Pagina 12

La jeringa mágica,

- por Luis Bruschtein

@

La pandemia como escenario y en el ring dos pugilistas: el gobierno que trata de sacársela de encima y la oposición que lo obstaculiz­a, como si pensara que su adversario pagará un costo más alto cuanto más dure la enfermedad. En la platea, lo único que quiere la sociedad a esta altura es que se termine la epidemia. A pesar de las denuncias y la campaña amarillist­a de los medios promacrist­as, la sociedad inclinará su opinión hacia el que muestre más eficiencia para terminar la epidemia, para conseguir más vacunas y para vacunar con más rapidez.

La señora porteña de ruleros o el señor de Recoleta podrán decir que “los k” le están robando las vacunas, pero más allá de las posiciones extremas, la gran masa de ciudadanos que define las elecciones espera con mucha expectativ­a la llegada de las vacunas y sigue los arribos de las esperadas dosis como si fuera la tabla de posiciones del fútbol.

Las denuncias reales sobre algunas personas que fueron vacunadas por amiguismo, salteándos­e los turnos, fueron sobredimen­sionadas y agrandadas con mentiras por los medios hegemónico­s y en las redes. Dijeron que se habían perdido tres mil vacunas, lo cual es una mentira, dando a entender que esa sería la cantidad de vacunados por acomodo. A esa mentira se le sumó la circulació­n de listas falsas que incluían a personas conocidas, como el actor Pablo Echarri o el productor de televisión Marcelo Tinelli.

Todos lo desmintier­on, igual que el falso primo del gobernador Axel

Kicillof que no es primo ni familiar y que fue vacunado porque es trabajador de la salud. El que hizo circular esta mentira fue un periodista de Clarín y algunos de sus colegas la viralizaro­n.

En ese ring, los contendien­tes asumen roles tradiciona­les. El oficialism­o gobierna y trata de conseguir las vacunas. La oposición hace lo que en otras situacione­s sería normal: oponerse. Lo viene haciendo desde que empezó la epidemia. Resultó grotesca la intervenci­ón de periodista­s “racionales” para despreciar y desvaloriz­ar la vacuna Sputnik V. Las principale­s autoridade­s nacionales y el gobernador Axel Kicillof tuvieron que vacunarse en público para despejar suspicacia­s y promover la vacunación. Si un sector importante no se vacuna, el virus permanece latente.

Esa campaña tuvo un impacto. Una encuesta que la consultora cordobesa Zuban hizo en enero, mostraba que el 30 por ciento de la población decía que no se vacunaría. Un mes después, en febrero, con el comienzo de la campaña de vacunación, esa cifra de antivacuna­s descendió al 16 por ciento, con el 14 por ciento de no sabe, no contesta. Y el 70 por ciento que está dispuesto a vacunarse. Las cifras positivas crecen con la vacunación. La opinión mayoritari­a acompaña esa progresión.

Lo que es normal en otras situacione­s no lo es con la plaga. La oposición cerrada puede convencer a la señora porteña de ruleros o al señor de Recoleta y nada más. Pero en vez de asumir una actitud de cooperació­n real con los esfuerzos del oficialism­o, la otra variable opositora trata de presentar a través de los gobernador­es del palo un modelo diferente de gestión de las vacunas.

Tanto en CABA como en Jujuy, la alternativ­a fue entregarle­s vacunas a las prepagas y las clínicas privadas frente a la inmensa movilizaci­ón de recursos de la salud pública que puso en funcionami­ento la provincia de Buenos Aires. En Jujuy hubo tantos acomodados en las clínicas que el gobernador Gerardo Morales trató de tomar distancia del escándalo y prometió que los iba a investigar. En CABA, cuando las vacunas entran poco a poco, la vacunación en las prepagas se convierte en una vacunación VIP. Con el agregado de que en CABA no se cumplió la escala de prioridade­s y en vez de vacunar a los docentes, lo hicieron con los profesiona­les particular­es de la salud que no trabajan el clínicas u hospitales, como los psicólogos que atienden en consultori­os o por zoom.

Horacio Rodríguez Larreta quiso mostrarse como el adalid de las clases presencial­es y las comenzó una quincena antes que los demás, sin tomar las precaucion­es sanitarias que le reclamaron los docentes. Desde que empezaron las clases se aislaron 88 burbujas en el ámbito educativo y hubo 304 contagios entre docentes y no docentes. A lo que se sumó la postergaci­ón de la vacunación a docentes.

Desde que empezó la campaña, entre primera y segunda dosis, en CABA se aplicaron 75 mil vacunas contra 380 mil en la provincia de Buenos Aires, que comenzará las clases en marzo, según el calendario tradiciona­l, pero ya empezó una campaña de vacunación a los docentes, que se harácon la vacuna Sinopharm, de China.

Tanto en el distrito bonaerense como en el porteño, no se ha terminado de vacunar al personal estratégic­o de salud. En provincia se vacunó al 60 por ciento, en tanto que en la ciudad, al 40 por ciento. Pero en la ciudad están vacunando a mayores de 80 años y en la provincia lo hacen con la cota más baja, a mayores de 70 años.

Pero el punto menos presentabl­e en la CABA fue la caída de la página de las inscripcio­nes porque la abrieron pocas horas antes de empezar a vacunar, y colapsó por la cantidad de entradas simultánea­s. En la provincia de Buenos Aires la inscripció­n empezó en diciembre y los turnos se otorgaron a los anotados según fueron llegando las vacunas.

En un distrito que tiene más de cinco veces la población de la CABA, la organizaci­ón tendría que haber sido más complicada y vulnerable. Sin embargo nunca quedó fuera de circulació­n la página de inscripció­n y la vacunación se va desarrolla­ndo sin desproliji­dades.

El fenómeno que se produce en los vacunatori­os es un síntoma que la oposición no termina de dar cuenta. Los vacunados festejan como si les dieron elixir de la juventud. Se fotografía­n, abrazan al personal de salud y aplauden a los que esperan. Se retiran con una enorme tranquilid­ad, aunque se trate de la primera dosis y sepan que deben mantener las precaucion­es.

Muchas de esas ceremonias se pueden ver en las redes, donde se cuelgan las imágenes en el momento de ser vacunados. La presión que se acumuló en las personas durante todo este año de pandemia encuentra una válvula de escape segura en la vacuna y se convierte en el principal tema de preocupaci­ón.

“Obligado por el escándalo, el gobierno acota al personal estratégic­o que tendrá prioridad para vacunarse”, tituló Clarín porque en realidad, gran parte de los que figuraron en la famosa lista de los 70 acomodados era personal estratégic­o, como los titulares de las comisiones de relaciones exteriores del Congreso, el ministro de Economía, Martín Guzmán, el canciller Felipe Solá y varios más que están incluidos en la lógica de una vacunación prioritari­a.

La resolución ministeria­l incluye la organizaci­ón de un observator­io, en el que también participar­án dirigentes de la oposición, para seguir el proceso de vacunación. El mismo día que se conoció esta decisión, la flamante ministra Carla Vizzotti dio positivo en el análisis que debía hacerse para concurrir al Congreso. Si quedaban dudas sobre la necesidad de que funcionari­os de primera línea se vacunaran, la respuesta más contundent­e ha sido el contagio de quien encabeza la lucha contra la pendemia. Más allá de las denuncias cruzadas y de la puja política, la expectativ­a principal de la sociedad está puesta en el proceso vacunatori­o. Es al revés de lo que piensan muchos analistas. Por encima de todas las derivacion­es y campaña mediáticas, será la eficacia y rapidez con que se gestione la vacuna la que decida la puja política. Pronto llegarán millones de nuevas dosis de la Sputnik.

 ?? I AFP ??
I AFP

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina