La sentencia de la causa ESMA IV
Ocho condenas y un represor que eludió al tribunal
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Luego de dos años y medio de audiencias, el cuarto juicio oral por delitos de lesa humanidad en la ESMA concluyó con condenas para ocho represores. Las penas mayores, de prisión perpetua, recayeron en el oficial naval Carlos Mario Castellví, en el exagente de la Policía Federal Raúl Armando Cabral y en el expersonal civil de inteligencia (PCI) del Batallón 601 del Ejército, Miguel Conde. La pena más baja, de seis años de prisión, fue para el exconscripto de la Armada Claudio Vallejos, el único de los acusados que afrontó el proceso en libertad. En el fallo de la causa conocida como “ESMA IV” hubo un beneficiado, el contraalmirante (RE) Horacio Luis Ferrari, exmiembro del Grupo de Tareas 3.3.2, quien logró prolongar sus cuatro décadas de impunidad al ser excluido del juicio tras recusar con éxito a dos jueces del Tribunal Oral Federal 5.
La lectura de la sentencia la encabezó el juez Daniel Obliterviniendo gado, presidente del TOF-5, a quien secundaron las vocales Adriana Palliotti y Gabriela López Iníguez y a través de Zoom la siguieron fiscales, querellantes, defensores e imputados.
Obligado destacó que “del universo de más de 800 víctimas que había en la causa ESMA unificada, en esta hay en concreto 23 nuevas víctimas”, y leyó sus nombres. Repasó también los datos personales de los acusados y la extensa lista de querellantes, que incluye a Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, el CELS, Abuelas de Plaza de Mayo, Liga Argentina por los Derechos Humanos, Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos, entre otros.
El tribunal declaró que los hechos juzgados en el proceso “son constitutivos de crímenes de lesa humanidad” y “por ende son imprescriptibles”, aunque rechazó el pedido formulado por algunas querellas de aplicar la tipificación de genocidio.
El primer imputado en escuchar su condena fue Cabral, que pareció aprobar moviendo la cabeza de arriba hacia abajo cuando el juez dijo “prisión perpetua”. El exoficial de la Policía Federal, que tiene 72 años y goza de arresto domiciliario, integró las patotas de la ESMA con el alias “Tiburón” y fue condenado por más de 400 privaciones ilegítimas de la libertad, tormentos agravados, más de 60 homicidios y 21 casos de sustracciones, retenciones y ocultación de menores. H.I.J.O.S. Capital cuestionó desde Twitter que “el tribunal no nombró a ninguna de las 816 víctimas con nombre, historia, familia, lucha y militancia”. “Por todas, gritamos ¡presentes!”, destacó.
Luego llegaron los 15 años de cárcel para Carrillo y la prisión perpetua para Castellví, que escuchó inmutable desde su encierro hogareño, con la mano en la cabeza. Con el apodo “Lucas”, Castellví integró el sector Operaciones y el área de inteligencia del grupo de tareas, donde actuó como enlace con el Ejército, in
en secuestros, torturas y homicidios, según detalló el fiscal Félix Crous en su alegato a mediados de 2019. La misma pena recibió Miguel Conde, el ex PCI que los sobrevivientes recordaban como “Cortez”, quien participaba de los interrogatorios en la ESMA y transmitía la información arrancada bajo tortura a la central de reunión del Batallón 601.
De los diez imputados que se sentaron en el banquillo el 13 de agosto de 2018, no escuchó la sentencia el contraalmirante Ferrari quien llegó a ser director de Inteligencia Naval en 2003. Este recusó en agosto 2018 a los jueces Obligado y Palliotti, maniobra que convalidaron Guillermo Yacobucci y Angela Ledesma desde la Cámara de Casación Penal. Luego la Corte Suprema desestimó sin explicaciones el recurso de los fiscales y dejó todavía impune a Ferrari que deberá ser juzgado por el TOF-5 con otra composición.
El cuarto juicio oral por delitos de lesa humanidad en la ESMA concluyó con condenas para ocho represores.