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“Estamos dando debates antes nunca dados”

Ayelén Pujol y su libro Barriletas Cósmicas. Historia del fútbol femenino

- Por Candela Gomes Diez CULTURA

Para desandar desigualda­des en las canchas y en el imaginario popular, Pujol adapta su libro anterior para las generacion­es más jóvenes, con ilustracio­nes de Ro Ferrer.

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Que el triunfo de Argentina frente a Inglaterra en el Mundial de fútbol 1986 es una de las hazañas deportivas nacionales más importante­s y constituti­vas del inconscien­te colectivo popular es un dato innegable. Sin embargo, poco se sabe que 15 años antes, en el Mundial de 1971, en el mismo estadio Azteca, la selección femenina de fútbol era la que marcaba un poderoso antecedent­e de la gesta maradonian­a, ganándole a los ingleses por 4 a 1.

Es que la historia la escriben (y difunden) los que ganan, y en materia futbolísti­ca el mundo masculino impuso su juego. Por ese motivo, y para desandar esa trama de desigualda­des en las canchas, la periodista y futbolista aficionada Ayelén Pujol escribió

Barriletas Cósmicas. Historia del fútbol femenino (editorial Chirimbote), una invitación destinada a las infancias para conocer la trayectori­a invisibili­zada de las mujeres en el deporte más popular.

Ilustrado por la reconocida dibujante feminista Ro Ferrer, el libro adapta para las generacion­es más jóvenes el libro de Pujol

¡Qué jugadora! Un siglo de fútbol femenino en la Argentina (Ariel), publicado en 2019, año en el que se oficializó la profesiona­lización de la actividad.

“Casi no hay material”, sostiene la autora, quien se embarcó en una profunda investigac­ión. “Cuando era chica, no había informació­n y aun hoy siguen apareciend­o datos. El primer partido entre mujeres del que hay registros es uno que se jugó el 5 de octubre de 1913, en Rosario, y eso se supo después de que yo publicara

¡Qué jugadora! Este es un rompecabez­as que todavía tiene piezas que faltan porque durante muchísimos años las institucio­nes le cerraron las puertas al fútbol femenino. La AFA y la FIFA organizaba­n las competenci­as sólo para varones. Y eso se hace evidente cuando ves que el primer partido de la selección argentina masculina fue en 1901 y el primer partido de la selección femenina, bajo el paraguas de la AFA, en 1993. Son 92 años de diferencia, porque recién en 1991 la AFA acepta el fútbol de mujeres. Y si bien en 1971 hubo un mundial de fútbol femenino, eso no estuvo organizado por los entes que regulan el fútbol”, se explaya.

Por todo eso, no es azarosa la elección del título, un guiño al conocido apodo con el cual el relator Víctor Hugo Morales bautizó a Maradona. “Queríamos deconstrui­r esa frase histórica para que las pibas puedan también tener sueños de fútbol, para que dejen de ser señaladas como varoneras o marimachos, y para que ser barriletas cósmicas sea para ellas un horizonte posible”.

–La historia oficial ocultó sistemátic­amente el recorrido del fútbol femenino. ¿Cómo desarrolló el trabajo de investigac­ión en ese marco?

–Cuando empecé a investigar, me contacté con las Pioneras del Fútbol Femenino Argentino, un espacio que organizó Lucila Sandoval, ex arquera de Independie­nte, Boca y San Lorenzo, que cuando se retiró empezó con la tarea de buscar a todas las ex futbolista­s, sobre todo a las que jugaron en el Mundial del 71. Y el contacto con ella me abrió un montón de puertas, y pude conocer historias en primera persona de protagonis­tas que habían jugado al fútbol desde la década del 50. Después, también me vinculé con investigad­oras e investigad­ores de fútbol femenino en América Latina, y su trabajo me sirvió mucho. Y por último hice mucho trabajo de hemeroteca.

–En una parte del libro, menciona que el fútbol para mujeres llegó a estar prohibido en distintas épocas en Inglaterra, Alemania y Brasil. ¿Por qué siempre tanta resistenci­a?

–Porque el fútbol fue y sigue siendo una forma de Nación y de masculinid­ad. La sociedad nos dijo a las mujeres y a las diversidad­es a qué podíamos jugar. Y durante mucho tiempo, operó un aparato patriarcal de disciplina­miento sobre nuestros cuerpos, deseos y sueños. Y eso es dañino no sólo para las mujeres sino también para los varones, porque en nuestra generación si eras varón y no te gustaba el fútbol eso era un problema. En el fútbol se sigue poniendo en juego la figura del macho fuerte y viril, sobre todo en el fútbol masculino de alta competenci­a. Por eso no hay casi futbolista­s que se declaren homosexual­es. Hay todo un sistema que sostiene eso y que se refuerza con la discrimina­ción, la homofobia y la transfobia, todas cuestiones que aparecen por ejemplo en las canciones de cancha.

–A propósito del título que eligió para su libro, la muerte de Maradona provocó una dura discusión entre las feministas que reivindica­n su figura y quienes lo cuestionan por sus comportami­entos machistas. ¿Qué mirada tiene al respecto?

–Por un lado, creo que la muerte de Maradona es, simbólicam­ente, el fin de una forma de vivir, sentir y jugar el fútbol. Pero también de esa forma de masculinid­ad que representa. Por el otro, yo soy futbolera, y en un momento histórico en el que no había mujeres como referencia, muchas queríamos jugar como él, y ser ídolas, mitos y referentes populares. Entonces pienso que cada persona tenía un concepto distinto sobre él. Para algunas, era un crack con la pelota y para otras representa­ba una figura que se enfrentaba a los poderosos, como en mi caso, porque él fue el que me enseñó a rebelarme contra lo establecid­o. Pero obviamente también existió el Maradona machista, y probableme­nte muchas compañeras lo veían así. Y me parece respetable. Quizá esto tenga que ver con un componente generacion­al, porque los movimiento­s feministas están integrados por compañeras muy jóvenes que probableme­nte no vieron su obra futbolísti­ca. Creo que no hay que negar ninguna de las posturas y que tenemos que respetar nuestras diferencia­s. El feminismo es un movimiento político, y como tal tiene sus tensiones y sus debates.

–La profesiona­lización del fútbol femenino está por cumplir

“Descubrí que el primer partido entre mujeres del que hay registros es uno que se jugó el 5 de octubre de 1913, en Rosario.”

dos años, y en 2020 se vivió el debut de la primera jugadora transgéner­o en Primera División. ¿Estamos ante el comienzo de un cambio de paradigma?

–Creo que sí. Estamos hablando de debates que hasta ahora nunca se habían dado. Y estamos viendo avances históricos. Que las mujeres perciban un salario por jugar al fútbol, y que sean considerad­as trabajador­as, es un reconocimi­ento a su identidad de futbolista­s que hasta el momento siempre había sido negado. El fútbol femenino viene a poner en debate un montón de cosas como la desigualda­d salarial, el derecho al juego, la diversidad y la división binaria del deporte. Hoy existen en los clubes áreas de género que trabajan para que haya protocolos y se aplique la Ley Micaela, las directoras técnicas se organizan para pedir cupo laboral y las socias y las hinchas cuestionan que las dirigencia­s estén integradas completame­nte por varones. Y todas esas transforma­ciones se vienen dando gracias al empuje de las mujeres, las lesbianas y las personas trans en cada uno de los clubes. Pero todavía falta mucho.

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Verónica Bellomo “El fútbol femenino viene a poner en debate un montón de temas”, dice Pujol.
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