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Una causa al borde del cierre

La investigac­ión de la muerte de Carlos Menem Jr.

- Por Raúl Kollmann

defensa propia” del sector “que supo realizar todas esas operacione­s”. Además sostuvo que “hay como un cerramient­o de defensa a ultranza de esas posiciones y no pareciera que el peronismo ha ganado las elecciones, pues no se ha podido desarmar a este tipo de grupos o fuerzas de tareas en la justicia que de alguna manera trabajaron con el gobierno de Macri”. con el apoyo del senador Martín Lousteau. La otra lista, que encabeza el jefe del bloque de Juntos por el Cambio en la Legislatur­a platense, Maximilian­o Abad, dijo que su espacio es

“la lista de identidad, de pertenenci­a, de conducta partidaria. Somos los garantes de la unidad de la coalición opositora y preparamos a la UCR para liderar ese espacio”. @

El deceso de Carlos Menem reactualiz­ó el caso de la muerte de su hijo, Carlos Menem Junior. La realidad es que el expediente judicial sigue abierto, pero al borde del cierre, cuando se están por cumplir 26 años de la caída del helicópter­o entre Ramallo y San Nicolás. Zulema Yoma había puesto en duda que el cuerpo enterrado en el cementerio islámico fuera el de su hijo, pero se hizo una reautopsia, con la participac­ión del Equipo Argentino de Antropolog­ía Forense (EAAF) en la que se comprobó, a través del ADN, que todo el cuerpo correspond­e a Carlitos. La otra medida adoptada por la justicia fue una pericia fotográfic­a sobre los restos del helicópter­o. La voz cantante la tuvieron peritos del Conicet de Tucumán que no modificaro­n la conclusión judicial: que Junior piloteó bajito el helicópter­o, jugueteand­o con dos modelos que iban en un auto en la ruta, se enredó en los cables –como le ocurrió a Jorge Brito recienteme­nte– y se precipitó a tierra. No hubo atentado, fue un accidente.

Quien da la batalla por la hipótesis del atentado es, desde siempre, Zulema Yoma. Hacia el final de su vida, Carlos padre, en proceso de reconcilia­ción con su exesposa, acompañó tímidament­e los reclamos de Zulema, pero quienes estuvieron cerca del exmandatar­io siempre dijeron que estaba convencido que lo de su hijo fue un accidente. A tal punto que ni siquiera se hizo una autopsia al principio y recién se concretó en 1996, con casi 20 forenses presentes. El dictamen fue que Junior murió por los golpes de la caída.

El juez Carlos Villafuert­e Ruso cerró la instrucció­n concluyend­o que no hubo delito; su fallo fue ratificado por la Cámara Federal de Rosario y el expediente llegó a la Corte Suprema, que no abrió el recurso.

Sin embargo, Zulema planteó el caso en la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) donde, por iniciativa de Cristina Fernández de Kirchner, se llegó a un acuerdo: se convino en hacer dos medidas adicionale­s, la reautopsia, y en segundo plano, la pericia fotográfic­a.

Zulema, representa­da por el abogado Juan Labaqué, designó forenses de parte y en el análisis del cuerpo de Carlitos participar­on integrante­s del EAAF, del Cuerpo Médico Forense y del Conicet. La cuestión a develar era que el cuerpo enterrado en el Cementerio Islámico –según Zulema– no era de su hijo y que sobre todo el cráneo fue intercambi­ado. La versión era que Junior tenía un disparo en la cabeza y ese disparo no aparecía en el cráneo enterrado. Se tomaron muestras de todo el cuerpo, desde el cráneo hasta los pies, pasando por costillas y

El expediente judicial sigue abierto. Zulema Yoma plantea que su hijo sufrió un atentado, pero las pruebas indican que fue un accidente.

otras partes. Se confirmó en todos los casos que se trataba del cuerpo de Junior y se verificó nuevamente que no había disparos.

La pericia fotográfic­a fue más controvert­ida. Participar­on peritos del Conicet de Tucumán que analizaron todas las fotografía­s e imágenes del helicópter­o, tomadas no bien cayó el aparato. Originaria­mente hubo dos pericias, de la Fuerza Aérea y de la empresa Bell, fabricante del helicópter­o, junto a un especialis­ta en accidentes del Estado norteameri­cano. Ambas pericias concluyero­n que se trató de un accidente. Después, los restos de la nave se devolviero­n a la familia Yoma, propietari­a del aparato, y se guardaron en un depósito, en el que estuvo sin custodia durante ocho meses. La base de los cuestionam­ientos fue una pericia posterior, hecha por la Gendarmerí­a, que percibió restos de proyectil. Sin embargo, Villafuert­e Ruso se basó en los numerosos testigos que señalaron que Carlitos piloteaba el helicópter­o muy bajito, con total control del aparato, jugueteand­o sobre la ruta. Hubo un testigo que contó que se le voló la gorra que tenía puesta y otro relató que el helicópter­o no superaba la altura

Zulema Yoma siempre dijo que su hijo sufrió un atentado. Hacia el final de su vida, Carlos Menem acompañó tímidament­e el reclamo.

de un cartel de Shell de la ruta. Por supuesto que ni un solo testigo dijo haber escuchado disparos

Hay evidencias contundent­es de que Junior y el corredor Silvio Oltra abordaron el Bell en Don Torcuato. Pasaron a buscar a una conocida modelo por un country de Benavídez y emprendier­on el rumbo hacia Rosario. Sin embargo, la chica se sintió mal por la forma en que se estaba pilotando el helicópter­o y pidió bajarse. Por eso terminó descendien­do en San Pedro y continuó viaje con otra chica en un Fiat Uno. Más adelante en la Ruta 9 ambas vieron que se había producido el accidente. Una de ellas bajó, pero de inmediato regresó al vehículo y se fueron.

Lo que había sucedido es que, como en el reciente caso de Jorge Brito, al volar bajito y sobre la ruta, el aparato se enganchó en los cables y cayó a tierra. Ninguna de las constancia­s del expediente cambiaron con la pericia realizada por el Conicet de Tucumán, es decir no se visualizó nada que tuviera que ver con proyectile­s. El abogado de Zulema, Labaqué, se enojó con los peritos y los denunció después de una serie de choques verbales.

A casi 26 años de la caída del helicópter­o, el 15 de marzo de 1995, la causa está al borde del cierre. La familia Oltra –Junior y Silvio Oltra iban a una competenci­a en Santa Fe– desestimó la hipótesis del atentado. El abogado que los representó, Arturo Goldstraj, siempre sostuvo que se trató de un accidente producto de que Junior piloteó de forma imprudente el helicópter­o.

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DyN Los restos del helicópter­o en el que viajaban Carlos Menem Junior y Silvio Oltra.
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