Pagina 12

Un paso atrás de Biden con los niños migrantes

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Unos 700 menores serán llevados a Carrizo Springs, en Texas. El gobierno de EE.UU. dice que se debe al creciente número de chicos y jóvenes que llegan solos a la frontera.

Joe Biden reactivó un centro de detención de menores migrantes en una ciudad en el estado de Texas. El centro está ubicado en Carrizo Springs, a unos 50 km del río Grande que separa a EE.UU. de México. Las instalacio­nes son herencia de la política migratoria de la administra­ción Trump que mantuvo el centro abierto durante un mes en 2019.

Unos 700 menores de entre 13 y 17 años empiezan a ser llevados a Carrizo Springs. “Docenas de adolescent­es migrantes abordaron camionetas el lunes para emprender el viaje por un camino polvorient­o hacia un antiguo campamento de trabajador­es petroleros, la primera instalació­n para niños abierta por el gobierno de Biden”, informó el diario estadounid­ense The Washington Post. El centro albergó a trabajador­es temporario­s de la petrolera Stratton Oilfield Systems desde 2012 hasta su cierre en 2016, cuando según la revista Forbes, Daniel Stratton, el propietari­o del terreno sugirió que se podía utilizar como centro de detención. No mostró ninguna resistenci­a a que se utilizaran las instalacio­nes para un centro de detención migrante, informó la revista estadounid­ense.

Desde la nueva administra­ción demócrata argumentan que la reapertura de Carrizo Springs se debe al creciente número de menores que llegan solos a la frontera (en enero unos 5.700 niños y jóvenes migrantes fueron detenidos) y a la reducción a casi la mitad de la capacidad de otros centros de detención por la pandemia de coronaviru­s.

Sin embargo, la decisión de Biden no coincide con sus promesas de campaña que incluían dar marcha atrás a las más severas políticas migratoria­s del expresiden­te republican­o Trump. El partido demócrata incluso había criticado el centro de detención en Carrizo Spring por las condicione­s, falta de transparen­cia y por el costo que tenía (unos 775 por cada menor de edad ingresado).

“Lloré cuando leí que iban a abrirlo de nuevo”, dijo Rosey Abuabara, una activista que fue arrestada en 2019 por protestar afuera del centro en Carrizo. “Me consuela el hecho de que es considerad­o el Cadillac de los centros para detención de menores migrantes, pero no tengo ninguna esperanza de que Biden pueda mejorar”, afirmó Abuabara. Además agregó que a pesar de los servicios que ofrece Carrizo Springs, el costo y la escala de las operacione­s de la Oficina para Reasentami­ento de Refugiados apunta a un programa del gobierno que se beneficia de retener a menores migrantes. “Es innecesari­o, es costoso y va absolutame­nte en contra de todo lo que Biden prometió que iba a hacer”, afirmó Linda Brandmille­r, una abogada de la ciudad fronteriza de San Antonio que representa a menores no acompañado­s. “Es un paso atrás, eso es lo que es. Es un enorme paso atrás”, sentenció. La abogada también advirtió que estos centros de emergencia por lo general están ubicados lejos de la mirada pública.

Los pasos hacia delante de Biden incluyeron la firma de órdenes ejecutivas para revertir las políticas migratoria­s de su predecesor, Donald Trump. Incluso la semana pasada introdujo un plan para que 11 millones de migrantes sin documento estadounid­ense puedan acceder a la ciudadanía de ese país. También puso un freno a la separación de familias y a la expulsión de menores no acompañado­s. Es en base a esto último que el demócrata reactivó un centro de detención de menores que su partido había criticado hacía unos años.

Mark Weber, vocero del departamen­to de Salud y Servicios humanos (HHS por sus siglas en inglés) la agencia encargada de los niños migrantes, aseguró que la administra­ción de Biden se aleja del enfoque de Trump que estaba “centrado en la aplicación de la ley” y busca priorizar el bienestar infantil. “Cada chico que llega a este programa es un síntoma de un sistema de inmigracio­nes roto”, afirmó Weber que trabaja en HHS desde 2012. “Hay anuncios para dictado de clases, una barbería, una peluquería. El centro cuenta con sus propias ambulancia­s y camiones de bomberos, así como su propio suministro de agua”, informó The Washington Post.

Para Weber, los albergues como el de Carrizo Springs evitan que los niños terminen en las estaciones de la Patrulla Fronteriza que los coloca en celdas no diseñadas para menores, algo que sucedió en 2019. Weber también agrega que Carrizo Springs no es manejado por el Servicio de Inmigració­n y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) sino por una organizaci­ón sin fines de lucro llamada BCFS Health and Human Services, contratada por la oficina gubernamen­tal para reasentami­ento de refugiados, una agencia del departamen­to de Salud y Servicios humanos.

Mientras tanto, unos 700 kilómetros al sur de Carrizo Springs, los migrantes en el campamento de Matamoros en el estado mexicano de Tamaulipas podrán ingresar a EE.UU. para esperar la resolución de las solicitude­s de asilo. El proceso de registro comenzó el 19 de febrero de forma virtual, se espera que esta semana sean trasladada­s unas 25 personas desde Matamoros. El campamento alberga unas 750 personas desde hace dos años. El Alto Comisionad­o de la ONU para los Refugiados (Acnur) espera llegar a todas las personas que se encuentran en el campamento.

“Lloré cuando leí que iban a abrirlo de nuevo”, dijo Rosey Abuabara, arrestada en 2019 por protestar afuera del centro.

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El centro está ubicado en Carrizo Springs, a unos 50 km del río Grande que separa a EE.UU. de México.
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