Una defensa insólita
La defensa de Marcelo D’Alessio pidió la absolución e inmediata libertad del falso abogado y admitió que el acusado creó “un personaje”, se hizo “pasar por alguien influyente, con poder”, pero esa actitud no lo convirtió en “extorsionador” porque “no era creíble”. D’Alessio “se presentaba como abogado, economista, funcionario de la Embajada de Estados Unidos, miembro de la DEA y la AFI; se hacía pasar por alguien influyente con poder para ofrecer servicios de analista o intermediación”, admitió su defensor Santiago Finn en el alegato final del juicio por intento de extorsión al empresario Gabriel Traficante. El defensor sostuvo que su cliente ofrecía un servicio y a cambio pedía cobrar dinero, pero que la acusación en su contra tuvo “carácter político”. Para el defensor, no hubo delito porque “toda la locuacidad” de D’Alessio “estuvo destinada a convencer, no a imponer, en todo caso buscó engañar, pero no intimidar y era un ardid bastante burdo”.