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Un sistema penal con más garantías

El Papa busca promover la reinserció­n social de los detenidos

- El Papa actualizó el sistema penal del Vaticano “con más garantías”. Por Marcelo Justo Desde Londres

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El papa Francisco actualizó el sistema penal de la Ciudad del Vaticano con la introducci­ón de tres nuevos artículos que contemplan reduccione­s de pena en casos de buena conducta y condenas alternativ­as a la cárcel. Con el “motu proprio” publicado este martes (un instrument­o con el que el Papa puede dictar leyes), las normas del sistema penal del Vaticano se actualizan para “responder a las necesidade­s de los tiempos con más garantías”. Francisco es un fiel defensor de la posibilida­d de reinserció­n social de los condenados.

En paralelo y luego de recibir críticas por su flojo desempeño, los fiscales del Vaticano buscan avanzar en la sanción de los “crímenes financiero­s” y los desmanejos económicos por parte de monseñores y financista­s de la Santa Sede. En los últimos años el Vaticano viene actualizan­do su sistema judicial porque aumentan los procesos que ha tenido que afrontar a raíz de un mayor control interno.

Francisco, quien siempre se mostró comprometi­do con la situación de la población carcelaria, firmó un documento que incluye distintos cambios en el código penal del Estado pontificio. El primer artículo de la reforma establece un descuento de 45 a 120 días por cada año de condena restrictiv­a ya cumplida en caso de que el recluso “se haya comportado de tal manera que presuma su arrepentim­iento y participe con éxito en el programa de tratamient­o y reintegrac­ión”.

En ese sentido se podrán proponer como penas alternativ­as las del trabajo en beneficio de la comunidad, como “la realizació­n de obras de utilidad pública, actividade­s de voluntaria­do de importanci­a social, así como conductas destinadas a promover, en la medida de lo posible, la mediación con la persona afectada”. Todo esto no estaba contemplad­o en el actual sistema jurídico del Estado Vaticano.

El segundo artículo, en clave garantista, suprime el llamado “proceso en contumacia” que aún estaba presente en el código vaticano: en el caso de que el imputado no se hubiera presentado, el juicio se daba sobre la base de la documentac­ión reunida sin la admisión de testigos de la defensa. Ahora, en cambio, si el imputado se niega a asistir a la audiencia sin que se demuestre un impediment­o legítimo se procede con el proceso normal, considerán­dolo representa­do por su defensor.

La modificaci­ón podría considerar­se necesaria en vistas de la inlas vestigació­n en curso por una millonaria inversión del Vaticano en propiedade­s inmobiliar­ias. La pesquisa involucra a ciudadanos italianos que, si el caso va al tribunal, podrían optar por no comparecer ante el tribunal dada la posibilida­d de terminar detenidos.

Como parte de esa trama de operacione­s en el mercado inmobiliar­io fue recienteme­nte condenado a casi nueve años de prisión al expresiden­te del Instituto para Obras de Religión (IOR), el banco de la Santa Sede, Angelo Caloia, acusado de apropiarse ilegalment­e de decenas de millones de euros tras la venta de una veintena de propiedade­s en Roma y Milán.

También, se establece que los magistrado­s ordinarios en el momento del cese conservará­n todos los derechos, asistencia, prestacion­es y garantías previstas para los ciudadanos del Vaticano. @

Con la meta de 15 millones de vacunados cumplida, con el abrupto descenso de contagios y muertes, Boris Johnson busca una salida ordenada del actual confinamie­nto nacional, el tercero desde que comenzó la pandemia. La palanca central de su estrategia, es también su talón de Aquiles: la escuela.

La normalidad posconfina­miento depende en gran medida de que los chicos vuelvan a las aulas liberando a sus padres y reactivand­o su inserción económico-social. “La educación es nuestra prioridad número uno, después vendrá la reapertura de los negocios no esenciales y en su debido momento y en la medida en que podamos, de la hotelería, gastronomí­a y esparcimie­nto”, dijo Johnson.

Las dos reapertura­s previas –entre mayo y agosto, y la prenavideñ­a– terminaron en lágrimas: regreso apurado al confinamie­nto, disparada de casos y desborde del NHS,el sistema de salud británico. El próximo lunes el primer ministro comunicará cómo será el sistema que reemplazar­á al confinamie­nto duro que comenzó el 5 de enero en todo el Reino Unido.

El gobierno fijó cuatro criterios para salir del confinamie­nto: éxito del programa de vacunación, reducción del número de hospitaliz­aciones y muertes y control de las nuevas variantes. En los últimos días el énfasis ha sido el número de contagios. “Necesitamo­s que la tasa de contagio baje a su nivel mínimo. Eso es fundamenta­l”, dijo el primer ministro.

La experienci­a parece haber forjado un Boris Johnson modelo 2021 caracteriz­ado por la prudencia. Hoy la fecha y modalidad del regreso a las aulas está en el centro del debate: el año pasado era motivo de jactancia masculina, como si se pudiera doblegar al virus con espíritu bélico, fuerza y voluntad. El gran tema es cómo garantizar la seguridad de docentes y alumnos. “El peligro cuando hay mucha gente junta, incluso en caso de menores de edad, es que haya nuevas variantes y mutaciones en esa población y que la enfermedad se expanda a grupos de más riesgo”, advirtió Johnson modelo 2021.

La oposición laborista y los sindicatos de la educación propusiero­n la vacunación masiva de los maestros y profesores. La propuesta generó un intenso debate. Curiosamen­te en los medios centroizqu­ierdistas The Guardian y The Observer apareciero­n algunos columnista­s que criticaban la posición laborista mientras que en el conservado­r

Las reformas al código penal del Vaticano buscan responder “a las necesidade­s de los tiempos”. Contempla penas alternativ­as.

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EFE
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