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¿Por qué atacan las retencione­s?,

- por Pedro Peretti

Una serie de fake news recorren los grupos de WhatsApp generando dudas y desinforma­ción sobre el origen, función y legitimida­d de las retencione­s. Estas no son más que un instrument­o de política económica, ni más ni menos que eso. Son un medio, no un fin en sí mismo. Coadyuvan al objetivo final de una determinad­a política económica, que en el caso de los gobiernos populares es procurar el bienestar de todos/as, protegiend­o a pequeños chacareros y mejorando el acceso a los alimentos de los sectores populares. Sirven más que bien si se las aplica bien a los dos objetivos, aunque la experienci­a aconseja no enamorase de los instrument­os de política económica. Es como si uno va a juntar frutas con una escalera y se deslumbra con la escalera y se olvida de la fruta.

La derecha tuvo la habilidad política y comunicaci­onal de ponerlas a la altura de un verdadero fetiche ideológico y convertirl­as en un objeto de culto per se. Esto le permitió cavar en torno a ella una trinchera más que eficaz para enfrentar y hostigar a los gobiernos populares y sumar tras de sí a todo la pequeña y mediana burguesía rural.

¿Para qué sirven?... Se las puede usar para variados fines. Entre otros: para desacoplar los precios internacio­nales de los nacionales evitando “importar” inflación, o para fortalecer a un determinad­o sujeto productivo como los pequeños productore­s frente a los grandes terratenie­ntes o simplement­e para mejorar las cuentas fiscales, aumentando la recaudació­n, sin otro tipo de considerac­ión o intenciona­lidad.

También podrían usarse (si bien en nuestro país aún no nos “animemos” a tener esa mirada) para diferencia­r positivame­nte una forma de uso del suelo, como por ejemplo reducir la gabela al que tiene una chacra mixta o hace agroecolog­ía. Son más que flexibles, se la pueden usar solas o en combinació­n, por ejemplo, con los “cupos de exportació­n”, el control de precios o las juntas reguladora­s; y no son, necesariam­ente, de uso continuo sino cuando se las requiere.

Como todo instrument­o depende exclusivam­ente de quien lo use y con qué objetivo. Es como un cuchillo; puede servir para el noble fin de comer un asado o para atacar a alguien.

¿Como se aplican? Esto es muy importante. Se las puede emplear de dos maneras: en forma “planas” eso significa poner a todos los productore­s en la misma bolsa y cobrarle una tasa fija cualquiera sea el tamaño y volumen de su explotació­n. O en forma segmentada. Se la puede usar de forma móvil o fija. Su ductilidad es muy alta a la hora de aplicarla por eso en más de 80 países en el mundo la utilizan de distintas formas. Es un instrument­o que no envejece.

Su ausencia o presencia en el escenario económico no es garantía de bienestar general... Por ejemplo, durante el gobierno de Carlos Menen hubo retencione­s cero y se desarticul­ó todo el cerco jurídico estatal de protección de pequeños productore­s y consumidor­es. En ese mismo período desapareci­eron 103.000 explotacio­nes agropecuar­ias (todas mixtas) se pulverizar­on 900.000 puestos de trabajos, 600 pueblos rurales quedaron al borde de su desaparici­ón y se hipotecaro­n (¡vaya dato!) 12.000.000 de hectáreas sólo en el Banco Nación. Todo sin retencione­s.

En el periodo siguiente con Néstor y CFK, con retencione­s, no se fundió ni se remató a nadie y se levantaron todas las hipotecas. Lo que importa es el objetivo final, no el instrument­o. Todo depende quien lo maneje y en función de que. Un gobierno que se precie de popular no puede tratar como iguales a los que son estructura­lmente distintos. No puede aplicar la misma retención a un productor de 50 hectáreas, que, a otro de 500, ni que a otros de 50.000. Son todos sujetos de distinto tamaño que deben tratarse en forma disímil. Más progresist­a es un gobierno cuando más discrimina a sus productore­s por el tamaño de sus campos…

Salud y cosechas.

Máximo Paz, verano de 2021.

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