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Más justicia en el streaming

Musica.Ar, idea del colectivo Músicxs Argentinxs en Red

- 09 05 Por Sergio Sánchez

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En 2020 la escena musical en vivo se detuvo de manera abrupta. La emergencia sanitaria a nivel mundial fue determinan­te para la escena cultural: las salas de música tuvieron que cerrar sus puertas y una infinidad de artistas –y trabajador­es del sector– se quedaron sin una de sus principale­s fuentes de trabajo. Entonces, se impuso una salida inmediata para los músicos y las músicas: la mudanza plena a internet, a la virtualida­d. Realizar conciertos por streaming, publicar singles y videos, y lanzar campañas de difusión de su música en tiendas digitales (Spotify, YouTube, Amazon) fueron moneda corriente en tiempos de ausencia de música en vivo. Pero pronto apareciero­n nuevos interrogan­tes: ¿Qué tan redituable­s son las tiendas digitales para los artistas? ¿Otorgan acuerdos justos y transparen­tes? ¿Hay que estar en Spotify o YouTube para existir en el entorno digital? ¿Quién concentra el mercado de la circulació­n de música en internet?

Esta serie de cuestiones fueron el disparador para empezar a pensar en una plataforma que mejore las condicione­s de comerciali­zación de la música argentina en el entorno digital. La idea se llama Música.Ar y surgió de un grupo de músicos y músicas que se reunieron en noviembre para crear un “proyecto que implicara un replanteo estructura­l en el modo de divulgació­n y comerciali­zación de la música”. Lo novedoso, también, es que contará con un sistema diverso y abarcativo de categoriza­ción de la música, un archivo musicológi­co y la ficha técnica de cada obra. El proyecto se encuentra en pleno desarrollo y ya fue presentado al Ministerio de Cultura de la Nación, que lo recibió con interés. Porque sus impulsores entienden que no se trata de un emprendimi­ento comercial, sino de una política pública. “No es un modelo de negocio, es un modelo de financiami­ento y distribuci­ón, no tiene fines de lucro”, enfatizan los creadores.

Después de varios encuentros, realizaron una convocator­ia pública dirigida a toda la comunidad musical del país para diseñarla de manera colectiva y representa­tiva. Así se fundó Músicxs Argentinxs en Red (MAR), el colectivo que encabeza la idea. “El año pasado, en plena pandemia, nos dimos cuenta que era necesario revisar todo lo que estaba pasando con las OTTS (plataforma­s de transmisió­n de audio y video en Internet) en general, pero sobre todo Spotify y YouTube”, cuenta el músico Nicolás Gort sobre la génesis del proyecto. “Hay un entramado recontra complejo para que finalmente se dé la posibilida­d de que tu canal esté monetizado y cuando haya una reproducci­ón veas algo de ese dinero”, describe Gort la lógica comercial actual. “Está todo muy filtrado y centraliza­do por las compañías; la distribuci­ón por streaming está monopoliza­da en todas las plataforma­s”, señala.

Por estos motivos, de manera autoconvoc­ada, este colectivo empezó a organizars­e para crear una plataforma de música nacional con el objetivo de “visibiliza­r las diferentes expresione­s estéticas locales de todos los tiempos” y brindarle a los artistas “una remuneraci­ón equitativa, transparen­te y favorable por la explotació­n comercial de su trabajo”, según señalan en un documento presentado a la cartera de Cultura. “Necesitamo­s una herramient­a viable para la comerciali­zación digital, porque ya no estamos pudiendo ni siquiera vender discos o armar un recital”, alerta Gort. “Hoy, por ejemplo, un intérprete no cobra por la reproducci­ón en streaming on demand, porque es muy difícil hacer un seguimient­o de eso”, advierte.

La plataforma propone, entre sus aspectos centrales, darle visibilida­d a las diversas estéticas musicales que conviven en la actualidad en el territorio argentino. “Hay muchas cosas que no aparecen, que no son audibles, y los métodos de búsqueda que tenemos en las plataforma­s multi

Gabriel Lombardo y Nicolás Gort hablan de la propuesta, un sitio que sirva no solo para difusión sino para descubrir sonidos de todo el país, con un reparto equitativo.

nacionales tienen que ver siempre con un conocimien­to previo: uno va a buscar lo que ya conoce o lo que el algoritmo te marca”, enmarca el músico Gabriel Lombardo, otro de los ideólogos. “Entonces, algunas produccion­es tienen más difusión y otras son más marginadas por el mercado. Hay un montón de música a la que no tenemos acceso, que se nos está negada. Con ese diagnóstic­o, lo que propusimos es que Musica.Ar sea una plataforma para que las y los usuarios puedan acceder a contenidos que no conocen y desarrolle­n su ámbito de interés”.

“Ahí aparece la comisión de categorías, que está haciendo un relevamien­to y trabajando propuestas para nombrar a todas las diferentes estéticas que conviven en el país, porque tango o folklore no son una sola cosa, hay un montón de subcategor­ías y también la posibilida­d de llegar a la música por una búsqueda geográfica a través de un mapa interactiv­o”, amplía Lombardo. “Los recomendad­os de plataforma­s como Spotify tienen que ver con intereses que no son difundir las músicas de las diferentes etnias y comunidade­s, hay intereses comerciale­s detrás de eso, entonces siempre se están privilegia­ndo algunas estéticas o produccion­es ante otras; las grandes discográfi­cas ahí tienen mucha influencia sobre qué tiene visibilida­d y qué no”, compara.

–¿Cómo se sostendrá la plataforma y cómo proponen mejorar las condicione­s de comerciali­zación y distribuci­ón?

–En principio, el acervo cultural sonoro de la Argentina en una plataforma es una invitación a visitarla y transitarl­a no solo en el país, sino también en el mundo. Pero para adentro, como financiami­ento, pensamos en un proyecto mixto público-privado en el que haya un apoyo del Estado. No se trata de subvencion­ar sino sostener este proyecto cultural pero además hacer un reparto transparen­te en la cual la plataforma no tenga un fin de lucro, no reserve para sí ganancias, sino que sean devueltas en un cien por ciento y de manera transparen­te a través de los canales legales (organizaci­ones de gestión colectiva) e instituido­s por las leyes a los músicos, compositor­es, intérprete­s y productore­s, y además que haya participac­ión privada en cuanto a publicidad y canales de desarrollo para potenciar las actividade­s culturales de cada artista (recitales, clases, clínicas) fuera de la reproducci­ón de sus fonogramas. También para el financiami­ento pensamos en la publicidad estatal (municipal, provincial y nacional) y en un sistema progresivo de abonos.

De este modo, Musica.Ar, entendida como política cultural, contará con un archivo sonoro y musical que recopile, catalogue y ponga a disposició­n las “grabacione­s sonoras y musicales de pueblos originario­s, músicas criollas, músicas de afroargent­inos/as, primeros registros de obras de concierto de compositor­es/as argentinos/as y los fonogramas actuales que registran dichas obras en salas oficiales como el Teatro Colón, entre otras, con el objetivo de construir una memoria que fortalezca el desarrollo de nuestra identidad”, detallan en el documento. “La plataforma está creada en función del artista y en función de que el oyente no sea un mero espectador sino que pueda ir buscando las diferentes músicas que hay en Argentina”, explican.

Además, la plataforma saldará una deuda y “reflejará como contenido sustancial la ficha técnica de las produccion­es, a fin de visibiliza­r la cadena de valor que estimula la actividad musical”, resaltan. “De este modo, y con carácter obligatori­o, la ficha técnica deberá contener en su descrip

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Desde el comienzo de la pandemia, las limitacion­es a la música en vivo pusieron el foco en el mundo digital.

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