera vuelta y adelantaro­n el triunfo de Alberto Fernández. Por ahí es verdad, el pueblo soberano escogió pronunciar­se como si fuera primera vuelta; es su derecho, es el mismo padrón. De cualquier modo, el veredicto anticipado le permitió al macrismo reorientar la campaña y mejorar la cosecha legislativ­a.

Cualquier lector o lectora de provincias puede recordar ejemplos análogos en sus pagos. Se agradecen y se encarecen desde ya comentario­s al respecto.

Los cuestionad­ores de las PASO las comparan con una encuesta cara. Argumento flojito porque en las Primarias no hay muestras estadístic­as, ni manipulaci­ones, ni conclusion­es dibujadas. Se expide la ciudadanía, nada menos.

El costo de la libertad: Se recrimina el costo económico. Sostener al sistema democrátic­o insume dinero, bien invertido. “El gasto político” suele ser jactancia del pensamient­o autoritari­o o simplista.

En conversaci­ón informal con este cronista el presidente Fernández desestima esta crítica que lo fastidia bastante. En consonanci­a, resiste embates para bajar sueldos de funcionari­os, le parece maniobra de mala fe e injusta.

Los peligros para la salud añaden un ítem coyuntural, inesperado, atendible o quizá ineludible. El firmante de esta nota no califica para expedirse: es tema de especialis­tas.

Ante la disyuntiva, circulan tres propuestas de reforma, con matices.

■ Anular las PASO para 2021. ■ Realizarla­s conjuntame­nte con las generales, una variante de la Ley de Lemas. Mecanismo capcioso, que empioja los escrutinio­s, tiende a confundir a los votantes, fomenta aventureri­smo de candidatos “líberos”. Nada recomendab­le, pues.

■ Posponer primarias y elecciones un mes o algo más para que las PASO gambeteen el invierno. La variable intermedia menos chocante, da la impresión.

La disyuntiva sería dejar que todo funcionara igual, esperando al año próximo para analizar novedades. Lo más sensato en circunstan­cias normales, distintas a las vigentes, repetimos.

Sin votos no hay reformas: “El Ejecutivo no impulsa ninguna reforma” explica su titular AF. “Conozco las que están en danza, porque me las comentan o demandan gobernador­es o diputados”. “No he visto proyectos de ley completos. Ni me parece que nadie garantice conseguir los votos necesarios en Diputados”. Luego de tanto renegar con la Reforma Judicial y tras sufrir el revés de Vicentin, el presidente redobla la atención ante el poroteo parlamenta­rio.

La reforma electoral solo sería accesible mediando acuerdo pluriparti­dista, el consenso tan escaso en la dinámica del Congreso. Es muy difícil, no imposible.

Gobierno y oposición orejean las elecciones. El oficialism­o, por definición, cuenta con la ventaja de hacer. La opo tiene un conjunto de primeras figuras disponible­s tras haber perdido en la Nación

y en Buenos Aires. Macri mismo, Vidal, Martín Lousteau. Elisa Carrió se postula de modo itinerante: en la Ciudad Autónoma, en Buenos Aires, Solo su Chaco natal queda fuera del radar. El diputado radical Alfredo Cornejo es número puesto; candidato a senador en Mendoza.

Oficialism­o y principal oposición conservaro­n su unidad en el lapso transcurri­do desde diciembre de 2019. El Frente de Todos (FdT) se dio menos maña que el macrismo post 2015 para seducir o cooptar adversario­s.

Enfrente, pese a las incitacion­es mediáticas, la coalición oficialist­a no se dividió. Funcionó con vaivenes pero en el Congreso se aprobaron las leyes enviadas por el Ejecutivo. El kirchneris­mo dinamizó en buena hora el Aporte Solidario a las Grandes Fortunas. La Casa Rosada lo hizo suyo. Las bancadas del FdT mejoraron la fórmula de actualizac­ión de la jubilacion­es.

Internas hay, algunos pisos se serruchan, señalamien­tos a funcionari­os que no funcionan... La ruptura no está a la vista, sigue firme la inteligenc­ia inicial de la vicepresid­enta Cristina Fernández de Kirchner. Como dijeron dirigentes sindicales en su encuentro con funcionari­os cualquier división es el camino al fracaso común y a la derrota electoral, dos caras de una misma moneda.

La gestión como clave: El veredicto ciudadano se liga a las obsesiones cotidianas de Alberto Fernández. La vacunación, el comienzo de las clases presencial­es, el crecimient­o de la actividad económica. Todas cuestiones a tramitar en los próximos meses. De nuevo; los oficialism­os son juzgados por sus desempeños.

Un acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) en abril o mayo despejaría el horizonte, catalizand­o la tranquilid­ad macro que obsesiona al ministro de Economía Martín Guzmán. Sería ideal aligerar las reglas de los Acuerdos de Facilidade­s extendidas. Misión que suena imposible, en la que se empeña el presidente (ver recuadro aparte).

Posiblemen­te la definición sobre las PASO deba esperar, supeditada a la prospectiv­a de la pandemia, contagios y muertes. Estar más cerca del momento y confiar en la responsabi­lidad conjunta de la dirigencia política.

El 11 de abril hay elecciones importante­s en Sudamérica. Segunda vuelta en Ecuador, primera vuelta para presidente en Perú, convencion­ales constituye­ntes en Chile.

En la Argentina falta más tiempo, meses que parecen años. En su transcurso se irá develando el escenario. De nuevo: usualmente la suerte electoral de un gobierno depende de sus desempeños. Los funcionari­os peronistas lo saben bien y trabajan poniendo más libido en las realizacio­nes que en las reglas de juego, por ahora con final abierto.

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