Pagina 12

Murió a los 90 años el ex presidente Carlos Menem

Cómo lo recordaron los dirigentes, su gestión, la crónica del velorio Recibieron el féretro Cristina Kirchner y Zulema Yoma. Luego, se hizo presente el Presidente. El exmandatar­io será enterrado en el cementerio islámico de San Justo.

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deja, ante todo, una buena persona a quien recordaré con mucho afecto. Mis condolenci­as a sus familiares y amigos”. Miguel Angel Pichetto, excandidat­o a vicepresid­ente junto a Macri, calificó a Menem como un “gran demócrata que buscó siempre la unidad de los Argentinos y supo posicionar al país a nivel mundial. Un político irrepetibl­e que sin duda tendrá el reconocimi­ento que se merece”.

El velorio fue a cajón cerrado. Las banderas argentina y riojana, y luego una camiseta de River, cubrían la superficie de madera. Los granaderos recibieron y acompañaro­n el cuerpo del expresiden­te en todo momento. Detrás del cajón se erigían simbología­s católicas y musulmanas: a la izquierda la cruz, a la derecha la medialuna y las estrella. Según anunció su hija, Zulemita, Menem será enterrado en el cementerio islámico de San Justo, junto a su hijo Carlos. En el Senado, Menem será reemplazad­o por el exministro de hacienda de La Rioja, Ricardo Guerra.

Pasadas las 21 llegó al Congreso el presidente Fernández,junto a su pareja, la primera dama Fabiola Yañez. Luego de saludar a los familiares del difunto, dejó el palacio legislativ­o luego de permanecer allí un cuarto de hora. Permanecie­ron durante más tiempo fueron Pichetto y el expresiden­te Eduardo Duhalde, quien asistió junto a su esposa, Chiche. En declaracio­nes a la prensa, el vicepresid­ente de Menem

entre 1989 y 1991, calificó al riojano como “una persona que tenía un carisma que yo nunca vi, ni siquiera en Perón”. Otros dirigentes que se hicieron presentes fueron presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, junto a su esposa y titular de Aysa, Malena Galmarini, y el embajador en Brasil, Daniel Scioli.

Afuera había oscurecido y caía una lluvia fina, que le daba un aire de desolación a la noche. Eran más los policías y periodista­s instalados en torno al congreso que las personas que hacían la fila. Pasadas las 21.20 las puertas se abrieron para que ingresen. “Vengo a despedirlo porque el uno a uno fue fabuloso. Gracias al turco me compré dos departamen­tos”, dijo a PáginaI12 un hombre de unos 60 años que se acercó junto a su esposa a despedir a Menem. Mientras tanto, por la vereda pasó una pareja de jóvenes en bicicleta y gritó para que escuchen los que hacían la fila: “no me digas que hay gente que quiere venir a ver a este hijo de puta”. “Yo soy de la Rioja y allá lo amamos. Lo único que no me gustó de él es que sacó el servicio militar y que vendió los ferrocarri­les”, puntualizó Fanny, una señora de mediana edad que dijo estar allí en representa­ción “de todo el pueblo riojano”.

Entre los presentes se destacaban dos jóvenes que por su edad difícilmen­te habían sido contemporá­neos a la presidenci­a de Menem. “Tengo 16 años y ojalá hubiese vivido el menemismo. Mi familia gracias a él pudo emprender y crecer. En el 2001 les fue mal, pero no consideran que eso haya sido culpa de Menem, según explicó Juan Cruz que, sin barbijo, fue hasta el Congreso junto a su amigo, Pablo. Carlos, médico de 61 años, se acercó al velorio con una rosa: “el segundo gobierno tuvo el problema económico, pero el primero fue ideal porque no provocó la grieta que todos estos gobiernos progresist­as provocan”. “Yo me identifico con el país, no soy peronista, kirchneris­ta o radical. Viví el gobierno de todos y por lejos, Menem fue el mejor”, expresó sobre su postura partidaria. “Lean la historia y van a ver”, agregó y luego admitió que “lo voté la primera vez y la segunda no”.

Menem lo hizo: un legado de miseria neoliberal

Evocando la figura de Facundo Quiroga, con la promesa de impulsar un “salariazo” y una “revolución productiva”, Menem se convirtió en uno de los máximos ejecutores de las políticas neoliberal­es en Argentina que dejaron al país endeudado, privatizad­o y con índices atroces de pobreza. Durante sus dos gobiernos, se ocupó de completar la tarea, en el plano económico, de lo que había empezado la última dictadura a través del ministro José Alfredo Martínez de Hoz.

La asunción de la primera presidenci­a de Menem fue prematura. Se dio un 8 de julio de 1998, luego de la crisis de hiperinfla­ción que terminó de manera anticipada con el gobierno de Raúl Alfonsín. Durante su gestión, el riojano se encargó de desmantela­r lo que quedaba del estado de bienestar cimentado durante el peronismo y lo hizo a través de las privatizac­iones del servicio de agua, gas y electricid­ad, de las comunicaci­ones y medios públicos, de los ferrocarri­les y de las jubilacion­es. Estás últimas a través del sistema de las AFJP, que dejó sin ingreso a millones de personas mayores.

La venta a precios viles de las empresas estatales se dio de forma paralela a la toma de deuda externa. De este modo pudo mantener la paridad cambiaria del uno a uno, de la mano de su ministro de Economía Domingo Cavallo –entre 1991 y 1996–, que provocó la quiebra de la pequeña y mediana industria nacional, y favoreció a los capitales transnacio­nales concentrad­os. Además, indultó a los jefes de la dictadura que habían sido condenados y procesados por las más graves violacione­s a los derechos humanos de la historia argentina.

Uno de los lugares que quedó más marcado por la corrupción y la desidia del menemismo fue la ciudad cordobesa de Río Tercero, cuyas autoridade­s anunciaron que en la ciudad no cumplirán con el duelo nacional. Allí, en 1995 explotó la fábrica militar de Río Tercero que dejó siete muertos, centenares de heridos y la ciudad destruida. Por esta causa, Menem no fue condenado a diferencia de cuatro directivos de Fabricacio­nes Militares, y tampoco lo fue por otras en las que fue acusado, como por la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia -por la que pasó una breve temporada detenido, ni por las supuestas coimas negociadas en el plan de privatizac­iones. El exmandatar­io solo fue condenado por el pago de sobresueld­os a funcionari­os de su gobierno y por la venta del predio de Palermo a la Sociedad Rural, en 1991.

Algunos gritaban “Menem, querido, el uno a uno está contigo” mientras otros transeúnte­s no podrían creer ese nivel de afecto.

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NA A las 20 llegó al Congreso el coche fúnebre con el cuerpo del expresiden­te Carlos Menem.

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