Mundial manchado con sangre
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Los hombres pobres han sido siempre la carne de la molienda. Ponen el cuerpo como se pone una cruz en una sepultura. Hombres que se alimentan de abismos. Existe este momento y este sepulcro. Cientos de miles de emigrantes asiáticos llegan a Qatar como esclavos de la nueva modernidad. De inmediato los esconden, les cambian la mirada, les prohíben la mezcla, el contacto, el roce. Los quieren lejos, apartados, sepultados de silencio. En mundos enteros que no se nombran. Los lugareños los “huelen”, los “olfatean”. Saben que están ahí. A unos pocos kilómetros de distancia, ocultos en barracones. Están ahí para levantar sus ciudades, sus rascacielos, sus centros comerciales –con pistas de esquí a 40 grados a la sombra– sus casas, sus hoteles, sus estadios manchados de sangre. Lo saben. Han venido para eso. En viajes de ida y vuelta, con regreso obligado. No los quieren. Pero los necesitan. Necesitan sus brazos baratos, sus “palas mecánicas” sin refinar, mestizas, venidas a lomos desde las espaldas del mundo para edificar un mar de hormigón en un desierto sin nombre, sin vida, a cielo abierto, como tumbas de escorpiones.
La explotación del trabajo esclavo, casi feudal del “sistema Kafala”, se aplica con regularidad en los países petroleros del Golfo Pérsico. El modelo se repite con insistencia en los Estados subidos al exhibicionismo extravagante. Consiste en controlar y monitorizar “ejércitos” de trabajadores inmigrantes dedicados principalmente a la construcción y al servicio doméstico. El sistema autoriza a las empresas restringir derechos de forma indiscriminada, como la libertad de movimiento, la libre circulación por el país, las entradas y salidas de sus viviendas-barracones, la retención de pasaportes y la aplicación desmedida de multas diversas relacionadas con los comportamientos sociales. El Comité Supremo de Entrega y Legado ( SC) del Mundial de Qatar manifestó que no se mantiene en la actualidad el “modelo Kafala”, pero reconoció haberse utilizado al inicio de las obras de los estadios, según recoge el portal Pro Football Reference. Diversas ONG sostienen que el procedimiento se mantiene vigente camuflado en entramados subcontratos de grandes constructoras como Qatar Meta Coats.
La inseguridad laboral y los decesos de trabajadores inmigrantes son otros de los cuestionamientos de diversas ONG sobre la responsabilidad y la ineficacia de las autoridades gubernamentales. La ONG Fundación para la Democracia Internacional denunció en 2019: “Todo el planeta debe saber que el Mundial de Fútbol de 2022 se jugará en estadios manchados de sangre”. La Confederación Sindical Internacional calcula en 1800 los fallecidos y denuncia constantemente las deficientes medidas de seguridad. Las autoridades qataríes reconocen 34 decesos. La FDI estima en 3.400 los cuerpos repatriados a sus países de origen.
Se desconoce la increíble cantidad de humanidad que se va detrás de esta tragedia. Las muertes de los esclavos modernos nos ha recordado, visceralmente, la intensa fragilidad de la vida. Esa indiferencia desapacible, ese rencor de clase que se proyecta sobre el prójimo ejerciendo nuestra más exquisita crueldad.
Los parias invisibles seguirán llegando a los desiertos de oro negro, como si no existieran, pero llegando, como montañas de imperfecta humanidad. Los espera el desprecio, el racismo, la miseria y el trabajo esclavo. Les queda la tristeza, extraviarse, dudar, sentir, dejarse llevar, hablar de lo que les espera ahí afuera, y sobrevivir. En un desolado territorio donde se construye, día a día, esa demente fantasía de una sociedad sin extranjeros. Extranjeros sin dinero, claro está. Cosas de gente rica.
IEl entrenador de San Lorenzo, el uruguayo Paolo Montero, prometió un equipo con “intensidad y actitud”, para afrontar la Liga Profesional, que comenzará ante Arsenal de Sarandí, como visitante, el domingo próximo. “El domingo tenemos que demostrar para que está el equipo, no hay excusas. Dar el 110 por ciento, jugar con intensidad y transmitir la actitud que vamos a buscar los tres puntos”, aseguró el técnico en conferencia de prensa que se realizó en el Nuevo Gasómetro.
El entrenador, de 49 años, destacó que el gran objetivo del equipo es clasificar a la próxima Copa Libertadores, si es que se mantiene “el actual plantel”. En la conferencia, Montero no confirmó la llegada al club del arquero Augusto Batalla y del defensor colombiano Cristian Zapata, aunque dijo que “en algunos puestos no faltan cambios, pero sí faltan nombres”.
El entrenador no confirmó el equipo que se enfrentará ante Arsenal aunque destacó que en el mediocampo la dupla conformada por Néstor Ortigoza y Yeison Gordillo “se complementa muy bien”. “Néstor tiene más visión de juego y Gordillo le da agresividad y recorrido; llega a todos los sectores para presionar”, aseveró el ex defensor de Juventus de Italia.
Pese a no contar para el partido del domingo con los hermanos paraguayos Angel y Oscar Romero (llegaron el jueves por la noche y deberán cumplir unos días de aislamiento, luego de participar en la Copa América), el técnico consideró que son importantes para el equipo. “Oscar puede jugar de doble cinco y Angel como segunda punta o segundo extremo. Tienen mucha calidad y personalidad, con este plantel se pueden complementar bien y le aportan dinámica al juego”, opinó Montero.
Con bajas sensibles, como la del los delanteros Franco Di Santo (distensión en el isquiotibial derecho) y Ezequiel Cerutti (esguince de rodilla derecha), del defensor Alejandro Donatti (sobrecarga muscular) y los Romero, el técnico no confirmó el equipo para enfrentar a Arsenal.