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Bill Gates y su plan para el cambio climático

Plantea llegar a las emisiones cero en 2050

- Por Dolores Curia

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Bill Gates lleva años estudiando el cambio climático y tiene un plan para combatirlo. En un nuevo libro, el fundador de Microsoft ofrece una hoja de ruta para reducir a cero las emisiones, una meta factible, pero que requerirá grandes avances tecnológic­os, según avisa. Cómo evitar un desastre climático, que sale a la venta hoy en una veintena de países, es una aporte amplio y didáctico al debate sobre el clima de alguien que fue capaz de ver con años de antelación el boom del software o la falta de preparació­n del mundo ante una eventual pandemia.

El mensaje de Gates es a la vez optimista –frenar el calentamie­nto global en las próximas décadas es posible– y realista – harán falta enormes progresos tecnológic­os y mucha voluntad política–. “La gente que cree que esto es fácil tiene que estudiar la amplitud de las fuentes de emisiones. La gente que cree que es imposible, espero que miren el potencial de innovación en estas áreas y vean que es posible, aunque muy difícil”, explica el empresario y filántropo en un encuentro virtual con un grupo de medios europeos.

Gates comenzó a interesars­e por el cambio climático hace aproximada­mente dos décadas y llegó al tema de forma indirecta, al estudiar la relación entre la falta de suministro eléctrico y la pobreza que veía en sus viajes a países en desarrollo de la mano de su fundación.

Poco a poco, tras muchas conversaci­ones con expertos y científico­s, explica que llegó a la conclusión de que el desafío para el mundo era aún mayor: no se trataba sólo de generar más electricid­ad para que los desfavorec­idos prosperara­n, sino de hacerlo sin emitir más gases de efecto invernader­o. Gates reconoce que no es un experto en clima, ni mucho menos, pero asegura que en los últimos años ha aprendido mucho. “Me gusta bastante leer”, apunta, asegurando que ha leído “literalmen­te cientos de libros” sobre el tema y ha discutido con un sinfín de expertos.

Su conclusión es que para evitar un desastre es necesario alcanzar las cero emisiones netas y para ello, hará falta impulsar herramient­as ya existentes como la energía solar y la eólica o la captura de carbono, pero además desarrolla­r nuevas tecnología­s.

Estas, avisa, no se pueden limitar sólo a ámbitos como la generación de electricid­ad y el transporte, sino que deben transforma­r muchos otros sectores como el agroalimen­tario, el de la producción del cemento o del acero. Y para ello, insiste, el mundo necesita un plan, una hoja de ruta que permita llegar a las emisiones cero para 2050 y a la que espera contribuir con su libro. “Te

El fundador de Microsoft sostiene un plan para llegar a la emisión cero y asegura que “es difícil” pero “no imposible”.

nemos que movernos a una velocidad de cambio de la economía física que no hemos visto en ningún momento de la Historia”, explica Gates, que para ello ve absolutame­nte imprescind­ible que la ciencia logre un avance “radical”.

Así, considera que la seriedad de los países en su lucha contra el cambio climático podrá medirse en buena parte en función del dinero que destinan a investigac­ión y desarrollo, pues sin esos progresos tecnológic­os el mundo está destinado al fracaso.

Mientras, asegura que el creciente interés en el cambio climático que se ha visto desde 2015, sobre todo liderado por los jóvenes, es el gran activo con el que cuenta la comunidad internacio­nal. “El esfuerzo climático tiene energía, tiene un objetivo, que es un buen objetivo –llegar a cero para 2050– y ahora lo que hace falta es un plan”, explica.

Gates escribió la mayor parte de su libro durante 2019 y tenía previsto haberlo publicado antes, un plan que modificó por el estallido de la crisis de la covid19, pues llevaba años advirtiend­o sobre la necesidad de prepararse para una eventual pandemia de este tipo.

“Decidí que mi voz pública debía estar realmente centrada en la tragedia de la pandemia y el trabajo que debíamos hacer para llevar vacunas a todo el mundo”, recuerda el multimillo­nario estadounid­ense, que a través de la Fundación Bill y Melinda Gates es uno de los promotores de la Alianza para la Vacunación (GAVI).

Gates cierra su libro con un epílogo escrito a finales de 2020 en el que analiza el impacto de la enfermedad y su relación con el clima. En él adelanta la que será su prioridad para los próximos meses: abordar pandemia y clima con los líderes internacio­nales y convencerl­es de que las lecciones aprendidas de una crisis son claves para resolver la otra. @

¿Sería como cuando para ofrecer a un cachorro que busca hogar se resalta que tiene aplicadas la antirrábic­a, la del moquillo y todas las vacunas del calendario para mascotas? Es imposible que no se disparen ese tipo de analogías ante lo que The New York Times presentó como una “nueva tendencia” que se estaría abriendo paso entre lxs usuarixs de las apps de citas. Según el artículo, empresas como Tinder, OkCupid y Bumble informaron que la palabra “vacuna” y “vacunado” crecieron notablemen­te en los perfiles en los últimos días.

¿Qué significa este dato? Además de la gran esperanza 2021, ¿la vacuna podría funcionar como un pasaporte de inmunidad que se capitaliza­ría en forma de matches? Inocularía, junto con los anticuerpo­s, la propiedad de generar deseo.

La socióloga británica Catherine Hakim desarrolló antes de la populariza­ción de las apps de citas y mucho antes de la pandemia, una idea que ayuda a pensar este asunto. Es el concepto de “capital erótico”, es decir, un activo personal marcadamen­te femenino que puede utilizarse en el mercado laboral. Una combinació­n de encanto físico y social: conjuga “belleza, atractivo sexual, vivacidad, buen gusto para vestir, habilidade­s sociales y competenci­a sexual”. El capital erótico es a veces un don, otras un mérito, que puede aprovechar­se por ejemplo para obtener un buen trabajo.

La investigad­ora franco-israelí Eva Illouz en El capital sexual en la modernidad tardía habla de algo similar: enumera cuatro tipos de capital sexual. Estos son: 1) capital sexual por defecto, es decir, la castidad, que en el mercado matrimonia­l “pagaba” en la medida en que se conservara hasta llegar al registro civil. 2) La capacidad de hacer del cuerpo una fuente de valor, como cuando se monetiza de modo explícito en el trabajo sexual. 3) El valor que distintas industrias extraen de la exposición de los cuerpos que “venden”. Un ejemplo sería cierto uso de las redes sociales, donde esos cuerpos más “atractivos” llaman la atención. Y, se sabe, el tiempo que pasamos frente a la pantalla es dinero. La cuarta y última categoría se refiere a la habilidad de hacer de ese atractivo un commodity en el mercado matrimonia­l y de las citas.

Volvamos a lxs “Vacunades”. ¿Por qué alguien explicita su estatus sanitario en su perfil? ¿Significa que prefiere interactua­r con otrxs vacunadxs? ¿Le parece una carta que suma en términos de deseabilid­ad? ¿Será un dato que mueve el amperímetr­o de los algoritmos que regulan la oferta y la demanda en ese mercado virtual de las relaciones?

“Por estos días un chiste que aparece cuando alguien que conocés se da la vacuna es decirle ‘Ponelo en Tinder’. Yo no sé si tenerla te vuelve más apetecible. O tal vez sí… en la medida en que genera más seguridad

“Tenemos que movernos a una velocidad de cambio de la economía física que no hemos visto en ningún momento de la historia.”

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EFE Bill Gates presenta su plan de “Cómo evitar un desastre climático”.

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