Qué tipo de vacunas deben usarse
El debate sobre la inmunización específica en chicos
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De acuerdo a la experiencia internacional, los adolescentes están recibiendo las mismas vacunas que utilizan en adultos. No obstante, esta situación podría cambiar para la población menor de 12 años. “Pfizer está inoculando en adolescentes las dosis ya establecidas para adultos. Moderna, en sus ensayos, empleó las mismas vacunas también. Lo que se plantea en muchos casos para las poblaciones pediátricas es utilizar una dosis menor para disminuir la reactogenicidad, es decir, las reacciones que se experimentan al inocular la dosis”, advierte Castelli. Al respecto, Gollan explica: “Esto es así, fundamentalmente, por dos razones: por la contextura de los chicos, pero sobre todo por las características que adquiere el sistema inmune. Cuanto más joven, más hiperactivas tienden a ser las defensas, es decir, reaccionan más. Por ello es que son tan fundamentales las pruebas clínicas, para mensurar las cantidades de acuerdo a cada grupo etario”.
Sobre ello propone su punto de vista Florencia Cahn, médica (UBA) y presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología. “A la fecha, Pfizer utiliza la misma dosis para adolescentes y adultos, con lo cual, no cuenta con una dosis pediátrica. Y para Sinopharm, se prevé lo mismo también. Contamos con la referencia de la vacuna antigripal: hay marcas que brindan la misma concentración para niños y adultos, mientras que hay otras que, en su formulación pediátrica, utilizan la mitad. A partir de los tres años de vida suele ser la misma cantidad de sustancia activa para todos por igual”, subraya la experta.
Más allá de la dosis que se emplee, resulta medular comprender por qué sería fundamental la inmunización de los niños y adolescentes. Una de las razones más importantes es que, además de ser posibles portadores del Sars CoV2, también lo transmiten. Bajo esta premisa, Gollan comparte su postura: “La primera etapa de la vacunación tenía el objetivo de bajar la tasa de mortalidad. Y la realidad indica que en los chicos y adolescentes menores de 18 esa tasa es ínfima con respecto a los adultos. Por ello, el foco estuvo colocado en la población que podía afrontar casos graves y fallecimientos. El segundo paso que buscamos dar es intentar cortar las líneas de contagio; para ello, necesitamos avanzar sobre la mayor cantidad de población posible y restringir así la circulación”.
La inmunización de los menores de 18 años es fundamental si el objetivo de Argentina es alcanzar la inmunidad de rebaño, es decir, inocular entre el 60 por ciento y 70 por ciento de la sociedad. Si bien su tránsito por la covid no suele ser grave, algunos exhiben cuadros complicados y luego experimentan secuelas. Una de las más comunes es la enfermedad de Kawasaki, que se caracteriza por una inflamación de las arterias del organismo que perjudica a los órganos principales, como riñones, corazón, hígado y cerebro. Es multisistémica y multiorgánica y, si bien tiene baja mortalidad (fallecen tres pacientes de cada 100 mil), los chicos deben estar internados y recibir corticoides, con lo cual, se vuelve una situación que los invalida y les impide seguir con su rutina.
Cahn enfatiza en el beneficio individual y colectivo de la campaña de vacunación contra la Covid. “Las estrategias de inmunización se piensan con un beneficio individual que proteja a quien recibe su dosis, así como también un beneficio indirecto de quienes los rodean. De manera que hay un aspecto positivo para los niños, niñas y adolescentes que se inmunizan frente al Sars CoV-2 y, sobre todo, para aquellos que tienen una condición de riesgo que los expone a desarrollar una forma grave de la enfermedad. Me refiero a diabéticos, obesos, personas con enfermedades pulmonares y cardíacas crónicas”. Y remata: “Al mismo tiempo, si se tiene al 70 por ciento de la población vacunada es posible disminuir la circulación viral y proteger a aquellos que, o bien no están vacunados, o bien, sí lo están pero tal vez no respondieron de forma adecuada a la vacuna”. De esta manera, no solo descenderán las hospitalizaciones y la mortalidad, como ya se está advirtiendo, sino también el número de casos por el descenso del ritmo de la propagación viral.