Pagina 12

Un abrazo por condicione­s dignas

Denuncia del polo educativo de la Villa 31

- Por Laura Vales

Con un abrazo al ministerio de Educación porteño, la comunidad educativa de la Villa 31 denunció que la vuelta a la presencial­idad en sus escuelas se hizo “sin diálogo con las familias ni los docentes”. La principal preocupaci­ón es que el gobierno porteño no se acercó a implementa­r los protocolos de cuidado en las aulas, donde faltan insumos e informació­n.

“Tenemos un solo termómetro para la toda la escuela. Por falta de espacio, decidimos separar a los chicos en grupos. Vamos tener que alternarlo­s, combinar clases presencial­es con trabajos prácticos, pero no nos mandaron los cuadernill­os para que se lleven a sus casas. Es ilógico que nos falte algo tan básico cuando hace un mes que están anunciando que hoy empezaban las clases”, planteó Claudia Ritrobatto, profesora de matemática­s y delegada de UTE en el secundario del Polo Educativo Mugica.

En la escuela primaria vecina no tenía jabón para todos los baños. Entre las madres y padres del barrio de Retiro, el más castigado por los contagios en el inicio de la pandemia, hubo señales de falta de confianza: de 60 chicos debían comenzar a cursar el primer año del secundario, se presentaro­n apenas 11.

En el Polo Educativo del barrio Mugica están todos los niveles educativos, del jardín de in

fantes al secundario. La semana pasada, sus docentes y directivos armaron comisiones y estuvieron midiendo las aulas y chequeando sus posibilida­des de ventilació­n. “Aplicando el distanciam­iento entre bancos entran ocho alumnos por aula”, detalló Walter Larrea, maestro de primaria. Contó que en la villa viven 10.500 chicos, que se reparten entre otras escuelas cercanas o se ven obligados a viajar. Tras los reclamos del barrio, en los años recientes se han construido escuelas como la suya, pero la falta de vacantes sigue siendo un problema grave. Durante el 2020 padres, alumnos y docentes pidieron, sin respuesta, computador­as y conectivid­ad al gobierno porteño. Este fue otro de los motivos del abrazo.

“Reclamamos que por favor pusieran antenas, porque son muy pocas las familias que pueden pagar un wifi. Tuvimos muchas reuniones con el gobierno de la Ciudad. No respondier­on el pedido de computador­as, luego nos pasaron un 0-800 para pedir equipos en comodato, finalmente sólo entregaron 3 o 4. Los docentes tuvimos que salir a buscar donaciones de celulares para nuestros alumnos”, contó Larrea.

Paulina Vera, maestra del nivel primario, enumeró a PáginaI12 faltantes de insumos básicos: “Las clases arrancaron sin jabón ni toallas de papel para todos los baños. Mandaron 8 kits de protección cuando trabajan en el lugar 70 personas. La escuela está inundada desde el 8 de febrero y no vino nadie todavía a reparar las filtracion­es”.

Dejaron una carta en la cartera de Soledad Acuña. “Todavía estamos esperando que le den al Ministerio de Educación nacional la lista de los 6.500 estudiante­s sin conexión para que accedan a computador­as. Evidenteme­nte, a la ministra nunca le preocupó el problema de la brecha digital. Y su única respuesta fue el pedido de abrir las escuelas en un contexto de pico de contagios”, sostiene el texto.

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