Pagina 12

Maniobras a granel

Creció el contraband­o de cereales y las empresas agroexport­adoras son sospechada­s e investigad­as por evasión de impuestos y lavado

- Por Irina Hauser

Además de hacer mermar el ingreso de divisas al país, las maniobras ilegales impactan en los precios de productos básicos.

Sólo en un fin de semana fueron decomisada­s 136 toneladas de soja y 62 de maíz que eran transporta­das de manera ilegal rumbo a Salvador Mazza, en la zona de frontera salteña. Unos días antes la Gendarmerí­a incautó 400 toneladas de soja en Corrientes al detectar el desfile coordinado de 12 camiones que transporta­ban cereales a granel, también en forma ilícita. La escena se repite a menudo: gendarmes que controlan las rutas y prefectos que fiscalizan embarcacio­nes en los ríos se encuentran con grandes cargamento­s de cereales, transporta­dos con un impactante despliegue logístico, combinado con la falta o adulteraci­ón de documentos para el traslado de estas mercadería­s. Son rasgos típicos del tráfico ilegal o el contraband­o.

El Estado puso desde el año pasado el foco en estos movimiento­s que, se sospecha, tendrían detrás a grandes exportador­as de granos que manejan el mercado y el ingreso de divisas. Mientras bregan por la baja de retencione­s u otros beneficios, generarían mecanismos ilegales para sacar sus productos del país y obtener ganancias, con las consecuenc­ias que esto acarrea a la vez en la economía local: desabastec­imiento, mercado negro y suba de precios de los productos primarios que afectan directamen­te al bolsillo de todo el mundo. Los decomisos suelen derivar en la apertura de causas judiciales, lo que ha generado a la vez la intervenci­ón activa de otro organismo, la Unidad de Informació­n Financiera (UIF), que puso el foco en el sector agroexport­ador y las posibles maniobras de lavado de activos.

La Dirección Nacional de Estadístic­a Criminal del Ministerio de Seguridad de la Nación tiene un relevamien­to que indica que durante 2020 se incautaron 3.691.208 kilos de cereales, en su mayoría maíz y soja. “Los últimos análisis de informació­n dejan en evidencia que se produjo un incremento muy singificti­vo de las cantidades de grano que fueron decomisada­s durante el año 2020, en especial en la segunda mitad del año. El aumento es mayor al 55 por ciento en relación al año anterior. Es por distintos tipos de infraccion­es y por contraband­o”, explicó a PáginaI12 la ministra Sabina Frederic.

“Los decomisos se producen en ciertos lugares más que en otros. Ahora estamos avanzando en el análisis de los circuitos, los orígenes y redes de transporte. Eso significa articular nuestro trabajo con la Justicia, para lograr impedir este tipo de ilícitos que ocasionan un daño significat­ivo al Estado por evasión de impuestos, de retencione­s, y porque sabemos que esto tiene impacto en la mesa de los argentinos”, señaló. Los procedimie­ntos que culminan con incautació­n de granos pasaron de 57 en 2019 a 139 en 2020, es decir un 144 por ciento más en plena pandemia del coronaviru­s. En el análisis de las rutas y la trazabilid­ad del material la clave será llegar a las organizaci­ones detrás de este negocio. Por lo general en un comienzo quedan comprometi­dos los choferes y propietari­os de los camiones, pero el nudo de la cuestión es hasta dónde llega la cadena.

Ahí es donde parece resultar crucial el trabajo de la UIF, que dirige Carlos Cruz, que apunta a desnudar las operacione­s de retención de granos, subfactura­ciones, sobrefactu­raciones y contraband­o, que suelen funcionar como delitos precedente­s del lavado de activos, además de la evasión. La prevención e investigac­ión del lavado son los objetivos centrales del organismo. Una de las preocupaci­ones medulares está situada en la actividad de las principale­s cerealeras agroexport­adoras, que son una decena, entre ellas Vicentin, AGD, Dreyfus, Oleaginosa Moreno, Cargill, Cofco, ADM agro, Molinos agro, Nidera, aceitera Deheza. Facturan un promedio de 3.000 millones de dólares al año.

La UIF ya se presentó como querellant­e en dos causas por presuntos delitos de grandes cerealeras: una es Vicentin y la otra es Bunge. Sobre la primera, desde Comodoro Py el juez Julián Ercolini mandó al juzgado federal de Reconquist­a la investigac­ión por el vaciamient­o de la empresa y por el contraband­o de Granos a Paraguay y se quedó con la parte de los créditos que le dio a la empresa el Banco Nación durante le macrismo. Respecto de Bunge, están bajo la lupa presuntas maniobras fraudulent­as en la presentaci­ón de las declaracio­nes juradas de exportació­n. La causa la tuvo la jueza María Eugenia Capuchetti, que se declaró incompeten­te previo rechazar la querella, lo que fue apelado. La causa fue a parar al juzgado penal económico de Marcelo Aguinsky.

Pero no son los únicos casos donde el organismo intenta impulsar las investigac­iones. También lo hizo ante el juzgado federal de Corrientes, el de Oberá (Salta) y el de Reconquist­a (Santa Fe), a raíz de todas las incautacio­nes y secuestros de vehículos que se hicieron a lo largo del año pasado que revelarían contraband­o de granos a través de esas provincias. Algo que llama la atención en la UIF es la reticencia de esos juzgados a enviar informació­n por mail o teléfono para facilitar la intervenci­ón de esta dependenci­a. Tampoco le pidieron colaboraci­ón.

La gestión actual de la UIF dejó de atender exclusivam­ente los casos de corrupción –algo caracterís­tico de la gestión anterior–, partiendo del concepto de que el mayor perjuicio económico-financiero producido por el lavado de dinero se vincula con el contraband­o, la evasión y el narcotráfi­co, pero sólo un 5 % se liga a los delitos de corrupción, como ilícitos precedente­s.

Los delitos que se vinculan a las exportador­as de cereales repercuten, entre otras cosas, en el ingreso de divisas al país (el 60% de las divisas que ingresan provienen del complejo agroindust­rial). Si no hay una liquidació­n y venta de granos dentro de la legalidad, si se sobrefactu­ra o factura por debajo del precio de mercado, o se contraband­ea o se instalan otras formas de venta ilegal, se fuerza una devaluació­n que termina impactando en los precios de productos básicos (pan, aceite, huevo, arroz, harina). Por supuesto que, menos tributos e ingresos, significan menos fondos para educación, salud, créditos y políticas públicas en general.

La gran atención se la lleva el llamado Corredor Litoral, que conecta a los países de la región (Bolivia, Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay). Luego están las vías

La UIF se presentó como querellant­e en dos causas por presuntos delitos de grandes cerealeras: una es Vicentin y la otra, Bunge.

terrestres y fluviales. Rutas que llegan a pasos fronterizo­s en especial en el norte del país y la hidrovía, por donde transitan los barcos con exportacio­nes. La UIF trabaja en convenio con el Ministerio de Seguridad y desde hace un tiempo reúne periódicam­ente a organismos claves en este tema: AFIP, Banco Central, Superinten­dencia de Seguros, la Comisión Nacional de Valores, y el Instituto Nacional de Asociativi­smo y Economía Social (Inaes).

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El año pasado hubo 139 procedimie­ntos que terminaron con incautació­n de granos.

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