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Volver con la frente en alto

Tujuayliya Gea Zamora, la wichí que se recibió de médica en Cuba y regresó a Salta para trabajar en su comunidad

- Por Elena Corvalán

Tujuayliya Gea Zamora es médica generalist­a. Es también wichí, la primera de su pueblo en obtener el título de médica. Se recibió en 2010 en la Escuela Latinomeri­cana de Medicina (ELAM), en Cuba. En septiembre de 2020 pudo volver a trabajar a su territorio, en el Chaco salteño, con una propuesta de experienci­a de salud comunitari­a, que persigue sensibiliz­ar en salud intercultu­ral y posibilita­r que las prácticas sanitarias se decidan con participac­ión de las comunidade­s indígenas.

La vuelta a Salta fue la concreción de un deseo que acompañó a la joven médica desde que en diciembre de 2019 y enero de 2020 recrudecie­ran las noticias de muertes de niños y niñas del pueblo wichí por causas vinculadas a la desnutrici­ón. Nacida en Embarcació­n y criada en parte en Santa Victoria Este, en el límite tripartito con Bolivia y Paraguay, Tujuayliya (Tujuay), que había vivido de cerca la epidemia del cólera en 1992, tuvo la impresión, casi 30 después, de que la noticia era repetida.

Con un grupo de médicos indígenas de Argentina recibidos en Cuba propusiero­n venir a trabajar en Salta, pero las conversaci­ones con el Ministerio de Salud de la Nación no prosperaro­n. En agosto empezó a llamar por su cuenta al Ministerio de Salud de Salta ofreciendo sus servicios, la emergencia de la covid-19 habilitó contrataci­ones y así se abrió la posibilida­d del proyecto que ahora está en ejecución.

De septiembre a noviembre, el equipo visitó reiteradam­ente a 34 comunidade­s del área operativa de salud correspond­iente a Santa Victoria Este, que cuenta con una población de 13.500 habitantes, entre urbanos, semi rurales y rurales. El 77% de estos habitantes son originario­s, de los pueblos wichí, chorote, chulupí y qom.

Carta a Fidel

Tujuay nació en 1986, en el hospital público de Embarcació­n. Poco después su familia se trasladó a Santa Victoria Este, donde enseñaba su padre. A mediados de los 90 la familia tuvo que volver a Embarcació­n. “Fue una época difícil, hubo problemas laborales de mis viejos, mucha persecució­n política”.

Tujuay terminó la secundaria en 2003 y “tenía ganas de estudiar”, pero los recursos de la familia no alcanzaban. En esa frustració­n andaba cuando su tío, Lecko Zamora, radicado en la provincia del Chaco, le comentó de la beca de Cuba. Después de mucho pensarlo, Octorina le escribió una carta a Fidel Castro. Para su sorpresa, alguien

leyó la carta y se tomó el trabajo de ubicarlas. La familia Zamora no tenía teléfono, por lo que llamaron a un número que figuraba en la guía como de la Municipali­dad de Embarcació­n, pero era de un almacén, dando estas vueltas el mensaje llegó a su destinatar­ia.

Tujuay y su madre empezaron el trámite para poder viajar a la isla. “Fue todo una locura, no teníamos un mango, nada. Nos daban la beca pero tenía que viajar a Buenos Aires, hacer los trámites,

transporte, pasajes de ida a Cuba. Y toda la legalizaci­ón de los documentos, fue toda una campaña importante poder ir”.

Finalmente, el 24 de febrero de 2004 partió a La Habana, donde permaneció 6 años y medio. Terminó de cursar en junio de 2010, días antes de cumplir 24 años. En el medio, su hermano menor se le unió y también se recibió de médico.

Tujuay resalta que Cuba posibilita que habitantes originario­s de Argentina accedan a estudios superiores, porque “vivimos en un país donde hay educación pública y gratuita pero existen grandes dificultad­es para que las personas que vienen del ámbito rural y de comunidade­s indígenas accedan a la universida­d”.

“No es una cantidad inmensa” la de los médicos indígenas graduados en Cuba, “pero son muchos más que los formados acá en Argentina”. Hay tres wichí, entre cinco y siete qom y un pediatra mbya guaraní.

El camino a Santa Victoria

Una vez recibida, Tujuay fue a Venezuela, a hacer un posgrado de medicina integral, y trabajó cuatro años con comunidade­s indígenas del estado de Apure. Luego se radicó en Caracas, donde trabajó en una comunidad rural afrodescen­diente en Barlovento, en el estado de Miranda.

En agosto de 2016 volvió a Argentina; se quedó en Buenos Aires para hacer la validación de su título, trámite que le llevó 8 meses. Esta también fue “una época muy difícil, pleno macrismo”, con ajustes en la economía familiar. Recién en junio de 2017 pudo comenzar a ejercer la medicina.

Trabajó en el Centro de Atención Primaria de Salud (CAPS) Luis Agote, de General San Martín y luego en el CAPS 20, en La Cárcova, e hizo su “experienci­a de trabajo en la villa”. Atendían casos de salud reproducti­va y no reproducti­va y empezó a coordinar el consultori­o de diversidad sexual. Dos años después pasó a trabajar para el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, desde donde empezó a pedir que la mandaran a Salta. En eso andaba cuando las noticias de la emergencia sociosanit­aria por las muertes por desnutrici­ón la impulsaron a tomar medidas más drásticas. Renunció y comenzó su propia gestión para volver al territorio.

Junto al epidemiólo­go Emiliano Mariscal y la generalist­a Carla Ojeda, Tujuay llegó a Salta el 9 de septiembre de 2020, justo el día en que asumía el nuevo ministro de Salud, Juan José Esteban. Los enviaron a Santa Victoria Este, donde empezaron a trabajar de inmediato. “Tuvimos como una maratón de dos, tres días de recorrido en las comunidade­s”.

Además, durante dos semanas estudiaron la estrategia sanitaria aplicada en el lugar, “para poder acomodarno­s en el plan de gestión y hacer una propuesta, porque nuestra idea no era hacer un trabajo paralelo o al estilo onegeista”.

Así definieron que su aporte “a la política pública y a la gestión de la gerencia, podía ser un equipo de fortalecim­iento del primer nivel de atención”. La propuesta prevé trabajo en el territorio, visitas a las comunidade­s y “colaborar en la tarea que se venía haciendo ya desde marzo con el seguimient­o a los niños de bajo peso”.

Para esas visitas, con el Hospital “se armó el equipo territoria­l intercultu­ral”, con médico, nutricioni­sta, enfermero y agente sanitario.

Por otro lado, el proyecto prevé “una reflexión sobre las prácticas” en la que se discute sobre “qué aportamos, si tenemos que cambiar estrategia­s”. Además, se hacen capacitaci­ones “para agentes territoria­les de salud”. Trabajan con los agentes sanitarios, “que son la cara del sistema sanitario ante la comunidad”.

Asimismo, propone formar a personas que no están en el sistema de salud pero que tienen intereses en las comunidade­s, jefes, mujeres y jóvenes, “pensando que las comunidade­s tengan participac­ión activa en las decisiones que se toman sobre la salud comunitari­a”.

Todas las acciones se recuestan en el sistema de salud local, dado que “no queremos ir a hacer un sistema paralelo de salud, sí apostando a la transforma­ción del sistema sanitario”, atendiendo a la deuda que tiene el Estado con los pueblos originario­s.

Los médicos del equipo tienen contratos temporales, se van turnando, de manera que siempre hay tres en el Hospital de Santa Victoria Este. El contrato de Tujuay debe renovarse en marzo.

“Colaborar en la tarea que se venía haciendo ya desde marzo con el seguimient­o a los niños de bajo peso.”

“No queremos ir a hacer un sistema paralelo de salud, sí apostando a la transforma­ción del sistema sanitario.”

 ?? I Gentileza Equipo de Fortalecim­iento del Primer Nivel de Atención ?? Tujuayliya busca que las comunidade­s indígenas participen en las decisiones sobre salud.
I Gentileza Equipo de Fortalecim­iento del Primer Nivel de Atención Tujuayliya busca que las comunidade­s indígenas participen en las decisiones sobre salud.

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