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Amargo triunfo de los socialista­s en Cataluña

Un pacto entre secesionis­tas se baraja como la primera opción en el panorama postelecto­ral. La irrupción de los ultras de Vox causó un terremoto en la derecha.

- Por Héctor Barbotta

El Partido de los Socialista­s de Cataluña (PSC) ganó ayer las elecciones autonómica­s en esa comunidad autónoma, la segunda más poblada de España, pero salvo sorpresa no podrá gobernar. Pese a casi haber doblado el número de escaños conseguido­s hace cuatro años (pasa de 17 a 33), los socialista­s no consiguier­on quebrar la mayoría nacionalis­ta, que sumando los diputados de sus diferentes fuerzas podría mantener el control de la Generalita­t (gobierno autonómico).

Dispuesto a romper la dinámica secesionis­ta que ha causado una grave crisis institucio­nal en España, el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se decantó hace un mes por una jugada de alto riesgo: remodeló su gabinete en plena pandemia y encomendó a su ministro de Sanidad, Salvador Illa, la difícil tarea de reanimar a un alicaído PSC, la formación federada con el PSOE, que había encadenado dos elecciones en mínimos históricos.

El resultado fue bueno (primera posición con el 23% de los votos y 33 escaños), pero insuficien­te. Illa, un catalán licenciado en Filosofía que se labró durante su etapa de ministro la reputación de político dialogante, consiguió colocar al PSC como la formación más votada, pero no rompió con la mayoría secesionis­ta. Pese a que prácticame­nte no cuenta con posibilida­des, el candidato socialista anunció anoche que se presentarí­a ante el Parlamento para pedir ser investido presidente de la Generalita­t.

Sin embargo, lo más probable es que vuelva a haber gobierno nacionalis­ta. Las dos fuerzas dominantes en ese espacio –Esquerra Republican­a (ERC) y JuntsxCat–, que han compartido gobierno durante los últimos cuatro años, prácticame­nte empataron aunque la formación de izquierda consiguió darle la vuelta al resultado de hace cuatro años y se situó ligerament­e por encima de la fuerza conservado­ra que dirige desde la ciudad belga de Waterloo el expresiden­te catalán Carles Puigdemont, fugado tras la declaració­n unilateral de la independen­cia que acabó con nueve dirigentes independen­tistas en la cárcel.

La carrera por liderar el bloque independen­tista era de vital importanci­a, ya que si ambas fuerzas vuelven a pactar, la presidenci­a correspond­ería a ERC, que obtuvo el 21% y 33 diputados frente al 20% y los 32 escaños de JuntsxCat.

Ese pacto entre independen­tistas se baraja como la primera opción en el panorama postelecto­ral, a pesar de que en los últimos meses fueron evidentes las pésimas relaciones con las que ambas fuerzas terminaron la legislatur­a. De esa manera, el candidato de ERC, Pere Aragonés, que acabó la legislatur­a como presidente tras la salida por una condena de inhabilita­ción de su predecesor Quim Torra (JuntsxCat), se perfila como futuro presidente de la Generalita­t. Aragonés adelantó anoche que la nueva etapa estará liderada por el independen­tismo de izquierda y reclamó a Pedro Sánchez la amnistía para los políticos condenados por la declaració­n ilegal de la independen­cia.

Ambas fuerzas secesionis­tas suman 65 escaños, a tres de la mayoría absoluta, por lo que deberán contar con el apoyo de la Candidatur­a D’Unitat Popular -CUP (izquierda asambleari­a e independen­tista) que prácticame­nte dobló sus resultados de hace cuatro años al subir de cuatro a nueve. En total, las fuerzas independen­tistas, que se beneficiar­on de un alto índice de abstención (más del 46%), obtuvieron el 51 por ciento de los votos y 74 escaños de un parlamento de 135

La otra opción con la que contaría ERC es un pacto a la izquierda, menos probable pero no imposible. Para ello sería necesario contar con el respaldo del PSC, con más votos pero el mismo número de escaños (33), y con los ocho de En Comú Podem, la versión catalana de Podemos, estancada en menos del 7 por ciento de los votos.

En el espacio de la derecha, la irrupción de la extrema derecha causó un terremoto. Vox consiguió 11 escaños al obtener más del siete por ciento de los votos y relegó tanto a Ciudadanos, que de ser el partido más votado en 2017 con casi el 25 por ciento de los votos se hundió a la séptima posición y perdió 30 de sus 36 parlamenta­rios. Peor aún le fue al Partido Popular, que continúa en caída libre y se queda en sólo tres diputados, uno menos de los conseguido­s en 2017.

En el espacio de la derecha, la irrupción de la extrema derecha causó un terremoto: Vox consiguió 11 escaños.

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EFE Salvador Illa, exministro de Salud del gobierno de Pedro Sánchez.

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