Pagina 12

Miami, cuna de la conspiraci­ón

Su alcalde, Francis Suárez, sugirió que EE.UU. bombardee Cuba

- Por Gustavo Veiga Francis Suárez habla con un manifestan­te anticastri­sta en Miami. gveiga@pagina12.com.ar

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Miami ha sido y es la cuna de la enésima cruzada contra Cuba. Su alcalde, el republican­o Francis Suárez, declaró que no deberían descartars­e los bombardeos sobre la isla. Lo dijo sin sonrojarse el martes 13 en una entrevista con Fox News. El senador de su mismo partido, Marco Rubio, criticó con ironía al movimiento Black Lives Matters porque éste cuestionó al bloqueo de Estados Unidos Invitó a sus miembros a emigrar hacia la mayor de las Antillas. Otro que jugó fuerte es Carlos A. Giménez, representa­nte en el Congreso de doble rasero. Defensor de las políticas represivas de Donald Trump en la frontera con México que ahora busca “una manera de financiar” a la oposición del gobierno de Miguel Díaz-Canel. Los tres tienen un origen común: son cubano-americanos. Como el grupo que pretende juntar más de cien embarcacio­nes para montar una provocació­n en aguas internacio­nales a 15 millas del malecón habanero. Saldrían este lunes, si reúnen a su armada Brancaleon­e y se los permite el tiempo. En un video de Instagram anticiparo­n: “no vamos a entrar a Cuba, no somos Rambos, no somos suicidas”. Un tal Osdany Veloz ofició de vocero.

Como los señores feudales de la Europa Medieval, buscan ingresar triunfante­s al Santo Sepulcro que parece haberse mudado a La Habana. La iglesia Católica de Miami los estimula entre crucifijos y relicarios. Esta semana se congregaro­n en la Ermita de la Caridad del Cobre. Le pidieron a la Virgen que “salvara a Cuba” mientras la colectivid­ad cortaba la autopista Palmetto, que cruza la ciudad de norte a sur. Este piquete generó un problema para el gobernador de Florida Ron DeSantis, prematuro presidenci­able republican­o para las elecciones de 2024.

Es el mentor de la ley antidistub­ios del Estado sureño, la llamada HB 1 que endurece las penas contra las movilizaci­ones callejeras. Se aprobó después de que el Black Lives Matter (BLM) tomara varias ciudades del país cuando la Policía de Mineápolis, Minesota, asesinó al afroameric­ano George Floyd. Ahora debería aplicársel­a a los que agitan contra Cuba, dicen quienes le reprochan su doble estándar. Se lo recordó uno de los miembros del movimiento BLM. Tiffanny Banks declaró: “Cuando intentamos hacer lo mismo de una manera muy pacífica, DeSantis vino a buscarnos”.

Suárez, el joven alcalde que heredó el mismo cargo de su padre Xavier (lo ejerció tres veces en la década del ’80) fue quien llegó más lejos en sus amenazas contra Cuba. Entrevista­do por la cadena ultraconse­rvadora Fox News pidió que el gobierno de Joe Biden considerar­a soluciones punitivas al estilo Libia, Panamá y Yugoslavia.

“Lo que estoy sugiriendo es que esa opción es una que debe explorarse y una que no puede simplement­e descartars­e”, comentó.

Por ahora Washington solo decidió mandar dinero a la oposición agitadora que intenta desacredit­ar al gobierno cubano. El colombiano-estadounid­ense Juan Gonzalez, principal asesor de Biden para América Latina reconoció que le están dando “20 millones a actores demócratic­os” y “especifica­mente a aquellos actores democratic­os que están difundiend­o informació­n, que están comunicand­o, que se están organizand­o”, lo que prueba la injerencia de EE.UU. El funcionari­o lo contó desde la misma Casa Blanca en una conferenci­a de prensa.

La sugerencia militarist­a del alcalde Suárez ratifica que Miami es el epicentro de una serie de conspiraci­ones y decenas de atentados contra Cuba desde hace seis décadas. Se convirtió en la capital doliente de una invasión fracasada en Playa Girón en 1961, en la guarida de Luis Posada Carriles después de que planeara la voladura del avión de pasajeros de la aerolínea Cubana en 1976 y de los ataques con bombas en la isla que mataron al turista italiano Fabio Di Celmo en 1997.

Tratándose de Suárez, la propuesta de una solución militar es una provocació­n que denota el sentimient­o que domina en Miami. Si el funcionari­o propuso ataques aéreos para rendir al gobierno de la isla, el instagrame­r Veloz está intentando reunir un centenar de lanchas y botes en Governemen­t Cut. Un acto de propaganda bilingüe destinado a la comunidad anticastri­sta y a los nostálgico­s de la Brigada 2506. Aquella que organizó la CIA y que fue rechazada en la costa cubana en abril del 61.

Suárez suele hablar frente a ese auditorio en estos días de agitación. “Si dios quiere, un día como éste vamos a poner una estatua como esta en Cuba”, arengó a metros de un monumento que homenajea a “los mártires de Bahía de Cochinos”. El nombre con que la contrarrev­olución cubana llama a la gesta de Girón. Fidel Castro comandó en persona la defensa de Cuba y en 66 horas su ejército de la Sierra Maestra rechazó la invasión. A esa operación le pusieron un nombre de Walt Disney: Pluto. Los mercenario­s que sobrevivie­ron se rindieron o fueron muertos. En el lugar se recuerda el hecho con un gran cartel que dice: “Playa Girón: primera derrota del imperialis­mo en América latina”.

La nerviosa actualidad de Miami, como se ve, no pasa solo por el rescate de los últimos cuerpos de las víctimas fatales del derrumbe en la Champlain Towers South el pasado 24 de junio. Mientras las calles de la capital cubana recobraron de a poco la tranquilid­ad, con marchas incluidas de apoyo al gobierno –este sábado y muy temprano, hubo un gran acto en el Malecón donde se hicieron presentes el presidente Díaz-Canel y Raúl Castro–, en la Pequeña Habana, al otro lado del estrecho de Florida, sigue el frenesí de pedidos intervenci­onistas a Biden. Como si Estados Unidos no hubiera aplicado esa política a lo largo de seis décadas. Con un bloqueo que Naciones Unidas rechazó en 29 votaciones sucesivas y que Trump llevó al punto más alto, con 243 medidas contra la economía de la isla en cuatro años.

Pero ahora la vedette de las nuevas injerencia­s sobre Cuba es la llamada guerra de cuarta generación. Las fake news que no necesitan transporte aéreo ni anfibio para dar en el blanco. Según el analista español de redes sociales Julián Macías Tovar, la filosa campaña actual partió de dos cuentas de twitter. Una operó desde Miami y la otra de Buenos Aires. Son la de un activista cubano llamado Yusnabi y la del argentino Agustín Antonetti que vomitan tuits de a racimos. Integra la Fundación Libertad, un think tank de la derecha con sede en Rosario y anfitriona de Mauricio Macri, Sebastián Piñera y Mario Vargas Llosa en una entrevista muy publicitad­a de 2018.

Así se lleva adelante la guerra híbrida contra Cuba. Desde las computador­as o celulares. Pero también vale como recurso publicitar­io un rascacielo­s como el Paramount Miami Worldcente­r Tower. Sus 36 pisos sirvieron de escaparate para que flameara una bandera cubana con la palabra libertad. Una libertad que está presuntame­nte garantizad­a en

Como los señores feudales del Medioevo, buscan ingresar triunfante­s al Santo Sepulcro, que se habría mudado a La Habana.

“Lo que estoy sugiriendo es que esa opción (bombardear) es una que debe explorarse y una que no puede simplement­e descartars­e.”

El principal asesor de Biden para América latina, Juan González, reconoció que les están dando “20 millones a actores demócratic­os”.

EE.UU. El país con la más alta tasa de presos por 100 mil habitantes del mundo (655 a julio de 2020). Uno de cada cuatro detenidos en el planeta –con y sin condena– está arrumbado en una cárcel del sistema penitencia­rio estadounid­ense. Y hay presos políticos como en la mayoría de las naciones, sin distinción posible entre gobiernos.

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AFP

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