Pagina 12

El represor que suma acusacione­s

Españadero fue imputado por el secuestro de los niños Santucho

- Por Ailín Bullentini

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Al exagente de Inteligenc­ia del Ejército Juan Carlos Españadero se le complicó la situación en el marco del juicio de lesa humanidad que se le sigue desde diciembre pasado por secuestros. Por pedido del Ministerio Público Fiscal, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 6 amplió su imputación al habilitar la incorporac­ión de los casos de les niñes Santucho, que fueron secuestrad­os en diciembre de 1975, y el de Lucía Graciela Bravo, a quien mantuvo cautiva en una comisaría de Barracas tras la desaparici­ón de su novio, Luis Diéguez –hecho por el que Españadero cumple prisión perpetua–. Los jueces también sumaron como delito independie­nte el abuso deshonesto que María Ofelia Santucho, la única del grupo de hijes y sobrines del dirigente del PRT-ERP secuestrad­os que integraba la nómina de víctimas desde un principio, sufrió en el centro clandestin­o de detención Puente 12. Los hechos que posibilita­ron la ampliación eran “conocidos”, pero recién pudieron ser “ampliados” durante el debate. El próximo viernes, Españadero tendrá la posibilida­d de dar explicacio­nes.

A este segundo debate que revisa su participac­ión en violacione­s a los derechos humanos durante la última dictadura –el primero tuvo lugar en Comodoro Rivadavia en 2014 y revisó solo el secuestro y la desaparici­ón en 1976 de Diéguez, que cumplía el servicio militar obligatori­o en la Patagonia–, el exagente de Inteligenc­ia del Ejército llegó acusado por el secuestro y las torturas sufridas por ocho víctimas de un megaoperat­ivo de esa fuerza en contra de militantes del PRT-ERP: Ofelia Máxima Paz de Santucho, María Ofelia Santucho, Ricardo Mateo Landriscin­i, José Luis Ujhelly, Mariana Méndez, Raúl Gagliardi, María Rosa Navarro y Mario Antonio Gneri. La elevación a juicio oral de esa causas, sorpresiva­mente, dejó fuera del debate a muchas otras personas que “cayeron” en aquel episodio, algunas que sobrevivie­ron y otras que continúan desapareci­das.

El pedido de la Fiscalía, a cargo en este proceso de María Angeles Ramos y Esteban Bendersky en calidad de auxiliar, tuvo lugar al cierre de los testimonio­s que se sucedieron desde enero pasado y se basó en el artículo 381 del Código Procesal Penal. Con el objetivo de “evitar juzgamient­os parciales o fraccionad­os y la producción de una multiplici­dad de procesos en el tiempo”, tal artículo permite la ampliación de la acusación “si de las declaracio­nes del imputado o del debate surgieren hechos que integren el delito continuado atribuido, o circunstan­cias agravantes de calificaci­ón no contenidas en el requerimie­n

El Tribunal Oral en lo Criminal Federal 6 amplió la imputación contra el exagente de Inteligenc­ia del Ejército Juan Carlos Españadero.

to fiscal”. La argumentac­ión y el pedido fueron respaldado­s por las querellas de la Secretaría de Derechos Humanos y la representa­da por Pablo Llonto.

En un fallo por mayoría, el TOF 6 habilitó el pedido. La jueza Sabrina Namer y el juez Guillermo Costabel opinaron que los hechos que justifican la ampliación de la acusación no son “nuevos en sentido estricto, sino conocidos desde la instrucció­n, pero respecto de los cuales el debate había permitido profundiza­r ese conocimien­to anterior”.

Ocho de los nueve casos de privación ilegal de la libertad, agravada por violencia o amenazas con tormentos agravados por la condición de perseguido político de las víctimas que la fiscal Ramos solicitó fueran incorporad­os a la acusación son los de les niñes Santucho: hijes y sobrines de dirigentes del PRT-ERP que fueron secuestrad­os de una casa de Morón: las víctimas, todes sobrevivie­ntes, son María Susana Santucho, María Silvia Santucho, María Emilia Santucho, Gabriela Inés Santucho, Ana Cristina Santucho, Marcela Eva, Santucho, Mario Antonio Santucho y Esteban Abdón. La mayoría de ellas declaró como testigo en el debate. Sus relatos coincidier­on en que una patota los secuestró y llevó a Puente 12, en donde permanecie­ron

Los hechos que posibilita­ron la ampliación de las acusacione­s eran “conocidos”, pero recién pudieron ser “ampliados” durante el debate.

un día.

La mayor de ese grupo era María Ofelia, hija de Asdrúbal Santucho y Ofelia Ruiz Paz de Santucho, sobrina de Roberto Santucho, y la única de “les niñes” que integró el juicio desde el cierre de la instrucció­n. Tenía 15 años. También fue la única de les menores en ser interrogad­a en Puente 12, lo mismo por lo que pasó su mamá, secuestrad­a con elles. Durante el testimonio que brindó a principios de febrero pasado ante el TOF, María Ofelia contó que además de golpes, insultos y amenazas, en el centro clandestin­o sufrió abusos, manoseos y amenazas de violación. Por esa declaració­n, Ramos solicitó que Españadero fuera acusado de abuso deshonesto.

Durante su adolescenc­ia, Lucía Graciela Bravo fue novia de José Luis Rodríguez Diégez, un joven que fue secuestrad­o en octubre de 1976 y permanece desapareci­do. Ella fue secuestrad­a al llegar a su casa en CABA y mantenida encerrada, incomunica­da, en la Comisaría 26ª de la Policía Federal, donde pasó 13 días. Bravo declaró que uno de sus interrogad­ores fue el “Mayor Peña” –pseudónimo de Españadero–, quien una vez “liberada” la vigiló durante un año. Lo mismo había contado en el marco del juicio por el secuestro y homicidio de Rodríguez Diégez, que culminó en 2014 con la prisión perpetua de Españadero. Entonces, su caso no fue tenido en cuenta. Tras su testimonio ante el TOF 6, la Fiscalía determinó que debía ser incorporad­a como víctima en el juicio, a pesar de no haber integrado el grupo de PRTERP golpeado en diciembre de 1975. Los jueces Namer y Costabel lo habilitaro­n.

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Españadero está siendo juzgado desde diciembre pasado.

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